No busquen más, tampoco intenten discutirlo. Pero pueden ponerle pruebas que total ya demostró que las supera. El futsal de Mendoza reafirmó que es el mejor del país de la mano de su Selección más importante, la masculina, la que piensa, arma, moldea y dirige Armando Corvalán, el DT más ganador de la historia de la provincia, junto a su cuerpo técnico.
El contexto era inmejorable. Si alguien alguna vez había soñado con salir campeón del Argentino, la manera fue esta. El guión era así, era perfecto, no podía ser mejor.
Repasemos: el objetivo era defender un bicampeonato luego de consagrarse en 2016 a estado repleto en Talleres; el lugar de los hechos era la cuidad más austral del mundo y, casualmente, el sitio de residencia de los subcampeones de la edición anterior. Ushuaia, la isla entera, esperaba a la Borravino con el cuchillo entre los dientes y con mucha, pero mucha sed de revancha. No solamente por la final en la temporada anterior, sino también por las semis del 2014 y 2015, todas con triunfo mendocino.
“Feliz día para todos, tenemos un hijo”, se escuchó fuerte y claro en el festejo mendocino luego del inapelable 4 a 1 en el ‘Cochocho’ Vargas.
Y esto sigue: el Argentino 2017 se presentaba como un torneo histórico a partir del arribo del fútbol de salón de la CAFS a la pantalla grande de la Argentina. DeporTV, a partir de la gestión del dirigente mendocino Mario Grancara, arribó con sus camionetas de satélite para contarle en vivo y en directo a un país en el que Mendoza es, por escándalo, la provincia más grande de todas.
¿Hay más? Los apellidos de la Selección. Corvalán armó la mejor desde que es DT. ¿Garantizaba algo? No, e incluso era más responsabilidad. Mendoza fue con un equipo que dependía de sí para ser invencible. Y lo fue.
Las bajísimas temperaturas (el termómetro jamás pasó de los 3 grados durante la semana de competencia y la térmica llegó a las dos cifras bajo cero), un estadio pituco y último modelo como el Vargas en contra, el crecimiento de Metropolitana, Comodoro que iba con todo, Ushuaia que no se le podía escapar, Corrientes que siempre tiene un plus y nunca entrega un partido, y el resto que puede sorprender.
¡Y un sorteo que ‘benefició’ a Mendoza! La Borravino quedó emparejada con rivales ‘débiles’, que no le regalaron nada y le jugaron la final del mundo en cada partido. ¿Los otros candidatos? Todos juntos en la Zona B. Pero calma, de ellos se encargaría después.
Mendoza fue de menos a más en Ushuaia. Jugó sus peores 20 minutos en el debut del torneo y casi se va al descanso perdiendo con Tucumán. De ahí en más no regaló nada. El proceso de adaptación al campo de juego y a una pelota que es impresentable (¿hasta cuándo se va a seguir desprestigiando al futsal argentino utilizando la marca Golty, la cual se ovala inmediatamente, tiene poca vida útil y lo único que hace es perjudicar al espectáculo y enfadar a los jugadores?) llevó un par de partidos pero una vez superado Mendoza fue imposible para sus rivales.
Tucumán (3-1) y Posadas (3-2) fueron pruebas jodidas en el marco de la adaptación, Paraná (8-1) no representó oposición alguna y días después descendió, y Formosa (3-2) fue otro examen duro porque con apenas un empate se metía en semis pero la Borravino le dio a Posadas la manito que necesitaba para estar entre los mejores cuatro.
El camino al tricampeonato, tarde o temprano, en grupos o playoffs, tendría a Metropolitana y Ushuaia del otro lado y lo sabían todos, jugadores y cuerpo técnico. Y así fue: la Metro le duró un tiempo (la Borravino se fue al entretiempo 4-0 arriba y después lo metió en un frezzer) y ante Ushuaia también fue goleada dando la última prueba de personalidad, superioridad, volumen de juego, carácter y jerarquía.
En la previa se podía anticipar que nadie era más que Mendoza y con el diario lunes hay que afirmar que nadie lo fue.
El tricampeonato fue consecuencia de un trabajo serio de todas las partes: cuerpo técnico, jugadores y dirigentes. En Mendoza se ocupan de todos los detalles y, si bien estos tampoco garantizan el título, sí te acercan a él.
El mejor futsal del país se juega en nuestros pagos. Quedó demostrado una vez más y la estrella 11 da cuenta de ello: Mendoza es la más ganadora de la historia y la fiel muestra de que el trabajo da sus frutos.
La intimidad de un plantel muy ganador
Mendoza se acostumbró a ganar. Hace cuatro años que juega finales y tres que las gana. Marcelo Mescolatti, Martín Cusa, Jonathan Gallegos y Federico Pérez son la "mesa chica" de un plantel que sabe de sus condiciones, desborda de humildad y siempre tiene un motivo para reír durante la concentración y la estadía en la ciudad del torneo.
Las multas por llegar tarde, usar el celular en cualquiera de las cuatro comidas (¡no se salva nadie de la delegación!) o no vestir la indumentaria de la selección, las llaves de otras habitaciones que aparecen/desaparecen eventualmente, las cámaras de seguridad del hotel que fueron requeridas para develar al autor material de alguna broma -porque el autor intelectual nunca se sabe-, el ritual de dejar poco presentable la cabeza de los debutantes (esta vez fueron Vega, Díaz y De Lucía) que al otro día no tienen más remedio que pelarse.
El loco durante la entrada en calor y las patadas (siempre "cariñosas") para los que quedaban atrapados en el medio mientras la pelota va de un lugar a otro, las chicanas con el cuerpo técnico, la integración de los más nuevos, la complicidad de los que llevan años en esto, la aprobación de uno de los caciques para la publicación de estos párrafos.
Las incontables cábalas por parte de todos, algunas individuales y muy pequeñas, otras del grupo y generales. Las constantes visitas al médico durante toda la semana por una conjuntivitis que pasó de uno a otro. “Son capaces de hacerme ir al hospital todas las mañanas solamente por una cuestión de cábala”, tiró Darío Brusadín, quien hizo las veces de delegado de la selección una vez más.
Mendoza es campeón desde el hotel y no quedan dudas de que sabe plasmarlo en la cancha. El grupo humano fue otra vez uno de los pilares de la vuelta olímpica y la Borravino supo construir otra vez sus logros desde afuera de la cancha.
Por primera vez, en la TV
DeporTV le dio por primera vez en la historia un alcance único al Argentino. Un año atrás Mendoza había sido pionera al televisar en vivo el torneo completo por TVeo. Esta vez, el canal estatal de deportes de la Nación hizo llegar las dos jornadas finales a todos los rincones de la Argentina y la señal también transmitirá a principios de noviembre la División de Honor que se realizará en nuestra provincia.