Por Rodolvo Cavagnaro - Especial para Los Andes
En estos días en los que el candidato Scioli asusta a todos diciendo que Macri eliminará todos los subsidios, se conoció el detalle incluido en el Presupuesto 2016 enviado por el gobierno de Cristina Fernández y aprobado por la mayoría del Frente para la Victoria, en el cual se incluye una disminución del monto asignado para subsidios, con una particular caída en los destinados a electricidad, gas y transporte aéreo, mientras hay un aumento para el transporte público en ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires.
Según el proyecto aprobado se prevé una disminución del 15,75% en el presupuesto asignado al sector energético, según un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP).
En el análisis desagregado se destaca una disminución en las transferencias al Fondo Fiduciario que financia el programa Hogar con Garrafa, destinado a los hogares de bajos ingresos que no tienen gas natural, del 32%
Esto incluye también una disminución en las transferencias a Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) para afrontar los pagos por la importación de combustibles para las centrales térmicas y pagos a acreedores del mercado eléctrico. También habrá una menor transferencia a Enarsa, la empresa encargada de pagar la diferencia entre el precio de importación y el de venta de los combustibles.
En el sector transporte, habrá un aumento del 30% para el transporte automotor, el cual se destina un 70% a la zona del CABA y GBA y un 24% de aumento al transporte ferroviario, que favorece a la misma zona. En contrapartida, hay una disminución del 20% en las partidas de asistencia a Aerolíneas Argentinas.
El problema grave es que el 70% de los subsidios es consumido por el 30% de argentinos de más altos ingresos. Miguel Bein, asesor de Scioli, como anticipando sus decisiones reconoció que “hay 12 millones de facturas de luz de menos de $ 35 bimestrales”. Lo mismo ocurre con facturas de gas irrisorias en barrios elegantes de Buenos Aires, mientras una garrafa cuesta $ 100.
Por más que se quieran hacer promesas de campaña o no se quieran dar precisiones, es una realidad que se deberán tomar decisiones, porque los subsidios equivalen al déficit fiscal, y ese déficit es financiado con emisión monetaria, generando inflación. Los sectores más pobres terminan pagando dos veces por lo mismo. El subsidio se paga con inflación y luego con tarifa sincerada.