Amado por los hinchas y reconocido por los entrenadores de Argentina desde hace diez años, Javier Mascherano llegará el sábado ante Irán a los 100 partidos con la Albiceleste, un logro que quiere redondear de manera feliz en Brasil-2014 tras sus frustraciones en dos mundiales y dos finales perdidas de Copa América. A los 30 años, “Masche” sabe además que por su edad se trate posiblemente de su última posibilidad en una Copa del Mundo, teniendo en cuenta que en la selección se desempeña en el puesto de volante de marca que exige gran despliegue físico y en el que no juega durante el resto del año, luego de que Pep Guardiola lo “reinventase” como zaguero central en el Barcelona.
“No soy de esos jugadores que hacen la diferencia dentro de la cancha, sino más de los jugadores a los que se les nota el sacrificio, el trabajo. ¿Cuál es mi secreto? Vivo para esto”, dice el Jefecito con su habitual humildad.
Es ese amor por el juego lo que le permite seguir siendo uno de los pilares de Argentina, a pesar de que ya no lleva la cinta de capitán, que el entrenador Alejandro Sabella entregó a Lionel Messi en 2011. Su entrega, orden táctico, capacidad de relevos y constancia son atributos mayores que lo convierten en un jugador clave, tal como le ocurrió en cada equipo por el que pasó.
"De Mascherano aprendés hasta en el momento de comer. Tiene una experiencia muy grande y muy diferente a la del resto del grupo. Nos va a ayudar mucho en los momentos difíciles", dijo su compañero Lucas Biglia, también mediocampista.
En River Plate, su primer club, Mascherano fue campeón en el Torneo Clausura-2004 de la mano de Leonardo Astrada, su espejo y el técnico que lo afianzó como titular, aunque su debut millonario fue en la era Manuel Pellegrini, hoy DT del Manchester City.
Cuando pasó al Corinthians de Brasil en 2005 con Carlos Tévez, también se coronó. Ambos se marcharon luego al West Ham inglés, donde 'Carlitos' fue héroe salvando al equipo del descenso y "Masche" no se destacó.
Tras seis meses de transición en la Premier League, el santafesino fue contratado por el Liverpool y rápidamente se convirtió en el preferido del técnico español Rafael Benítez.
“Rafa ha salvado mi carrera”, se animó a decir cuando debutó a finales de 2007 con la casaca de los “Reds”, con los que llegó a la final de la Liga de Campeones europea en 2007 (derrota 1-2 ante el Milán).
Los rumores de traspaso se multiplicaban al final de cada temporada y el 'Jefecito' fue adquirido finalmente en 2010 por Barcelona, donde Guardiola lo retrasó a la zaga central para convertirlo en un suplente de lujo muy demandado por las constantes lesiones de sus compañeros. Otra vez adorado por el entrenador y querido por los simpatizantes, terminó ganando nueve títulos con el Barca, entre ellos dos Ligas de España, una Copa del Rey, una Liga de Campeones europea y un Mundial de Clubes.
La albiceleste, una historia de amor
Si a nivel de clubes Mascherano lo ha ganado todo, la camiseta albiceleste es una historia de amor agridulce, en la que todavía espera una gran consagración después de 99 partidos internacionales en los que marcó tres goles. Debutó en julio de 2003 en un empate 2-2 con Uruguay en un amistoso en La Plata y éxitos no le faltan, ya que conquistó las medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Pekín 2008, éste último ya como uno de los tres refuerzos mayores de 23 años permitidos.
Sin embargo, "Masche" tiene varias heridas abiertas con la selección mayor, en especial las dos eliminaciones en cuartos de final de mundiales ante Alemania, en casa de ésta en 2006 y en Sudáfrica 2010. A estas frustraciones se suman dos finales perdidas en Copa América, en Perú-2004 y Venezuela 2007, ambas contra el “enemigo íntimo” Brasil y la última de ellas con un también doloroso 0-3.
Su última aventura con Argentina también terminó en fracaso, ya que la albiceleste no pasó de cuarto de final en el torneo sudamericano que organizó en 2011 y que fue ganado por su verdugo Uruguay. “Si hacemos las cosas bien, podemos pelear”, afirma esta vez el Jefecito, convencido de que la tercera va a ser la vencida.
