La producción y el mercado mundial de opio y cocaína se encuentran en máximos históricos, los estupefacientes sintéticos se expanden y los fallecimientos por consumo de drogas aumentan, alertó Naciones Unidas en su Informe Mundial sobre Drogas.
"Si tuviera que describir el informe de este año, lo haría como el de los récords: tenemos una producción en máximos de opio y cocaína", explicó en Viena Angela Me, coordinadora del informe y jefa de estadísticas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd).
"Desde que hemos empezado a monitorear la situación, nunca hemos visto un nivel así de producción", agregó Me sobre un panorama que calificó de "cada vez más complejo".
"Las drogas tradicionales, como la heroína y cocaína, han vuelto. Pero además hubo intervenciones récords de sustancias sintéticas", recordó Me.
La experta explicó que para calcular la producción de drogas sintéticas no se utilizan los mismos métodos que con las derivadas de plantas, como la cocaína, y que la intervención de precursores químicos o alijos son un indicio del tamaño de ese mercado.
"El hecho de que veamos de nuevo incautaciones récords es un indicio de que también el mercado de sustancias sintéticas está expandiéndose", resumió.
La experta reconoció que, teniendo en cuenta estos datos, el informe de este año "apenas tenía buenas noticias".
La producción mundial de cocaína en 2016 alcanzó el nivel más alto jamás registrado, con unas 1.410 toneladas. Pese a ese récord, los precios de esta droga no bajaron por un aumento del consumo en sus mercados principales: Estados Unidos y Europa.
Además, la ONU se mostró especialmente preocupada por la expansión del consumo de cocaína en Asia, un mercado enorme donde esa droga se vende a un precio mayor que en EEUU.
"Es preocupante que el mercado esté llegando también a Asia. Asia es un lugar donde la cocaína es algo relativamente nuevo, y también a la hora de aplicar la ley no son tan diestros para reconocerla y atrapar a los traficantes", explicó Me sobre el mercado asiático.
Entre 2016 y 2017, la producción mundial de opio aumentó un 65 % hasta las 10.500 toneladas, el registro más alto desde que la ONU comenzó a calcular la producción mundial de opio a comienzos de este siglo. El 90% de esa cantidad procede de Afganistán.
Que el opio y sus derivados, como la heroína, hayan inundado los mercados ha provocado una aguda caída de los precios de esas drogas.
El opio letal
Las drogas más letales son, precisamente, las derivadas del opio, entre ellas la heroína o la morfina, así como sus sucedáneos sintéticos, como el fentanilo, y que en total causan las tres cuartas partes de los fallecimientos.
Estas drogas no solamente pueden matar por sobredosis, sino que su forma de consumo por medio de jeringuillas es un peligro añadido por la transmisión de enfermedades como la hepatitis C o el VIH, el virus que causa el sida.
El informe concluye que, actualmente, "los tipos y combinaciones posibles de drogas para los consumidores nunca ha sido tan amplia".
Según el informe de la ONU, unas 450.000 personas murieron en el mundo en 2015 por el consumo de drogas, un 60 % más que en el año 2000.
El aumento de los fallecimientos se atribuye al incremento de la producción de opio, a nuevos analgésicos y tranquilizantes de origen ilegal y, en general, a la proliferación de sustancias que ha creado "una complejidad sin precedentes en el problema de las drogas", según el reporte.
El consumo no médico de opioides que se obtienen con receta -ya sea de forma legal o ilegal- se "está convirtiendo en una gran amenaza para la salud pública en todo el mundo", advierte el informe.
La Onudd recuerda que sólo en EEUU las sobredosis causaron más de 63.000 muertes en 2016, en gran medida debido al consumo por vía intravenosa de derivados del opio y opioides sintéticos usados como tranquilizantes o analgésicos.
Se multiplican los adictos mayores de 50 años
La ONU ha detectado por primera vez un aumento del consumo de drogas entre personas mayores de 50 años, una tendencia nueva relacionada con el envejecimiento de la población y que puede suponer un desafío para los sistemas sanitarios de los países occidentales.
