El lado oscuro de las redes sociales

Así como Facebook o Twitter -por mencionar algunas- propician el encuentro, también se convierten en amplificadores o parlantes de la violencia. Comentarios, fotos o videos pueden resultar agresivos para quien los ve. Especialistas advierten sobre el efe

El lado oscuro de las redes sociales

Una opinión que vino a la cabeza, los dedos tipeando a toda velocidad casi sacando humo de la pantalla del teléfono (o del teclado) y el inmediato click en “Publicar”. O un video que nos gustó, que sintetiza nuestra forma de ver las cosas y creemos que vale la pena ser compartido (o que grabamos nosotros mismos y lo subimos a la red de redes).

La velocidad con que viaja y se propaga la información es prácticamente imposible de controlar en esta época, así como también la cantidad de destinatarios o receptores que puede llegar a tener.

No hay dudas de que esta inmediatez es una de las ventajas de las redes sociales. No obstante, también tiene su costado negativo: cuando los mensajes viralizados apuntan a la violencia o a su reivindicación.

Más allá de que las principales redes sociales tienen sus normas que las facultan a eliminar estos contenidos -e, incluso a los otros usuarios a denunciarlos-, muchas veces la demora entre que se reciben todas las denuncias y se revisa el contenido polémico hasta que se suprime es la suficiente como para que el mensaje haya llegado a miles de personas y, por qué no, encontrado la empatía o aceptación de otros.

Desde los autores de las recientes matanzas en Estados Unidos -por irnos a un extremo- hasta en casos cotidianos como el bullying entre los chicos, es muy común encontrar en los perfiles de quienes lo perpetran frases o videos que refuerzan sus conductas y que -tal vez- detectadas a tiempo pueden actuar como una alerta.

“Hay una relación muy estrecha entre el ‘personaje’ que se quiere montar y vender en las redes sociales y la persona, teniendo en cuenta que no son individuos distintos. Muchas veces se genera una noción de falsa invisibilidad y lleva a que las personas se expresen en la voz de ese personaje, quizá con más violencia aprovechando el entorno más laxo y menos regulados que son las redes sociales. Pero hay que entender que lo virtual es parte de lo real también", destacó el sociólogo especializado en nuevas tecnologías Roberto Stharinger, quien indicó que no hay que subestimar los mensajes en las redes, tanto en quienes los enuncian como quienes los reciben.

“El efecto contagio es muy fuerte, e -inconscientemente- uno aprehende un mensaje cuando lo repite en reiteradas ocasiones. Termina convirtiéndose en práctica. El poder de las redes es impresionante al momento de construir sentidos, por algo es tan usado tanto en política como por las empresas”, indicó el especialista y recomendó estar atento a las personas que replican y repiten mucho esos mensajes.

Filtros

La revisión y posterior supresión de un contenido considerado agresivo o violento en las redes acarrea todo un proceso que, aunque en tiempo real pueda no parecer mucho, para los parámetros del universo web es una eternidad.

Es que, más allá de que sus políticas de uso y privacidad facultan a los administradores a eliminar este tipo de mensajes o videos publicados por cualquiera de sus usuarios, por lo general es la seguidilla de denuncias de otros usuarios sobre un contenido específico lo que lleva a revisarlo y finalmente darlo de baja. No obstante, en ese ínterin el “mensaje violento” ya se viralizó y fue visto por miles de personas, quizás cumpliendo su primer objetivo.

Sólo por mencionar un ejemplo, una de las autoras de la masacre en Estados Unidos perpetradas la semana pasada difundió sus actos por las redes sociales antes de ser acribillada por la policía. Tashfeen Malik lo hizo en Facebook, usando un perfil con un nombre falso, y elogió al grupo Estado Islámico casi en el mismo momento en que llevaba adelante la matanza.

La decisión de Malik no está aislada y recuerda la de otros violentos que claman por atención en este medio, como ocurrió con un periodista de televisión de Virginia que se filmó mientras abría fuego contra dos colegas y luego colgó el video en internet, entre otros que enumera AP.

En este sentido, Facebook, Twitter, Youtube y otras redes sociales hacen lo posible para bloquear o eliminar las publicaciones que exaltan la violencia, pero los expertos sostienen que es difícil, más aún con la aparición de nuevos servicios que permiten a la gente transmitir videos en tiempo real (como es el caso de Periscope).

“La forma más concreta de lograr que no se viralice es pedirle a muchas personas que lo denuncien en Facebook -por ejemplo-, aunque de esa forma se estaría ayudando a que más gente lo vea en principio. Entonces voy a lograr que en el corto plazo se logre una mayor visualización, ya que la verá gente que no tenía ninguna intención de hacerlo y ni siquiera sabían de ella, pero lo hicieron ante mi pedido.

Lo otro sería que lograr que la gente lo denuncie sin verlo, pero lo más lógico es querer saber qué estamos denunciando”, contó el licenciado en Economía, con un master en Digital Business Management, Rafael Kemelmajer.

El especialista, además, resaltó que la subjetividad aporta otra cuota de dudas. “Es un tema de conceptos, porque muchas veces algo me puede parecer ofensivo a mí y en sus políticas ellos no lo consideran agresivo. Creo que es un error poner el ojo en la tecnología y en sus filtros, ya que es sólo un medio. El tema pasa por la educación, la ética y los valores”, cerró.

Para el periodista y consultor en tecnología, Lalo Zanoni, no es mucho lo que se puede hacer desde lo tecnológico, teniendo en cuenta que los filtros de las distintas redes funcionan de la forma más óptima posible una vez detectados los contenidos violentos. “Las redes sociales potencian todos los mensajes en lo que se refiere a difusión, tanto los nobles como los negativos.

Aquí entra en juego un conflicto de intereses marcado por la subjetividad, y que está marcado porque aquello que uno puede considerar ofensivo, no lo es para otro. Y las redes sociales son universales y globalizadas, por lo que no diferencian entre política o religiones”, destacó Zanoni.

Señales de alarma

Para sociólogo especializado en nuevas tecnologías Roberto Stharinger, el mundo virtual (que no deja de ser parte del real) exacerba la faceta más agresiva de la gente, consciente o inconscientemente.

“Son advertencias a las que hay que estar muy atentos, así como también a quien los replica y repite muchas veces. Los padres tienen que estar muy atentos y acompañar a sus hijos, ver qué ponen en Facebook para -por ejemplo- detectar si protagonizan o sufren bullying. Hoy las redes sociales son los lugares por donde pasan las relaciones de los chicos, por lo que son una alarma”, destacó.

Por su parte, el periodista Lalo Zanoni agregó que "las redes pueden anticipar algunas conductas y el mundo virtual puede ser muy hostil".
Para el psicólogo Mario Lamagrande, en tanto, es fundamental avanzar en la protocolización de las redes sociales.

“Hay un vacío muy grande, entonces al no haber normas pareciese ser que está permitido atacar sin reparos a los demás y abusar de la violencia. En la medida en que se empiece a regular y coordinar, creo que esto va a ir desapareciendo”, indicó Lamagrande. Además, ejemplificó con la realidad de que en episodios de bullying se utilizan los mensajes en redes como pruebas.

“Hay una sensación de impunidad amparándose en un ‘falso anonimato’ que se vive en el espacio virtual. Y la agresión se aplica como ejercicio de poder, no como un elemento consciente, sino como herramienta conductual”, agregó Lamagrande.

Consultado sobre los rasgos comunes de quienes eligen las redes para despachar su violencia, el psicólogo sintetizó que suelen ser personas individualistas, de bajo apego a la tolerancia y con una histriónica necesidad de imponer un concepto moral.

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