Javier Alejandro Mascherano
Apodos: Jefecito, Jefazo, Masche, El León, Little Chief
Nacimiento: 8 de junio de 1984 (30 años) en San Lorenzo, Santa Fe, Argentina
Nacionalidad: Argentina e italiana
Club actual: Barcelona
Número: 14
Posición: Volante central
Estatura: 1,74 metros
Partidos internacionales: 99
Goles totales: 3 (para clubes) y 3 (para la selección de Argentina)
Año del debut: 2003
Club del debut: River Plate
Características como jugador: Mascherano es un clásico volante de contención con más quite y recuperación que salida al ataque. En River Plate heredó la camiseta, la posición y el apodo de su predecesor en ese puesto, Leonardo Rubén Astrada, quien también fue el director técnico que lo afianzó en la primera división. Javier pudo llevar desde muy joven la camiseta número 5 del equipo “millonario” con la altura exigida por la hinchada; camiseta con una excelsa historia y que supieron vestir jugadores del calibre de Américo Gallego, Matías Almeyda y Reinaldo Merlo entre tantos otros.
Además, su apodo de “Jefecito” (en homenaje al “Jefe” Astrada) responde también a que desde siempre, su solvencia defensiva, temple y capacidad de liderazgo lo caracterizaron como jugador.
A muy corta edad su bajo perfil, ascendencia natural y una madurez impropia para un chico tan joven, ha sido digna de elogios por parte de sus formadores -lo exhibían como un orgullo, como un pequeño de corazón gigante - por parte de sus propios pares, y también de la prensa deportiva y ex futbolistas que vistieron la camiseta albiceleste.
Cesarini: la cuna de Javier y Sampaoli
Jorge Solari, a los 75 años, sigue verborrágico como siempre. Por su entrega en la cancha, supo ser una figura importante en River a mediados de los ‘60. El por entonces entrenador de la Selección, Juan Carlos Lorenzo, llevó al Mundial ‘66 a este batallador mediocampista.
Por su modo de jugar, recibió el apodo de “Indio”. Hoy, con otras generaciones de por medio, se reconoce como “Indio” Solari al vocalista ricotero, quien atravesaba la adolescencia en aquellos años quizá sin saber de dónde derivo su sobrenombre.
El entrenador de fútbol continúa fiel a su vocación. Fue una de las cabezas fundantes de Renato Cesarini, uno de los clubes formativos más importantes en la Argentina. Por allí pasaron, entre otros, Roberto Sensini, Andrés Guglielminpietro y Javier Mascherano. El nombre de la entidad es en honor al maestro formador de jugadores en las divisiones inferiores de River, a quien Solari conoció.
Además de futbolistas, Renato, a secas, como se lo conoce en el ambiente, también fue forjador de entrenadores. El más importante de la camada de generación intermedia es Jorge Sampaoli, el actual director técnico del seleccionado chileno. Hasta Belo Horizonte llegaron 120 chicos, todos pertenecientes a la escuela de fútbol que está cerca del ingreso a Rosario, por la ruta 9. Los pibes lucen siempre la indumentaria del club. La idea es que la excursión puede seguir en la ciudad capital del Estado de Minas Geraes. Inclusive, Juan Pablo Sorín está gestionando partidos amistosos contra las divisiones juveniles de Cruzeiro.
“Para nosotros, lo formativo es fundamental-. Quizá, muchas de las familias de estos chicos no puedan hacerse cargo de todo en la formación de sus hijos y nosotros tratamos de dárselo. Por eso, siempre digo que nos interesa más la persona que el futbolista”, cuenta Jorge.
Dada la excelente relación con Sampaoli, ya hay acuerdo para que los pibes de Renato pueden trabajar con el plantel de la “Roja”, también alojado en las cercanías de Belo Horizonte.
“Vamos a dar una mano con ellos, sea lo que quieran hacer. Jugar partidos, hacer de sparring, lo que quieran. Para nosotros es importantísimo y ojalá que también lo sea para ellos”, agregó.
La idea de Solari es la de ofrecer a sus jugadores como eventuales sparring para el equipo argentino, que ya tiene los suyos. Necesitan el visto bueno de Alejandro Sabella y de Julio Grondona para que sea posible.
Mientras, los chicos se divierten en medio del Mundial y esperan su oportunidad./Por Fabián Galdi, enviado especial a Brasil.