Un espectáculo. De otra categoría. Por lo que demostraron en el primer juego, tanto Andes Talleres como el Club Obras Mendoza, ambos, merecen el ascenso a la Superliga.
Demostraron una vez más, por qué el Azulgrana fue el número 1 de la fase clasifictoria y la Gotita, el número 2. Regalaron un espectáculo único, vibrante, emocionante y que se tuvo que definir en doble tiempo suplementario.
Ganó el Matador por 89-88 y quedó a un triunfo del ascenso. Pero, el quinteto de Eduardo Nicastro la pasó mal. Lo ganó porque sacó a relucir esa jerarquía individual de jugadores como Maxi Bardini, quien, sin dudas, ha recuperado el nivel que supo demostrar cuando nació en Olimpia, luego pasó por GSM y en la etapa de ATSC en el Torneo Federal. Jugadorazo.
El base fue la figura con 22 puntos. Por el otro rincón, Obras jugó tres cuartos de manera perfecta. Entendió cada momento del juego. Metió una presión alta sobre los bases del dueño de casa, que le dio grandes dividendos.
En la zona pintada, neutralizó por completo a Santiago Agüero, una de las figuras de Talleres, quien recién en el último cuarto, pudo marcar alguna diferencia.
En ofensiva, Obras, desde la conducción de Adrián Matrich, movió muy bien el balón, seis o siete pases mínimos por ataque y cuando la pelota quedó en manos de Mauro Greco, todo se hizo más fácil. Imparable: 30 puntos. Para destacar también, la actuación de Mariano Ortiz, quien ingresó desde la banca y la rompió.
En el último cuarto, fue todo Matador, con un parcial de 16-4, pasó al frente. Ganaba por 3 puntos y en el último segundo, Matrich recibió una falta en la línea de 6.75. Convirtió los tres libres y suplementario.
En el primer tiempo extra, también era todo Azulgrana. Sin embargo, apareció Grecco, triple y segundo tiempo extra. Parecía que la Gotita se robaba la localía, pero reaccionó Talleres, no falló en ataque y defendió con el corazón para cantar victoria por 89-88.