El mimo que divierte a los mendocinos en Reñaca

Es chileno y todos los días se instala en una esquina frente a la playa a desplegar su histrionismo. Transeúntes, automovilistas y hasta los carabineros son sus “víctimas” ante la risa de todos.

El mimo que divierte a los mendocinos en Reñaca

Un grupo de personas se agolpa inexplicablemente frente a un semáforo en pleno centro de Reñaca y, aunque todo indica que tienen paso, allí se quedan expectantes.

Es que un inesperado show llama su atención y como están de vacaciones no hay rutina que los apure. Se trata del mimo llamado Pity, que interactúa con cada turista y auto que pasa creando una situación que dispara más de una carcajada.

A veces imita a un joven que va caminando con aires de modelo y en otras intercambia las gorras de dos adultos que van caminando. También frena a los vehículos -aún cuando tienen verde- y se hace pasar por inspector de tránsito o se sube con ellos para recorrer algunos metros. Cuando pasan los carabineros, la policía chilena, se hace el distraído, silba y pretende estar limpiando las barandas al costado de la calle.

Detrás del maquillaje blanco y la nariz negra de Pity se encuentra Alan Mura (24), un artista y autodidacta chileno que en abril pasado dejó todo para crear su personaje. Oriundo de Villa Alemana, un pueblo cerca de Valparaíso, viaja todos los domingos hacia Reñaca para desarrollar su show a partir de las 16.30.

“Esta es mi primera temporada y veo que la gente me recibe muy bien”, contó a Los Andes durante un descanso de su show en Borgoño y Costanera, frente a la playa. Allí se encontró un público muy variado compuesto por niños, jóvenes y adultos de Mendoza y otras provincias argentinas, además de Chile y Brasil.

“Es un espectáculo para todo tipo de espectador, no discrimina y eso es lo bueno que tiene trabajar en la calle”, remarcó.


Un arte riesgoso
Creativo y transgresor Alan no elige desempeñarse en una plaza o en otro lugar destinado sólo a peatones, sino que siempre prefiere pararse en un semáforo y actuar entre los autos. "Me gusta así. Primero porque es original y segundo, porque implica algún riesgo y eso a la gente le gusta. Es una manera diferente de hacer reír", señaló.

Tal es el riesgo de su trabajo que una vez durante un show fue atropellado. “Por suerte tenía unas rodilleras que me protegieron del golpe, sino se me hubiera quebrado la rótula”, recordó. Si bien a partir de allí intenta ser más cuidadoso, asegura que no piensa modificar su rutina: “El accidente me dio más fuerzas para seguir adelante”.

Otra contra de esta elección es que permanentemente corre peligro de ser “corrido” por los carabineros por obstruir el tránsito. “Acá son muy estrictos y por eso no se ven muchos artistas callejeros, pero como ven que a la gente le gusta me dejan trabajar”, indicó.

Él se siente agradecido de poder vivir de lo que ama. “La cooperación voluntaria a través de la gorra me permite crear un espectáculo para todo tipo de gente, la que tiene y la que no tiene dinero”, relató Alan. Ese trabajo le ayuda a mantener a su familia compuesta por su mujer, dos hijas y “un cachorrito que viene en camino”.

Antes de ser el mimo Pity tuvo “mil pegas”, como le llaman en Chile al empleo. “Estuve en la construcción, en una compañía de celulares y hasta fui independiente, pero mi nueva profesión cambió mi vida”, expuso quien también realiza shows en su ciudad natal y en Quillota.

Si bien asegura que no le gusta pensar en el futuro sino vivir siempre el presente, reconoció que tiene pensado juntarse con otro mimo para crear un espectáculo en conjunto y también realizar cursos para perfeccionarse. “En lo laboral tengo muchos sueños, pero siempre se van viendo en el camino”, cerró el artista.


Risas y arte en la playa
Encantada por las bromas del mimo, Camila (20), una de las tantas mendocinas que recorren las calles y playas de Reñaca en estos días, se quedó media hora observando el show.

“Me llamó la atención ver tanta gente junta mientras estaba en la playa, pensé que había habido un accidente, pero me acerqué y no me pude parar de reír”, comentó la joven, que vacaciona junto a sus amigas. “Acá no traje la billetera pero si no le daría algo de plata porque es muy bueno”, añadió.

Mientras sus papás los miraban a lo lejos, Tomás (12) y Facundo (9) se aproximaron a ver al mimo mientras era entrevistado por este diario. Ambos lo observaban atentos y casi incrédulos por la forma en que hablaba.

“Nos gustó mucho cómo paraba los autos, allá no hay ningún artista que haga algo igual”, remarcaron los chicos antes de correr a pedirles monedas a sus padres. Por supuesto, la familia también llegó a estas playas desde Mendoza.

Andrés (42), otro mendocino, cruzaba la calle con su sombrilla playera cuando Pity se la sacó y la abrió en el medio de la calle. “Me sorprendió y me dio mucha risa, está muy bueno que interactúe así con la gente”, dijo lejos de ofuscarse por la intervención del mimo.

Es más, para él debería haber más espectáculos callejeros en esta ciudad costera: “En otras playas tenés mucha más oferta de este tipo que está buenísimo para divertirte cuando estás de vacaciones”.

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