Probablemente no cause sorpresa entre los dueños de perros, pero un creciente cuerpo de investigación sugiere que el mejor amigo del hombre a menudo actúa más como humano que como canino.
Los perros pueden leer expresiones faciales, comunicar celos, mostrar empatía y hasta ver TV, según han demostrado algunos estudios. Han recogido estos rasgos como de gente durante su evolución de lobos a mascotas domesticadas, lo que ocurrió hace aproximadamente entre 11.000 y 16.000 años, dicen los expertos.
En particular, “prestarnos atención, llevarse bien con nosotros, (y) tolerarnos” ha llevado a características específicas que a menudo nos reflejan, dice Laurie Santos, directora del Laboratorio de Cognición Comparativa de Yale.
A continuación, algunos de los estudios más recientes que muestran el lado humano de nuestros compañeros caninos.
El espionaje social (o ver gente) es central para las interacciones sociales humanas, dado que nos permite identificar quién es agradable y quién no.
De acuerdo con un estudio publicado en agosto en la revista Animal Behaviour, nuestros perros también prestan atención.
En un nuevo estudio, los científicos examinaron a 54 perros que vieron a sus dueños esforzarse para sacar un rollo de cinta de un recipiente. Los perros fueron divididos en tres grupos: ayudante, no ayudante y de control.
En el grupo de ayudante, el dueño pidió ayuda a otra persona que sostuvo el recipiente. En el grupo de no-ayudante, el dueño pidió ayuda a una persona que le dio la espalda. En el grupo de control, la persona adicional optó por no ayudar sin que le pidieran asistencia. En todos los experimentos, una tercera persona “neutral” estaba en el lugar.
Luego de la primera ronda de experimentos, la persona neutral y el ayudante o no-ayudante ofrecieron comida al perro.
En el grupo de no-ayudante, los canes comieron con más frecuencia lo ofrecido por las personas neutrales, rechazando al no-ayudante. Sin embargo, en el grupo de ayudante, los perros no favorecieron ni a éste ni a la persona neutral. Los científicos habían observado previamente resultados similares en infantes humanos y monos capuchinos copetudos.
Entonces, ¿están los perros tomando partido al ignorar a la gente que trata mal a sus dueños? Solo la investigación futura podrá responderlo.
Los obligamos a ver
El seguimiento con la mirada es instintivo para muchos animales (incluyendo los humanos, chimpancés, cabras, delfines y hasta las tortugas de patas rojas) porque los alerta de todo, desde amenazas inmediatas hasta de un "arbusto de bayas particularmente sabroso", dice Lisa Wallis, estudiante de doctorado del Instituto de Investigación Messerli en Viena, Austria.
Anteriormente se creía que los perros solo seguían la mirada humana cuando involucraba comida y juguetes. Ahora, un nuevo estudio sugiere que los perros también siguen la mirada humana al espacio, pero solo si no han sido entrenados.
“Sabemos que deberían poder hacerlo”, dice Wallis, líder de la investigación publicada en agosto en la revista Animal Behaviour, pero el entrenamiento era “la pieza faltante del rompecabezas”.
En experimentos recientes, Wallis y sus colegas reclutaron 145 mascotas de raza border collie con una gama de edades y niveles de entrenamiento.
Los investigadores querían ver si la edad, habituación o entrenamiento influenciaban la tendencia de los perros a seguir la mirada humana.
Después, Wallis observó las reacciones de los perros mientras miraba hacia una puerta. Sorprendentemente, solo los border collie que no estaban entrenados siguieron su mirada (los animales entrenados la ignoraron). Eso pudiera deberse a que los perros entrenados aprenden a enfocarse en la cara de una persona, y no hacia dónde mira ésta.
Cuando Wallis y sus colegas dedicaron solo cinco minutos a enseñar a los perros no entrenados a ver su cara, empezaron a ignorar el instinto a seguir su mirada.
Aún más sorprendente es que los perros sin entrenamiento a menudo cambiaban la mirada entre ella y la puerta, desconcertados ante lo que ella estaba viendo. Este comportamiento, únicamente visto antes en humanos y chimpancés, se llama “verificación” o “ver dos veces”, indica.
“Esto nos enseña a todos que siempre deberíamos analizar si el entrenamiento tiene algún efecto sobre este tipo de estudios”, señala Wallis.
Los próximos pasos en la investigación de perros
En los humanos, el envejecimiento apresura el deterioro en la memoria a corto plazo y en habilidades de razonamiento lógico, dificultando incluso más el aprendizaje de nuevas tareas.
Investigaciones previas han encontrado deterioros similares en los perros, pero la memoria de largo plazo es un aspecto poco conocido de la biología de los perros.
Por eso, Wallis y sus colegas están estudiando la forma en que los perros (jóvenes y viejos) memorizan actividades, al igual que si estos animales pueden recordarlas meses después.
Los resultados todavía están en proceso, pero Wallis espera descubrir que es difícil, aunque no imposible, enseñar trucos nuevos a perros viejos.