Daniel Deputat, psicólogo y director de la escuela de manejo Paso a Paso, explica que el miedo es una emoción fundamental para el ser humano, porque se vincula con la supervivencia de la especie y funciona como un sistema de alarma. Sin embargo, planteó que a veces “suena” cuando el peligro no es real -generalmente es el caso de los adultos que están aprendiendo a manejar- o no se activa, como suele ocurrir con los más jóvenes, que no registran las situaciones de riesgo al volante.
Esta escuela no sólo tiene un enfoque de trabajo desde la psicología y entiende la enseñanza como un proceso (de ahí el paso a paso), sino que se trabaja particularmente con los miedos. También se toma al auto como si fuera otro cuerpo que el conductor se pone para ir más rápido y que hay que aprender a controlar.
Por otra parte, se cobra un monto por lección práctica -en lugar del paquete que se suele ofrecer en otras escuelas-, ya que si bien el promedio es de nueve, se entiende que cada persona es diferente y puede necesitar más o menos clases para aprender a conducir.
Falta más supervisión oficial
Como presidente de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES), Carlos Trad Fager manifiesta que hay pocas escuelas de manejo en la provincia y no están bien distribuidas en el territorio. Asimismo, sostiene que la tendencia marca que en un futuro todos los conductores se van a formar como profesionales en este ámbito, con un título que los habilite, y que esto es positivo porque cuando enseñaban los padres trasladaban buenos consejos pero también vicios.
Sin embargo, señaló que la mayoría de las escuelas locales tienen varios déficits. El primero, que casi enseñan únicamente a poner cambios pero no manejo defensivo ni mecánica ligera. Además, que las prácticas son sólo en calles y no en rutas o autopistas también, donde se generan situaciones complejas y esto tampoco se incluye en el examen final, que es relativamente sencillo. En general, no tienen vehículos de doble comando, con dos volantes y dos juegos de pedales, lo que en el resto del mundo se considera imprescindible. El alumno debería, añadió Trad Fager, tener un seguro.
Asimismo, el especialista en seguridad vial opinó que tendría que realizarse una auditoría a las escuelas y academias por parte de un organismo de control externo, como una universidad. Esto, para llevar estadísticas de cuántos alumnos de cada una aprueban y qué número de ellos protagonizan accidentes, de manera de ir ajustando la tarea que realizan.
80% de aprendices mujeres
Alan Vera, director de Driving Escuela de Conductores, señala que 80% de las personas que toman clases de manejo son mujeres y que la franja etaria de la mayoría de los alumnos comprende entre 20 y 40 años. Sobre los motivos que expresan los asistentes, detalló que otras personas no tienen tiempo para enseñarles pero que también hay padres que están preocupados por los accidentes de tránsito y quieren que sus hijos aprendan mejor.
En esta empresa han diseñado tres opciones, con distinta cantidad de clases prácticas de acuerdo al nivel de experiencia del alumno, ya sea que se trate de alguien que nunca manejó o alguien que dejó de hacerlo por un tiempo y desea refrescar sus conocimientos.