Las acusaciones y detención de Nélida Rojas y su familia tienen correlatos con Milagro Sala en Jujuy, quien lleva más de un año en la cárcel por un escrache al gobernador, Gerardo Morales, aunque luego se sumaron otras acusaciones por irregularidades en el manejo de los fondos públicos.
La principal coincidencia entre los casos mendocino y jujeño es el reordenamiento del conjunto kirchnerista detrás de la defensa, acusando que se trata de una “persecución política”. “Es la primera presa política en Mendoza desde el retorno democrático”, calificó Alfredo Guevara, abogado defensor.
Ayer, tanto los legisladores nacionales como provinciales kirchneristas, junto con personas ligadas a la Universidad Nacional de Cuyo, dieron una conferencia de prensa en la que responsabilizaron al gobernador, Alfredo Cornejo, y al procurador general de la Suprema Corte, Alejandro Gullé, de estar detrás de la detención de la líder de la Tupac mendocina.
“La están acusando mediáticamente por hechos de los que no están acusadas judicialmente. Sólo ha sido notificada de 17 casos, cuando se habla de 100 denuncias en contra, a través de los medios de comunicación. Vamos a exigir el lunes que se hagan todas las imputaciones que tienen”, señaló Guevara y le dejó un mensaje a Cornejo: “Señor Gobernador, ¿lo que hacía falta era detenerla, el show, el suplicio? ¿Así vamos a ganar las elecciones?”.
Horacio Báez, también abogado y participante del “Comité por la Liberación de Milagro Sala”, dijo que la figura de asociación ilícita es un concepto amplio por lo que se deben reunir pruebas suficientes, algo que aparentemente no habría.
A su vez, defendieron la actitud de Rojas de presentarse junto con su familia en la Justicia, apenas se “enteraron por una radio comunitaria” del allanamiento que se iba a realizar en las horas siguientes. Es por eso que criticaron la decisión de apresarla, “cuando en todo este tiempo colaboró con la investigación”.
“Ella no quería ser buscada por la Policía, por eso se presentó, lo que significa disposición”, defendió Báez.
En las consideraciones que hizo el abogado, dijo que la decisión de dejarla detenida es por “el prejuicio racial de que es pobre. De otra manera no se entiende lo que pasó”, señaló en la conferencia de prensa.
En este sentido, la defensa de Rojas está cruzada entre los argumentos legales y las acusaciones políticas. “Éstas son causas armadas, lo vamos a demostrar. Es lamentable que en nuestra provincia haya, nuevamente, presos políticos. No hay una sola acusación que indique que se pagaron sobreprecios ni que hubo manejo irregular en las cuentas”, expuso Guevara.
El conjunto defensor no consideró que la “presentación espontánea” haya sido interpretada como un entorpecimiento en la investigación (causa para detener preventivamente a alguien investigado), previo a un allanamiento.
Por otro lado, el “Comité por la liberación de Milagro Sala” explicó que Rojas pasó la noche del viernes, junto con su familia, “en el patio de la Comisaría 16°, de Las Heras”. También, denunciaron públicamente que una de las hijas de la líder barrial tiene un bebé de cinco meses al que no la dejaron amamantar.
Gritos a una periodista de Los Andes por preguntar
Luego de 30 minutos de exposición de los abogados defensores, la periodista de Los Andes, Cinthia Olivera, hizo una pregunta sobre la filtración de la información del allanamiento y una mujer de la organización pidió que se identificara. En su respuesta, el abogado Guevara insistió en la razón política de la detención.
Cuando la periodista repreguntó apuntando a si había habido un entorpecimiento de la investigación, en la sala de la Fundación Ecuménica, que estaba colmada de militantes y miembros de la Tupac, empezaron a escucharse carcajadas, sarcasmos varios y finalmente gritos con la intención de amedrentar. Ella intentó seguir con su pregunta y los gritos volvieron. Algunos pidieron silencio y vino otra respuesta política del abogado.
Una periodista de otro medio describió el ambiente como “espeso”. A la tarde, desde el comité organizador llamaron a Cinthia Olivera para disculparse por el incidente y el mal momento vivido.