El Mercosur: un instrumento de estabilidad geopolítica en la región - Por Gabriel A. Fidel

A pocos días de cumplirse 28 años de la creación, queda claro que favoreció la estabilidad política en la región.

El Mercosur: un instrumento de estabilidad geopolítica en la región - Por Gabriel A. Fidel
El Mercosur: un instrumento de estabilidad geopolítica en la región - Por Gabriel A. Fidel

En las últimas décadas se multiplicaron los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio que contribuyeron a aumentar el volumen del comercio internacional. La creación del Mercosur, un 26 de marzo 1991, no fue ajena a esa tendencia gracias a la visión de Alfonsín y Sarney a mediados de los ochenta. Entendían las nuevas condiciones de la economía mundial y propiciaban un viraje geopolítico en las relaciones entre Brasil y Argentina. Luego se le sumarían Paraguay y Uruguay y posteriormente Venezuela.

El acuerdo tuvo un impacto importantísimo en el volumen de comercio intrarregional. De apenas 765 millones de exportaciones en 1980, se pasó a casi 16.900 millones de dólares en 2012, pero luego fue declinando. Si consideramos lo ocurrido desde el último superávit comercial que tuvo Argentina en el año 2003, posteriormente por 15 años consecutivos el déficit comercial con Brasil alcanzó casi US$ 60 mil millones.

El intercambio comercial fue descendiendo. En el año 2000, de todo lo que Brasil le compraba al mundo, el 12,25% se lo compraba a Argentina, aunque bajó a alrededor de un 6% en 2017 y 2018. Desde el punto de vista de las exportaciones brasileñas, Argentina también perdió importancia. En el año 2000, de todo lo que Brasil le vendía al mundo, el 11,32% se lo vendía a Argentina. Este porcentaje bajó al 8,29% en el 2017 y 7,79% en 2018. El comercio creció vertiginosamente en la primera mitad de vida del Mercosur, pero en la segunda tuvo una fuerte declinación.

Paradójicamente, en los últimos años en los que reinaba un creciente fervor discursivo por la integración regional, aumentaba el desinterés por los aspectos comerciales y la Argentina sufría un déficit fenomenal en la relación con Brasil. Además, lejos de seguir aquel postulado del “regionalismo abierto” de Cepal, el Mercosur se encerraba en sí mismo.

El resultado es que exportamos alrededor del 12% de nuestro PBI, casi la mitad que otros países de ingresos medios-altos, y tenemos acuerdos comerciales que representan solo un 10% del comercio mundial.

A pocos días de cumplirse 28 años de la creación del Mercosur, queda claro que fue un instrumento formidable que favoreció la estabilidad geopolítica en la región, cambiando sustancialmente la relación entre Argentina y Brasil. En lo económico, permitió aumentar mucho volumen de comercio en la región, pero no logró eliminar todas las trabas ni transformarse en la plataforma de integración con el mundo que debe ser.

Tenemos escasos acuerdos comerciales y un volumen de comercio muy bajo, inclusive con nuestros vecinos de América Latina y miembros de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración).

El Mercosur tiene un enorme valor y la agenda es clara. Debemos cuidar lo conseguido, corregir lo que no funciona y eliminar las barreras internas al comercio. Debe modernizarse para fortalecer la importancia estratégica que le dio origen. Debe adaptarse a la dinámica de los cambios regionales y globales y transformarse en la plataforma adecuada para suscribir grandes acuerdos extrarregionales. Debe estrechar más relaciones con más países, para que nuestros productos no deban pagar los aranceles que nuestros competidores no pagan.

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