“Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe” y se rompió nomás. En la última bola de la noche, Pisculichi puso la pelota como con la mano para ese gran cabeceador que es Pezzella -gol a San Lorenzo en la Superfinal- y el Millo acertó un pleno. Por más que la historia haya sido diferente a la de hace diez días, River se llevó más de media clasificación en el bolsillo. Superó las adversidades que se le plantearon a partir de la ausencia de hombres como Teo Gutiérrez, Maidana y Vangioni, pero sin renunciar al libreto que viene mostrando en el torneo doméstico. Presión en ataque, circulación de pelota, movilidad y toque corto en espacios reducidos para abrir huecos.
Sin embargo, esta vez Godoy Cruz salió decidido a bloquear esos circuitos de juegos y a proponerle fricción en el medio. El equipo de Mayor, que tomó la polémica decisión de dejar en el banco al capitán Fernández, copó la parada y le cambió ataque por ataque al último campeón y equipo sensación del momento. Entonces, el partido no demoró en armarse. Lo tuvo Ramírez, pero se desvió en un rival y salió al córner. Respondió River, con una jugada idéntica al del primer gol de Sánchez en el 4-0, sólo que esta vez Pisculichi se lo devoró en el punto del penal.
Por la dinámica que le imprimían ambos, pintaba para partidazo pero el trámite comenzó a caer en un pozo. Los espacios se achicaron y a los dos les faltó profundidad. Cayeron en el terreno de la fricción, de la pierna fuerte. Sin embargo, la zurda inteligente de Pisculichi hacía daño en cada balón que partía de su botín. Como en ese cambio de frente que encontró a Rojas, pero que Moyano -atento- alcanzó a anticipar cuando Boyé se relamía.
El Expreso lucía mejor que en el último duelo ante el Millo y se animaba a más porque, en una de ésas, López quedó de cara a Barovero, pero Mercado cruzó milagrosamente cuando el ex Temperley iba a definir. La mejor jugada colectiva de ese PT llegó sobre el pitazo de Trucco. Luego de una serie de toques entre Rodríguez, López, Ramírez, Ayoví, Velázquez mandó el centro y González, que llegaba libre por el segundo palo, la paró y levantó el remate.
Las palabras de Gallardo en el entretiempo, surtieron efecto porque River fue otro. Se pareció más al puntero del torneo y llegó bastante al área del Tomba. Mercado avisó con un centro que casi se mete en el segundo palo. Después, Mora levantó el remate cuando Sánchez lo había dejado sin marca y hasta el palo izquierdo del arco de Moyano le dijo no a un zurdazo de “Piscu” y Sánchez se lo morfó en el rebote con el “1” vencido.
River era más e inclinó la cancha. Godoy Cruz esperaba, aguantaba y apostaba a la contra. A esa altura, Mayor había mandado a la cancha a Garro y Cabrera, pero nada cambió. El Tomba renunció a atacar y la visita se animó. De la mano de su eje creativo fue arrinconando al Expreso. Tanto es así, que Moyano se erigía en la figura de la noche pero River está dulce. Con el último suspiro se llevó una victoria que mereció antes. Al Tomba no le alcanzó con el esfuerzo. Hace falta algo más de juego, justo eso que River viene mostrando por doquier a lo largo del semestre.