Los indicios en la vida social del matrimonio Turpin, en California, no alcanzaron para que la comunidad detectara la situación de abusos y torturas a los que sometían a sus hijos, afirma la prensa local, al enumerar situaciones en las que los 13 chicos tuvieron algún contacto público.
La colectividad de Perris, en esa ciudad estadounidense, va reconstruyendo escenas a medida que aparecen testimonios tras develarse la semana pasada que 13 hermanos, de entre 2 y 29 años, vivían cautivos en la casa de sus padres, sometidos al hambre, la ignorancia y la atención sanitaria y torturados con restricciones de sueño.
“Han sido torturados, maltratados y abandonados durante años de maneras tan extremas que los hermanos están gravemente desnutridos y algunos muestran signos de deterioro cognitivo y daño en el sistema nervioso”, dijeron fiscales del caso, citados por Los Ángeles Times.
El abuso investigado comenzó hace décadas y empeoró en los últimos años a punto que los niños llegaron a estar tan aislados que algunos desconocían a los policías o los medicamentos, dijeron los fiscales.
Sin embargo, los chicos no estuvieron completamente ocultos del mundo exterior, pues fueron a Disneylandia y Las
Vegas y aparecen en fotos y videos en Facebook. Uno de los mayores incluso tomó clases en una universidad comunitaria.
El hermano de Louise Turpin contó a la prensa que ella interpretaba que su familia integraba un reality show: "Ella pensaba que el mundo quedaría fascinado por sus vidas", dijo Billy Lambert a Britain's Sunday People.
Los especialistas dicen que es difícil saber qué motivó a David Turpin, de 56 años, y a su mujer, de 49, a hacer públicas postales de su vida familiar al mismo tiempo que ocultaban el abuso y la tortura por los queso los acusa.
Según los fiscales, la pareja utilizó varios métodos para mantener a sus hijos aislados y fuera del alcance del público, lo que incluyó forzarlos a dormir todo el día y quedarse despiertos por la noche. Además, en vez de mandarlos a la escuela registraron un establecimiento privado en su casa.