Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
Está claro que se acabó el romance. Los hombres de negocios no tienden a tener fe sino a manejarse con precisiones y eso es lo que está faltando en las acciones del equipo económico del gobierno de Macri.
Hay datos que preocupan al mercado acerca de las finanzas públicas. Ayer se conoció que las medidas tomadas por el gobierno con la intención de reactivar la economía ya han costado a las arcas públicas $ 100.000 millones. Y si se suman las referidas al impuesto a las ganancias, con escalas incluidas, habría que sumar otros $ 100.000 millones anuales.
Las dudas están sobre la forma en que se financiará el déficit, sobre todo porque se van conociendo los giros que el gobierno nacional hace a las provincias para pagar sueldos. Todo esto hace que el gobierno se haya metido en un laberinto. Como el mercado no cree, se refugia en el dólar. Los exportadores liquidan lo menos posible esperando nuevas devaluaciones. El Banco Central sube las tasas al 38%, lo que asegura que no haya inversiones y no se reactive la economía, que es lo que el gobierno necesita.
Son momentos de muchos nervios porque todos temen que la única salida sea hacer el ajuste que se quiso evitar. Porque el problema argentino es la inflación y salvo no emitir y paralizar obras, no se ha tomado ninguna medida eficiente para dar señales claras que den la sensación de estar en el buen camino.
Está claro que mientras no haya precisiones, el mercado se mantendrá quieto, no habrá inversiones y la sociedad comenzará a verlo. Se están multiplicando los pedidos de concursos preventivos en varias provincias, junto a suspensiones o despidos. Son sólo tres meses, pero el escenario era conocido.