Anoche no durmió nadie. Ni en la ciudad de San Martín ni en el micro de regreso que llevaba a los gladiadores. Hubo emoción, abrazos y delirio absoluto. Quedan dos pasos, es cierto, pero quién quita el derecho a soñar. ¡Nadie!
acaba de quedar Unión Santiago, un rival que se presumía más duro. El 1-1 final conseguido en la ida tuvo ribetes heroicos por las altas temperaturas y no, quizás, por la jerarquía del rival. Si algunos sufrieron con ese gol imprevisto que llegó sobre el epílogo del primer capítulo, seguro respiraron con la perla de Viguet, ese pibe de 17 años que juega como un adulto.
Pecho y volea desde 40 (¡sí, desde 40 metros!) para sorprender a todos (“me salió de pedo”, confesará después, dejando en claro su inocencia de adolescente). Ese fue el golpe de gracia. Si el Tricolor soñaba con algo parecido al duelo ante Huracán de San Rafael, estaba equivocado. El León no se dejó atropellar, bancó a pie firme la embestida y tuvo acciones para anotar. Las altas temperaturas tampoco fueron excusa.
Todos corrieron como indicaba el manual. Si no se puede jugar, se mete, reza un viejo axioma no escrito. Y con esa premisa, sacó adelante el partido el equipo mendocino.
Es cierto que Bonacci (ese arquero gana-partidos, como muchos lo señalan) tuvo trabajo en algunos pasajes del encuentro, pero el 4-4-2 con que Busciglio decidió jugar fue un acierto.
No hubo fisuras y el local sintió el enorme desgaste realizado. Que faltó pimienta para definirlo, es cierto, pero la sensación de saberse finalista estaba latente, más cuando el rival no encontraba la forma de lastimar.
Viguet estuvo apagado, Cabrera se mostró impreciso en las entregas y Villaseca no pudo convertir por décimo partido consecutivo. En la más clara que tuvo, su cabezazo dio en el palo, recorrió la línea para dar en el otro palo y salir, dejando al goleador con el grito atragantado.
Ahora se viene el tiempo de la primera final, el domingo, desde las 20, visitando a Defensores de Pronunciamiento, en Entre Ríos. Será a todo o nada y la definición quedará para el miércoles 30 de diciembre.
Anoche no durmió nadie. Y eso que desde hace algunas semanas varios están soñando. "Si no ascendemos, de nada servirá todo esto", admite Villaseca. Como sea, nadie se atreve a quitarles la ilusión.