El gran triunfo “mensana” frente a Deportivo Maipú comienza a entregar sensaciones sobre por donde debe ir el armado táctico y estratégico de este modelo 2017-2018 de Marcelo Fuentes.
El 2-0 final se resolvió a partir de algunas variantes que implementó el DT para el complemento, consciente del flojo primer tiempo ("me equivoqué", reconoció luego). Los ingresos de David Garay e Iván Agudiak le dieron otra lucidez al once del Parque y desde el contagio individual generaron un crecimiento en el juego colectivo del equipo que alcanzó para superar al "Botellero".
Sin embargo, tampoco hay que dejar de lado el buen primer tiempo que realizó el equipo de Juan Carlos Bermegui. Con un 3-4-1-2 bien adelantando en el campo de juego, el “Botellero” aprovechó la soledad con que Pablo Cortizo debía cortar en la zona media. Desde pelotazos cruzados surgió lo mejor del once de calle Vergara y lo peor del local.
La movilidad de Oscar Amaya, apoyando en el vértigo que le otorga Genaro Vuanello a la ofensiva, permitió a Maipú ser el protagonista en los primeros 45 minutos. Sin embargo, las imprecisiones (e indecisiones) en los metros finales condenaron al “Cruzado”, que a la vuelta de camarines ya no volvió a ser el mismo.
Las modificaciones que implementó Fuentes en el descanso no fueron un capricho del DT. Durante el primer tramo del juego, Pablo Palacios Alvarenga fue la única referencia a la cual debía tomar la última línea maipucina.
Por eso mandó a la cancha al “Toro” Agudiak. Además, entendiendo que Cortizo necesitaba alguien que aportara primer pase, apostó por Garay. Y mal no le fue. El equipo cambió radicalmente su rendimiento. Crecieron Nery Espinosa (ahora si ubicado como volante derecho) y Leandro Aguirre, quien aportó mucha salida por el sector opuesto, llegando por sorpresa a espaldas de sus marcadores.
Ahí el "Lobo" construyó un triunfo sin objeciones. Fue profundo cuando lo pidió el juego y tuvo capacidad para darse cuenta de que había que cambiar.
Deportivo Maipú sumó algunas acciones que Tomás Marchiori pudo resolver sin inconvenientes (y cuando no lo hizo, salvó el travesaño), pero nunca pudo discutir el resultado final del encuentro.
Federico Almerares no tuvo movilidad, Amaya lució demasiado errático en el pase final y ni siquiera los ingresos de Alfio Lorenzo y Emanuel Morette le dieron otro juego al equipo. Apenas las corridas de Vuanello, y alguna incursión ofensiva de Marcelo Carrizo (luego vio la roja), le dieron algo de esperanza a un equipo que volvió a desdibujarse en el complemento, tal como le sucedió en la primera fecha ante Huracán Las Heras.
En el balance general no habrá nada que objetar. Fue un tiempo para cada uno, pero Gimnasia supo aprovechar su momento y, desde el poder de sus individualidades, le dejó un gran dolor de cabeza al “Cruzado”.