"Hay más gente joven tomando drogas que personas mayores, pero por primera vez desde que tenemos estadísticas el consumo de drogas entre personas de más edad está aumentando", explicó Angela Me, autora del informe y directora de estadísticas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd).
Los datos de esta incipiente tendencia, que todavía debe investigarse más en profundidad, según la Onudd, provienen de países en América del Norte y Europa, donde se registra un envejecimiento general de la población.
Por ejemplo, en Estados Unidos, entre 2006 y 2016, el número de consumidores de drogas de más de 50 años pasó de 3,6 millones a 10,8 millones.
Si se compara con la cifra de las personas de ese grupo de edad que tomaron alguna droga en 1996, unas 900.000 en EEUU, el número de consumidores mayores se ha multiplicado por 12 en dos décadas.
En Europa, la tendencia es similar aunque menos acusada, con las tasas de consumo de cannabis entre las personas de entre 55 y 64 años creciendo a mayor ritmo que en ningún otro grupo de edad.
Entre los motivos de esta tendencia se señalan la menor percepción de riesgo, una mayor disponibilidad de estupefacientes, la automedicación para tratar dolores y otros problemas de salud o la continuación del consumo entre algunas personas a medida que envejecen.
Las sustancias más consumidas entre mayores de 50 años son opioides, analgésicos y cannabis, varias veces para aplacar dolor.
El informe destaca la tendencia global -aunque más aguda en Occidente- al envejecimiento de la población y señala que en 2050 un tercio de la población de todos los continentes -excepto África- tendrá más de 50 años.
Entre los actuales consumidores de más edad, Angela Me apuntó a "una combinación de personas que comenzaron a utilizar drogas jóvenes y han envejecido y, por otra parte, personas que buscan paliativos al dolor o a otros problemas".
Entre los primero, Me señala a la generación de los "baby boomers" -nacidos entre mediados de los 40 y los 60- y que fueron quienes "en Occidente empezaron a utilizar las drogas más que la generación anterior".
Según los datos disponibles, el perfil del consumidor mayor de 50 años es varón, soltero, con un nivel bajo de estudios, y también consumidor de alcohol y tabaco.
Según advirtió Me, "el tratamiento de drogas entre personas mayores es mucho más complicado" porque el consumo suele ir acompañado de un peor estado de salud, tanto físico como mental.
El peligro de “la red oscura” de Internet
La venta de narcóticos a través de la red oscura o "darknet" sigue aumentando a pesar de que varios organismos y autoridades han clausurado diversas plataformas que se utilizaban ese comercio ilícitos.
"Se han desmantelado plataformas de ventas de droga en la red oscura, pero no se sabe exactamente el alcance total del mercado y tampoco si este golpe contra las mafias ha sido efectivo", dijo el representante regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para Centro América y el Caribe (UNODC), José Vila del Castillo.
Naciones Unidas incluyó el tema de la red oscura, evidenciando que el comercio ilícito a través de la misma tiene un crecimiento a pesar de las restricciones impuestas.
De acuerdo al informe, antes de que cerrara en 2015 AlphaBay -considerado el supermercado más grande de drogas de la internet oscura- la ONU constato que contenía más de 250.000 listas para drogas ilegales y productos químicos, más 200.000 usuarios y 40.000 vendedores.
Además, en un operativo mundial de seguridad las autoridades tuvieron éxito en derribar la plataforma comercial Hansa, descrita como el tercer mercado criminal más grande en la web oscura.
La ONU señaló que aunque la escala del tráfico de drogas en la red oscura sigue siendo limitado, ha mostrado signos de rápido crecimiento.
Las autoridades europeas estimaron que a principios de 2016, las ventas de drogas en la red oscura estaba entre los 14 y 25 millones de dólares por mes, equivalente a cerca de 170 y 300 millones de dólares por año.