El oficialismo y el kirchnerismo terminaron el 2015 a “los bombazos”. Bastaron sólo 20 días de presidencia de Mauricio Macri para que Cambiemos y el Frente para la Victoria se mostraran los dientes.
El Congreso, que está de receso estival, espera convertirse en marzo en un gran teatro de operaciones. Los DNU que firmó el Gobierno para modificar leyes sensibles como las de Servicios de Comunicación Audiovisual, Argentina Digital, Inteligencia (la quita de las escuchas telefónicas de la órbita de la Procuración General) o el Código Procesal Penal serán, sin dudas, temas tortuosos.
A ello se suman discusiones en torno a organismos clave como la Auditoría General de la Nación (AGN) y el Consejo de la Magistratura, que ya ocasionaron fuertes roces.
Dado que Macri no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras (el Senado es, de hecho, controlado por el FpV), la principal preocupación del oficialismo pasa por conseguir un acuerdo parlamentario con fuerzas de la oposición en la Cámara de Diputados que le permita impedir cualquier avance del kirchnerismo.
La primera muestra de este trabajo se vio la semana que pasó, cuando el presidente de la Cámara Baja, el macrista Emilio Monzó, designó al diputado del Pro Pablo Tonelli como miembro del Consejo de la Magistratura en reemplazo de la ex diputada kirchnerista Anabel Fernández Sagasti, quien dejó el cargo porque asumió como senadora nacional.
Para arrebatarle el puesto en la Magistratura al FpV (el mandato de Fernández Sagasti expiraba en 2018), Cambiemos ideó una maniobra que ya ocasionó denuncias penales y el dictado de medidas cautelares.
Por iniciativa del presidente del bloque del Pro, el cordobés Nicolás Massot, Cambiemos juntó la adhesión de una decena de bancadas opositoras y sumó 112 firmas (casi 20 más que las que tiene el FpV) para convalidar el pedido de que Tonelli, como miembro del nuevo oficialismo, se quede con el lugar de la camporista mendocina.
Pero el kirchnerismo salió a defenderse por todas las vías posibles. Denunció penalmente a Monzó por “abuso de autoridad” ya que no nombró en reemplazo de Fernández Sagasti al diputado camporista Marcos Cleri (elegido por el FpV como sustituto) y presentó una serie de amparos en distintos juzgados del país. El resultado fue que una jueza subrogante de La Pampa frenó la asunción de Tonelli.
La puja por la bicameral de DNU
La conformación de una mayoría parlamentaria estable en Diputados es la obsesión de las principales espadas legislativas de Cambiemos. Pero el miércoles 23 de diciembre, el oficialismo tuvo su primer traspié porque se conformó la comisión bicameral que debe resolver sobre cada uno de los DNU y el FpV se negó a concederle al oficialismo la presidencia del cuerpo apelando a su superioridad numérica.
De los 16 sillones, ocho son kirchneristas, seis de Cambiemos y dos del peronismo no K. Además, en la discusión se metieron otros temas como la negativa del oficialismo a convalidar que el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, quede a cargo de la AGN (puesto que le corresponde al FpV) y la disputa por los lugares en el Consejo de la Magistratura.
Para Cambiemos es fundamental obturar el avance K en esta bicameral de trámite parlamentario de los DNU y por ello necesita de la ayuda del Frente Renovador de Sergio Massa, que tiene al diputado Raúl Pérez en la comisión, y de Compromiso Federal, que tiene a la senadora Liliana Negre de Alonso.
Sin embargo, las señales que recibe del peronismo no K son ambiguas. Pérez presentó un dictamen aparte sobre el primer DNU de Macri, el que cambió la Ley de Ministerios, y el massismo tampoco se plegó -a diferencia de Compromiso Federal- a la jugada para restarle al kirchnerismo un lugar en la Magistratura.
Esta actitud del massismo ya generó reproches internos en Cambiemos. El Pro cree que Massa jugará más cerca del kirchnerismo y buscará hacerlo quedar en evidencia. Los radicales sostienen que se debe buscar la fractura del interbloque UNA.
“Los cinco diputados del delasotismo tienen un ministro en el gabinete nacional, no pueden ser oposición rabiosa”, razonan. “Macri no entiende que con el peronismo hay que negociar fríamente y empezó a tirar sopapos de entrada. Eso no conducirá a nada bueno”, agregó un experimentado legislador radical.
En el macrismo creen que le será muy dificultoso al FpV derogar los DNU firmados por el Presidente, aunque admiten que el tránsito de los mismos por el Congreso será una pesadilla. Una idea pícara de Cristina Kirchner juega, paradójicamente, a favor del oficialismo.
Sucede que la ley 26.122 redactada en 2006 por la entonces senadora nacional prevé que los DNU requieren la ratificación de sólo una de las dos cámaras. Como en el Senado la batalla con el FpV es muy desigual (tiene 42 senadores, contra 16 de Cambiemos), la atención está puesta en Diputados.
Resistencias
En la mente del oficialismo está sostener un acuerdo parlamentario con sectores de la oposición de forma permanente (como el que se hizo para arrebatarle al FpV el cargo en el Consejo de la Magistratura). Si en la cámara baja el oficialismo y sus aliados a conseguir superan numéricamente al kirchnerismo, entonces podrá darle fuerza de ley a los DNU más polémicos.
Sin embargo, por ahora, hay pocas voces en la oposición no kirchneristas dispuestas a refrendar jugadas arriesgadas del Gobierno como la modificación vía DNU de la ley de medios o las realizadas en materia penal. Margarita Stolbizer, los socialistas y algunos peronistas disidentes ya salieron a exigir que sea el Congreso quien decida sobre estos temas.
Por ello en el kirchnerismo creen que será el Parlamento quien le pondrá un freno a Macri.
La estrategia de Cambiemos es postergar lo más posible la llegada de estos DNU al Congreso, pese a que la ley obliga al Ejecutivo a girarlos en diez días. Por ello es probable que antes haya noticias en la Justicia, que ya frenó la asunción de Tonelli en la Magistratura y ordenó a la Casa Rosada no avanzar sobre la ley de medios.