Luego de una jornada de furia en Argentina, los analistas tenían un ojo puesto en las pantallas que indican el movimiento en la mesas de dinero y el otro en la TV, a la espera de novedades sobre lo ocurrido en una reunión que lideraba el presidente Mauricio Macri en la quinta de Olivos.
El jefe de Hacienda, Nicolás Dujovne, ingresó a la quinta presidencial a la 8:37 del viernes, para avanzar en la definición sobre el mayor ajuste fiscal que propondrá al Gobierno al Fondo Monetario Internacional para renegociar el acuerdo crediticio.
Los ánimos estaban muy caldeados en torno al jefe de Estado. La guardia de Casa Militar le pidió a la prensa que llegó hasta la puerta de Olivos que se retire del lugar o al menos se mantenga distante.
Tras cerrar el jueves con un dólar de 37 pesos comprador y 38,20 pesos vendedor en sus pizarras, el Banco Nación ofrecía el billete en los mismos precios.
El mercado sigue esperando una reacción fuerte el Gobierno, que en medio de una crisis de desconfianza anunció que dará a conocer medidas recién el lunes, mientras crece el malestar en la golpeada clase trabajadora.
El Banco Central viene de subir el jueves a un altísimo nivel del 60% anual las tasas de interés, una herramienta usada mientras no puede vender más reservas justamente por una imposición del FMI en el marco del acuerdo de crédito firmado el 20 de junio pasado.
El peso cayó sólo en la víspera un 13,1 por ciento, a 39,25 unidades por dólar en el mercado mayorista. En lo que va de 2018, la moneda local acumula una caída del 52,5 por ciento, siendo una de las líderes en el derrumbe entre las monedas de las economías emergentes.