La contundente aprobación en el Senado del proyecto del Gobierno para pagarle a los holdouts, con el voto a favor de 23 miembros del Frente para la Victoria, significó un duro revés para el kirchnerismo, y dejó en claro que ni las huestes de Cristina Fernández, ni la propia ex presidenta, conducen ya al peronismo, que se encamina hacia una “renovación”.
De los 39 senadores con los que cuenta hoy el PJ-FpV, 23 acompañaron el proyecto del Gobierno pese a los infructuosos llamados de los dirigentes y militantes kirchneristas a través de los medios y de las redes sociales, en los días previos a la sesión, instando a rechazar el proyecto del Ejecutivo.
Quienes dieron su voto afirmativo fueron liderados por el jefe del bloque, Miguel Angel Pichetto, el mismo que en el Congreso Nacional del PJ se encargó de frenar la embestida kirchnerista que pretendía que ni diputados ni senadores avalaran la iniciativa del macrismo. Sólo 16 legisladores del otrora bloque “K” votaron en contra.
La caída en desgracia de “los soldados de Cristina” comenzó en Diputados. Unos 15 legisladores con Diego Bossio a la cabeza decidieron abandonar el bloque, relegando al FpV a la segunda minoría detrás de Cambiemos. Luego, otros sies diputados dieron media sanción en la cámara baja al proyecto de la Casa Rosada.
Ni Cristina Fernández desde El Calafate ni Máximo Kirchner pudieron alinear la tropa. Lejos quedaron los tiempos en que con solo hablar “en nombre de la Presidenta” era suficiente para encolumnar a todos, sin chistar.
Los gobernadores juegan un papel clave en el rol del PJ nacional.
Si bien el Frente Para la Victoria figura con unos 12 gobernadores (Catamarca, Chaco, Entre Ríos, Formosa, La Rioja, Misiones, Salta, San Juan, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Tucumán, Santiago del Estero), sólo Alicia Kirchner está alineada al kirchnerismo. El resto, bajó línea a sus senadores para que votarán con el oficialismo.
Además, otros tres mandatarios peronistas (Chubut, Córdoba y La Pampa), que hasta el año pasado pertenecían a “otro espacio político”, comenzaron a trabajar junto a sus colegas.
Mientras, los intendentes peronistas, en particular los bonaerenses, están capitalizando su protagonismo, producto de no tener hacia arriba ni un gobernador ni un presidente peronista.
Junto con el salteño Juan Manuel Urtubey, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, podrían establecer una “tercera posición” en el PJ, que los diferencie de los “K” y el rupturista Bloque Justicialista.
Aspiran en este espacio a atraer también a los dirigentes peronistas del Frente Renovador, descontentos con el manejo que está realizando Sergio Massa -aliado del macrismo a nivel nacional y sobre todo bonaerense- que se viene mostrando junto a la jefa del GEN, Margarita Stolbizer.
Con esa perspectiva, el peronismo se encamina a una interna en mayo próximo para renovar sus autoridades, lo que probablemente derive en una lista de unidad. Los únicos que podrían romper con la lógica son los kirchneristas y Scioli.
Ninguno de ellos estaría dispuesto a afrontar una interna. Además, la confrontación de al menos dos listas con posibilidades insumiría unos 50 millones de pesos que ninguno de los sectores en pugna está dispuesto a aportar.
Los kirchneristas querían que algún dirigente leal o la propia Cristina condujeran al PJ, algo muy poco probable. Por eso aceptaría una conducción consensuada.
Scioli, en tanto, está reviendo su estrategia política pro-cristinista. Si bien jamás criticará en público a la ex mandataria, se focalizará en “el peronismo que viene” y en articular todas las críticas hacia el gobierno, siempre con un discurso componedor. El mismo que hoy ostenta el salteño Urtubey. Agencia DyN