El Mar de la China Meridional se denomina así por hallarse al sur de la potencia asiática. Cubre un vasto espacio que oscila entre 3,5 y 3,6 millones de km2. Sus aguas bañan las costas del archipiélago filipino, como así también la isla de Taiwán, el sureste de China, Malasia, Singapur, Indonesia, Tailandia, Brunei, Camboya y Vietnam. Al sur nos encontramos con la península de Malasia, Borneo. Además contiene más de 250 pequeñas islas, en algunos casos no más que picos montañosos que emergen de las aguas. Se hallan a su vez cuatro grupos de islas que son las más importantes: Spratly, Macclesfield, Paracelso y Pratas. Es un mar muy rico en vida marina, la que constituye parte fundamental de la alimentación de los pueblos de la zona. Esta riqueza ictícola, como consecuencia de la sobreexplotación a que ha sido sometida, produjo casi la desaparición de varias especies. También es rico en recursos naturales. Sus aguas cubren vastos reservorios de gas, quizá los mayores de toda la región. Asimismo, el subsuelo marino presenta también importantes yacimientos petrolíferos. Sin desdeñar aquellas riquezas, sin embargo, su mayor valor estratégico radica en la navegación.
Desde antaño, sus aguas fueron surcadas por aventureros, comerciantes, piratas y navegantes de todo tipo. Y acá radica la verdadera causa de las tensiones políticas que priman en la región.
Geopolítica del Mar de China
Todos los problemas que se plantean en esa antiquísima zona, devienen de su estratégica posición como vía de comunicación para todos los países de la región. China, como potencia regional, pretende convertir esa vía acuática en un mar propio, vedado o restringido a su arbitrio para todos los demás países (10, en total, que son bañados por sus aguas).
Haciendo uso y abuso de los derechos que acuerda la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, pretende convertir ese mar en un mare clausum. Para ello busca ejercer dominio sobre la mayor cantidad de islas, islotes, atolones, arrecifes y sobre cualquier promontorio rocoso que emerja sobre las aguas para luego demandar soberanía sobre las 12 millas adyacentes como mar territorial, en el que goza de soberanía absoluta. La única obligación que le impone la Ley Internacional del Mar es conceder el llamado “paso inocente”, expresión ésta poco feliz pues atribuye amplias facultades al país ribereño de forma tal que si quiere puede impedir el paso de cualquier navío alegando, por ejemplo, que su navegación no es inocente. Tiene que pedir permiso y someterse a las normas impuestas por aquél, etc. Esto configura una situación de sometimiento que torna trunca la libertad de navegación. EEUU sostiene en cambio la libre circulación por esa estratégica vía. Durante su gestión, Obama, evitó tensar la cuerda para no generar un serio conflicto con China, pese a que países de la región le pedían una actitud más enérgica. Además, en el caso de la explotación off shore de la riqueza hidrocarburífera del citado mar, debe recordarse que el nuevo derecho del mar atribuye, a quienes tienen soberanía territorial, ya sea sobre todo un país o sobre una minúscula isla, 200 millas adyacentes de Zona Económica Exclusiva y en los fondos marinos la Plataforma Continental, extendida ahora hasta 200 millas como mínimo y 350 millas náuticas como máximo. Además, para complejizar aún más la situación, el Mar Territorial, como parte integrante del espacio nacional, tiene derecho de soberanía sobre el espacio aéreo que lo cubre, de manera tal que la vía marítima a que nos referimos se ha convertido en un pandemónium de soberanías superpuestas que afectan la libre navegación y sobrevuelo en esa estratégica zona. Existen, asimismo, reclamaciones territoriales contrapuestas, en litigio sobre islas, arrecifes, bancos, etc.
¿Puede el Mar de China motivar una guerra?
Dijimos recién que Obama había evitado tensar en exceso la cuerda pues, a las causas de conflictos recién reseñados, se suma la presencia en esas aguas de Taiwán, considerada por la República Popular como una “provincia rebelde” que debe volver al redil, para lo que le ofrece el mismo tratamiento aplicado en Hong Kong, “una nación, dos sistemas”. Si bien Obama evitó poner el dedo en la llaga, ahora hay otro inquilino en la Casa Blanca, quien no deja zoncera por hacer, lo que motivó una dura respuesta de la prensa oficial china y la amenaza de un enfrentamiento militar, tanto por la manifestación de Trump de impedir el acceso de China a islas en litigio como por el desafío de reconocer la independencia de Taiwán. ¿Será inevitable una guerra por este motivo (como sostiene la agencia rusa Sputnik)? Creo que no, pero sí que constituye un posible escenario para una tercera guerra mundial.
¿Por qué es tan importante esta ruta marítima? Por el intenso tráfico comercial que por ella circula, en particular de China, Japón, Taiwán y Corea del Sur, etc, de carácter estratégico. Estos países requieren alimentos, combustible y recursos diversos para su inmensa maquinaria industrial. Además, para dar salida a su enorme actividad comercial.
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