Atlético Palmira brindó una prueba de carácter (otra más) en su segundo partido consecutivo como local. Esta vez, ante un Alianza (SJ) con jugadores de jerarquía, impuso sus ganas y su garra para terminar sumando una victoria que lo dejó en lo más alto y bajo a los sanjuaninos de ese pedestal.
Rodolfo Juárez, tras una gran asistencia de Luciano Rodríguez, de media tijera, anotó el único gol del encuentro, que llegó en el momento que peor la pasaba el once del “Loro” Ortiz. A esa altura del juego, cuando se jugaba media hora del capítulo inicial, el brasileño Edmilson Roberval era un dolor de cabeza para la defensa local.
El delantero retrocedía para llegar con el balón dominado de frente y metió algunos remates que se fueron desviados. Hasta ese momento, la más clara fue de Jonathan Tejada, pero su remate fue rechazado bajo el arco por Nahuel Buenanueva.
Y cuando menos se preveía, Leonardo Morales jugó para Rodríguez, quien bajó de cabeza para la llegada del “Tanque” y a cobrar. De ahí en más empezó otro partido. El “Lechuzo” sanjuanino se fue desdibujando, crecieron Adrián Benito y Misael Torres en la contención-creación y Palmira comenzó a jugar un poco más lejos de su valla. Recién sobre el cierre del complemento retrocedió el equipo mendocino.
Inconscientemente, y quizás obligado por las modificaciones ofensivas que decidió la dupla técnica visitante, Palmira terminó jugando en su campo, apostando a un contragolpe que le permitiera liquidar la historia.
La “Escoba” pasó su segunda prueba de fuego, ganó un partido clave ante otro equipo plagado de jugadores de experiencia (antes fue Peñarol) y sumó la totalidad de los puntos disputados. Debe seguir trabajando, es cierto, pero sobre la base de los triunfos siempre es mejor.