Con la tranquilidad con la cual saben construirse las grandes victorias, y sabiendo que es el principal candidato a quedarse con el segundo ascenso a la B Nacional, Gimnasia y Esgrima hizo pata ancha en la Visera de Cemento de Río Negro y se volvió para Mendoza con un resultado que lo pone en condiciones inmejorables para avanzar a la final. Empató 1-1 con Cipolletti como visitante y si no comete errores estará en la gran cita que le puede devolver la categoría que perdiera en aquella definición con Brown de Madryn.
Pisó fuerte desde el principio. Con sus líneas bien ordenadas, sin salirse demasiado del libreto y hasta aguantando aquellos famosos quince o veinte minutos que todo visitante debe soportar en esta clase de instancias, el equipo de Alaniz lentamente empezó a controlar la pelota, por lo que el desarrollo se planteaba en la mitad de la cancha. Claro que el tempranero gol del Chimi Navarro parecía simplificar las cosas, pero segundos después el dueño de casa logró el empate por lo que fue un volver a empezar para ambos. Dentro de ese panorama, Cipo, sin demasiadas ideas, inquietaba con la movilidad de Weiner más el talento del pibe Del Petre, pero lo hacía lejos del arco de Viola.
Por su parte, Gimnasia buscaba con no dejar tan aislados a Agudiak y Cucchi, quienes tuvieron espacios que le permitieron generar una y otra situación.
Primero fue tras una contra surgida de un rechazo de Curbelo que el Toro guapeó solo contra la defensa local y que Lamolla estuvo a punto de hacerle penal. El propio defensor uruguayo se hizo cargo del tiro libre con el cual empezó la función de Alasia. El arquero ex Lobo se lució para evitar una nueva caída de su arco y sacó la pelota al córner.
El Lobo jugaba mejor. El encuentro era de ida y vuelta, Viola era un espectador de lujo porque lejos de hilvanar jugadas por abajo, el local abusó demasiado del pelotazo, por tanto, el visitante se frotaba las manos y no solamente porque futbolísticamente se mostraba superior, sino también, por el simple hecho de jugar más cerca del arco rival que del propio.
Entonces era cuestión de esperar un nuevo mazazo de la visita. Pero Alasia, casi empecinado a que ello no sucediera, evitaría otro gol del Mensana cuando tras un tiro de esquina, Agudiak se salió bien de las cortinas, apareció sin marca por el punto del penal y, como mandan los libros, cabeceó abajo. En la tribuna todos se agarraron la cabeza, pero cuando pasó el tumulto de jugadores alguien aportó a la causa diciendo que Alasia había mandado la pelota al tiro de esquina.
El golpe parecía estar cerca y no es que los definidores del Lobo ejecutaran mal, como esa otra en la cual el Toro llegó exigido y remató abajo ante un Alasia que tapó con sus piernas cuando se pasaba de la jugada. Increíble. Así se fue un primer tiempo en donde la visita fue mucho más en todos los aspectos, aunque le faltó traducir esa superioridad en la red.
En el complemento más de lo mismo. El local trataba de que Weiner desequilibrara con su velocidad, mientras que Gimnasia trabajaba el partido con pelota al ras del piso y sin desesperarse. Lo minutos pasaban, Cipolletti empezaba a manejar la pelota por su condición de local, pero no inquietaba a Viola, salvo excepciones con balones detenidos.
Esa fórmula no había dado resultado en la primera etapa ante un planteo inteligente de Alaniz, que supo ganar el mediocampo con la superpoblación de jugadores y ahogar cada uno de los circuitos donde el equipo de Homann podía lastimar.
En consecuencia, Gimnasia respiraba, no la pasaba para nada mal y encima al ratito se quedó en superioridad numérica producto de la expulsión de Lamolla. El central local se pasó de rosca y le pegó un planchazo a Leguizamón Arce que había incursionado en ataque en lo que pudo ser una jugada de gol. De ese tiro libre se hizo cargo Garro.
El puntano sacó un zurdazo que iba a entrar donde las arañas tejen su nido, pero Alasia y, con mano cambiada, volvió a lucirse ante su ex equipo. Pero no fue todo lo del "1" cordobés. Segundos más tarde, Cucchi apiló a unos cuantos en tres cuartos de cancha y sacó un derechazo casi de puntín que Alasia nuevamente mandó al córner.
A esa altura que Gimnasia no se mostrara en ventaja era pura y exclusivamente por las intervenciones del guardameta local, equipo que se vio superado y el cual nunca hizo sentir su condición.
Fue empate, algo inmerecido si se tienen en cuenta las estadísticas, pero para el Lobo mendocino no deja de ser un buen resultado. Es cierto que pudo llevarse algo más, pero con el correr de los minutos y ya parado decididamente de contra, tampoco hizo más méritos como para quedarse con la victoria.
En líneas generales, uno no pudo -en el caso de Gimnasia- mientras que el otro hizo muy poquito como para estar en una definición como esta. Todo está por resolverse. Fueron los primeros 90' de una serie que es favorable al equipo de Alaniz, sobre todo en lo futbolístico, pero tendrá que demostrarlo en el Alegro.