Inglaterra retiene el aliento: una eliminación en la primera fase de "su" Mundial de rugby sería no solo una humillación deportiva, sino también un accidente industrial para la federación, patrocinadores y el principal difusor.
Para escapar a ese funesto escenario, el XV de la Rosa deberá ganar a Australia el sábado en Twickenham en un partido de alta tensión. “El equivalente de una final de Copa del Mundo”, dijo el seleccionador Stuart Lancaster.
Es sin duda un poco más que eso, ya que una victoria sería un alivio más que un acto de gloria y una derrota sería una afrenta, la de ser la primera nación organizadora en caer eliminada en la primera fase, nada menos que el país inventor de este deporte.
El seleccionador, que estaría inevitablemente en el banquillo de acusados pese a que su contrato fue ampliado seis años en 2014, personificaría un fracaso sísmico que tendría repercusiones más allá del terreno. Para la Federación inglesa, sería una auténtica catástrofe. Tenía la ambición de organizar el mejor Mundial de todos los tiempos y a la vez exponer al mundo su saber hacer e inspirar a los jóvenes ingleses a jugar al rugby.
A menudo criticada por no haber sabido capitalizar la victoria sorpresa de 2003 en Australia, la RFU invirtió de forma masiva esta vez para transformar el torneo, organizado en casa y difundido de forma gigantesca, en una enorme operación de promoción.
"Pero para ello, hay que ganar y que surja una gran estrella nacional. Son las victorias y los héroes los que inspiran a los jóvenes", señala Simon Chadwick, profesor de economía del deporte en la Universidad de Coventry. Por el momento, ninguna de estas condiciones se ha cumplido.
Una eliminación precoz constituiría también un golpe duro para los patrocinadores de la federación. "El impacto sobre las ventas de camisetas por ejemplo sería palpable, sería muy duro para Canterbury", la marca del XV de la Rosa, estima Simon Chadwick.
Principal patrocinador del torneo, la marca de cervezas Heineken cruza los dedos. "Si Inglaterra es eliminada, el interés del país va a disminuir radicalmente. Incluso si somos una marca global, sería una pena perder un mercado tan fuerte”, indica su director de activación, Hans Erik Tuijt. Los propietarios de los famosos pubs ingleses también están preocupados.
“Sería un golpe duro”, afirma Neil Walker, representante de la Asociación de Pubs y Cervezas de Gran Bretaña, Camra. Para la cadena ITV, difusor exclusivo de la Copa del Mundo, sería un "desastre potencial", según Phil Hall, responsable de MediaCom, mayor agencia publicitaria del Reino Unido.
Según él, ITV podría perder “entre 1 y 2 millones de libras (1,37 a 2,7 millones de euros) por partido" con una disminución de hasta un 40% de las tarifas de la publicidad. “El resultado del sábado tendrá una incidencia real sobre el balance de ITV, pero también sobre el mercado publicitario y la economía”, afirma.
Confrontado a estas cifras, ITV, que reunió a 8,3 millones de telespectadores de media el sábado para el Inglaterra-Gales, prefiere no hablar del tema.