A precios constantes de 2019, tal como muestra la infografía que está en esta nota, el litro de vino tinto genérico hoy se paga menos que en 2015, otro año también crítico para la vitivinicultura.
Qué pasó: los analistas estiman que se ha formado la tormenta perfecta. Por un lado, las bodegas tienen un mercado interno con un consumidor de bolsillos flacos, diezmados por la inflación. A esto se suma la “macro” con tasas muy atractivas para poner el dinero en la bicicleta financiera, que no invita a comprar bienes. Por el otro, están los productores, con sueldos que pagar, servicios actualizados y un producto perecedero, que deben vender en marzo -en el caso de la uva- o asumir el riesgo de elaborar a través de terceros.
Entonces, ¿quién terminó perdiendo? El productor. Se calcula que existe un excedente de 130 millones de litros de vino tinto. Aún con una fuerte devaluación, el precio de este producto se mantuvo a $ 8, algo así como 13 centavos de dólar. Sin embargo, en el mercado internacional, según el último reporte de Ciatti, ese mismo vino se ofrece (FCA) a entre 25 y 30 centavos con una tendencia a la baja. Esto muestra que hay oportunidades de mejorar el valor si se piensa en exportar graneles, un negocio en franco ascenso.
La intervención del Estado, con este nuevo operativo, el tercero de la era Cornejo, debería terminar poniendo un poco de orden y generar algún tipo de mejora para los productores y trasladistas, que hoy están ahogados.