El manejo de vehículos y las adicciones

Los resultados de una encuesta realizada por un instituto especializado en el tránsito revelan datos dignos de análisis sobre las adicciones

El manejo de vehículos y las adicciones
El manejo de vehículos y las adicciones

Es preocupante la escasa sensibilidad evidenciada por algunos sectores de la sociedad -en los niveles oficiales y privados- frente a los recurrentes incidentes de tránsito y sus trágicas consecuencias.

Lo peor, por supuesto, es la pérdida de vidas, pero también estos siniestros en calles y rutas dejan muchas discapacidades invalidantes permanentes.

Este flagelo de los accidentes con automotores y motocicletas se ha convertido en la primera causa de muerte no natural de los argentinos y a la altura de los tiempos que vivimos no debería ser así.

Un especialista como el abogado Eduardo Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (Isev), sostiene que "es una verdadera paradoja que la sociedad en su mayoría naturalice la siniestralidad vial" que padecemos.

Un valioso aporte que debería conducir hacia una existencia con menos sobresaltos y en armonía, puede ser considerada la encuesta que ha realizado el ya citado instituto Isev.

Esta organización que lucha para disminuir la incidencia mortal de los incidentes viales, ha realizado una encuesta que, aunque no pretenda asustarnos, debería preocuparnos y movilizarnos.

El trabajo -denominado "Consumo de sustancias psicoactivas y su impacto en la seguridad vial"- fue el resultado de diez cursos de formación en conductas de tránsito, con la participación de un elevado universo de cursantes.

La indagación efectuada por esta entidad del ámbito civil tiene muchos flancos y por razones de espacio tomaremos algunos parámetros que nos interesan en el marco de la accidentología vial. Así, una pregunta indagaba si el consultado estaba de acuerdo con que los jóvenes de 18 años o más fumen muy de vez en cuando marihuana. En comparación con 2014 (que fue la otra encuesta realizada), aumentó casi el doble el número de jóvenes que opinó "estar de acuerdo" con el consumo de cannabis. Del 4% que lo aceptaba hace cuatro años se pasó a 10% en la actualidad.

La consulta de si consentía que jóvenes de 18 años o más condujeran vehículos después de consumir drogas (más que nada marihuana) ensombrece más el panorama: en 2014, 2% "estaba de acuerdo"; luego de cuatro años ese porcentaje aumentó al 10%.

Pero, lo más alarmante son las revelaciones en relación al consumo de sustancias psicoactivas y la conducción de vehículos. Mientras que 50% consideró que "no es peligroso", la otra mitad se dividió entre que "es muy riesgoso" y es "algo peligroso" el otro 25%.

Y con respecto a manejar bajo los efectos del alcohol, las respuestas erizan la piel. La opción "muy peligroso" aumentó el doble, de 4% en 2014 a 8% en 2018; sin embargo ocurrió lo mismo (se incrementó el doble) pero en sentido inverso con la contestación "no es peligroso" que pasó de 16% en 2014 a 40% en este año en curso.

Reflexionamos finalmente que este instrumento de indagación no intenta constituirse en una herramienta con la rigurosidad científica necesaria para sentar un diagnóstico certero, sino que su moderado propósito debe ser entendido como un aporte más a la comprensión del entrecruzamiento de temáticas tan complejas como lo son "el consumo de sustancias" y la "seguridad vial".

Además debería ser motivo de estudio o análisis entre los sistemas de prevención vial oficiales; en las compañías de seguro, en las escuelas -con la adecuación necesaria a las mentes juveniles- y, fundamentalmente, en los hogares, donde debe salir la corrección y advertencia sobre las peligrosas adicciones en el contexto social.

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