Aprender a sufrir para luego gozar. Pregunte en Alvear y seguro le dirán que se habla de Pacífico, quien anoche venció a Alumni 2-1en un partido para el infarto, donde pudo haberlo perdido.nSin embargo, abrochó un triunfo que lo aleja del fondo y le permite creer en sus propias fuerzas.
El espectador se llenó los ojos de acciones de peligro sobre ambas vallas a partir del trámite abierto, con dos equipos sin solidez defensiva. Fue un buen primer tiempo, con emociones repartidas, donde el arquero local Hernán Marcó se hizo gigante en cinco ocasiones para ahogar el grito de gol.
En cinco minutos de juego, el “1” se había tirado dos veces para evitar la caída de su valla. Y a los 8’ llegó la apertura del marcador a partir de un gol olímpico. Liendo ejecutó, nadie tocó el balón y el “Gato” no llegó a despejar.
Pacífico tuvo las suyas en los pies de Farías, que estrelló el balón en el horizontal, y Martínez que le dio fuerte al palo izquierdo de un resignado Godoy.
En el balance, el visitante dejó la sensación de darle más criterio a la distribución del balón, mientras que Pacífico lució desencontrado.
Si hubiera encontrado precisión en la definición, la ventaja de Alumni hubiera sido más amplia antes del descanso.
El complemento fue otra historia. Levantó el local, creció en protagonismo y los cambios le dieron claridad. Mignani empató sobre los 25’ y el local salió decidido a buscar la victoria: adelantó sus líneas e insistió en las formas. Así fue como a los 39’ llegó el gol de Leonardo Anzorena.
Pacífico encontró el rumbo tras un arranque para el olvido, lleva seis juegos sin derrotas (incluyendo Copa Argentina) y comienza a dejar atrás los malos ratos.