Atrás parecen haber quedado los días en que la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y los músicos callejeros eran protagonistas de un resonante conflicto.
Por un lado, los artistas que pedían que se los dejara trabajar interpretando sus obras en la Peatonal y otros espacios públicos. Por el otro, la comuna alegaba la necesidad de una ordenanza que acomodara los espacios y los horarios, y hasta manejaba la posibilidad de que los músicos que quisieran desempeñarse debieran gestionar un permiso especial.
Con la paz firmada y un acuerdo alcanzado -hace casi 2 años entró en vigencia el actual Código de Convivencia, aunque se eliminó el apartado que hacía obligatorio ese permiso-, por estos días la Peatonal Sarmiento y la misma calle San Martín (o mejor dicho, sus veredas) se han transformado en escenarios a cielo abierto donde los músicos trabajan, se lucen y hasta “hacen unos pesos”, al tiempo que los turistas y mendocinos que transitan a diario por estos puntos disfrutan y musicalizan felizmente su rutina.
“Actualmente son aislados los conflictos con inspectores. Por lo general se dan con artistas que no son de la provincia o que recién empiezan, que no conocen la situación. Los otros ya hemos acordado -por ejemplo- que no haya más de dos bandas o músicos por cuadra, y hacerlo en horarios prudentes en que no moleste a nadie. Se ordenó un poco la situación, hemos notado que la gente lo disfruta mucho y, por otro lado, aparentemente los vecinos dejaron de denunciar o quejarse. La Municipalidad dijo que eso fue lo que llevó a regular la actividad”, destacó el músico Damián Villegas (30), acordeonista de Biciswing, banda protagonista de una de las clásicas postales musicales con que uno se cruza en el microcentro mendocino casi a diario.
“Todos los días voy y vengo caminando al centro y escucho música con los auriculares. Pero cuando paso por la Peatonal, me los saco un rato para escuchar qué cantan los artistas, juego a identificar la canción en el menor tiempo posible y hasta paso cantándola cerca de ellos. Siempre trato de dejarles algún billete en la gorra”, contó Nahuel (32).
“Estamos siempre atentos a que los músicos puedan trabajar y ganarse su sustento. Logramos en su oportunidad un buen acuerdo con el municipio que felizmente se está respetando. Nos parece fantástico que los vecinos y los turistas valoren el arte callejero”, destacó por su parte Carlos Casciani, presidente del Movimiento Independiente de Músicos Mendocinos (MIMM) y baterista de Los Alfajores de la Pampa Seca.
Para todos los gustos
En la esquina de España y Peatonal, al costado del ingreso a una sucursal bancaria, se escucha “Fortunate Son” de Creedence Clearwater Revival. Ya en calle San Martín, a metros de la esquina con Garibaldi, una guitarra y un sikus dan vida a una interesante versión de “Wish You Were Here” -Pink Floyd-.
En la misma calle San Martín, casi en la entrada del edificio del Ente de Turismo, la apuesta es mayor y casi una banda completa monta su escenario en el lugar.
“Hasta saben ubicarse bien para interrumpir lo menos posible el tránsito de los peatones. Cuando se instalan acá nos alegran la mañana o la tarde”, confesó durante la mañana de ayer Alberto (61), quien trabaja en la Galería Tonsa.
“Por suerte hemos notado que los artistas se van animando cada vez más y cuando empiezan a estar más lindos los días, salen más. Es probable que cuando empezó todo, desde la Municipalidad hayan temido que se descontrolara la situación y hubiera una invasión de músicos callejeros. Pero siempre se mantuvo ordenado”, destacó Villegas.
Por la cantidad de músicos que integran la banda, la rareza de sus instrumentos (hay hasta un banjo) y el estilo de música que hacen -precisamente swing-, los Biciswing han sido desde el principio referentes de los músicos callejeros en Mendoza.
“Por suerte hay un montón de gente que nos felicita y se copa con la banda, hay buena onda. Lejos de disminuir la cantidad de músicos después del código de convivencia, creció y fue fundamental que se terminara la persecución”, destacó su acordeonista.
Durante el mediodía de ayer, en la pérgola ubicada en la Peatonal -entre San Martín y 9 de Julio- tuvo lugar un concierto de Tango por los Caminos del Vino (dentro del cronograma oficial de actividades de la comuna). Y, al igual que ocurre a diario con los artistas callejeros, los transeúntes y comensales que se disponían a almorzar en el lugar contaron con la compañía de la música.
“No es lo mismo la Peatonal sin música. ¡La vida no es la misma sin música!”, resaltó entusiasmada Nilda (74), quien paseaba junto a su hija y se quedó a disfrutar del evento.
La crisis también se siente en "la gorra"
Más allá de la buena recepción por parte de los paseantes al cruzarse y escuchar las melodías, la crisis no ha gambeteado a los músicos callejeros.
“Es increíble cómo se nota la crisis en la gorra. Nosotros empezamos siendo 5 y, en un día normal de trabajo, podíamos sacar 200 pesos para cada uno trabajando sólo 2 horas. Hoy somos 8 y cada uno ha tenido que ir buscando otras cosas para poder tirar”, contó Damián Villegas (Biciswing), quien también trabaja como delivery.
De hecho, durante los últimos meses la banda cambió su tradicional locación de la Peatonal por la esquina de San Martín y Buenos Aires, ya que pasa más gente y es una mayor recaudación en potencia. “Los jueves a la mañana estamos fijos en esa esquina y por la tarde volvemos a veces a la Peatonal”, sintetizó Villegas.