Burgos es el nuevo dueño del hospital Italiano

Tras una negociación con los médicos Andrea Vila y Roberto Furnari, el conocido cardiocirujano Claudio Burgos se quedó con el 75% de las acciones del hospital Italiano, que funciona en Guaymallén. “Por fortuna se alinearon los planetas. Ahora tenemos seis

Burgos es el nuevo dueño del hospital Italiano

"Creo que se alinearon los planetas y nos pusimos de acuerdo". Así explica el cardiocirujano Claudio Burgos cómo se concretó la operación que lo convierte en el accionista mayoritario del Hospital Italiano S.A.. con un 75%, tras adquirir la parte de sus ahora ex socios y colegas, la infectóloga Andrea Vila (hermana del empresario de medios), y el clínico Roberto Furnari.

El también médico Gerardo González Estébenez y el radiólogo Ernesto Briggs y sus hijos se reparten el otro 25%, la misma cuota que tenía Burgos hasta ahora.

Sanear la millonaria deuda que más de una vez puso en jaque la subsistencia del hospital de Guaymallén (la exigible actualmente equivale a 2 meses de facturación) y un ambicioso plan de renovación de 4 millones de dólares son, en ese orden, las prioridades entre 2017 y 2018.

“Trabajamos con el área contable y de facturación para achicar el gasto interno y poner los números en azul en 6 meses. Luego, nos enfocaremos en un proceso de reconversión”, subraya el flamante titular de la S.A.

Burgos, quien se refugia en la confidencialidad del acuerdo pero reconoce haberlo consumado con aporte propio (liquidó parte de sus bienes) y préstamos, sabe en qué aguas se puso a nadar.

Lleva 30 años de trayectoria en el Italiano, la mitad de los cuales ha tercerizado el servicio de cardiología desde donde multiplicó su fama con trasplantes múltiples de corazón, algunos de trascendencia internacional, como el de Sandro.

Líder del Oeste

Lejos de una especialidad como la suya en particular, el nuevo responsable del Italiano asegura que quiere un hospital multidisciplinario fuerte. Para eso, apuesta a “optimizar áreas deficitarias”, y potenciar las “productivas”.

“Hay un excelente servicio gineco obstétrico, politrauma, oncológico y unidad coronaria, trasplantes e infectología. Las cirugías bariátricas son la solución para muchos mendocinos”, enumera.

A la hora de diagnosticar, para Burgos, que evita la palabra ajuste, se trata de “un hospital con recurso humano valioso y necesidades edilicias que atender para aggionarlo. Mientras la medicina se moderniza, nos amesetamos: mi objetivo es convertirlo en el hospital más moderno y tecnificado que sea el líder del Oeste argentino”.

El futuro: torre y helipuerto

En ese tren, el médico ya craneó una renovación integral, tanto de fachada como estructural. El render del proyecto muestra una torre inteligente de 7 pisos con una terraza que incluirá un helipuerto para el traslado de pacientes y un servicio de emergencias de avanzada.

La construcción, sin el equipamiento de última generación del que pretende dotarla Burgos, parte de un presupuesto de U$S 4 millones. Si, como está previsto, las cuentas se ponen al día y se asegura el financiamiento necesario, la obra arrancaría antes de que termine el 2017, con un plazo de 15 meses.

Para eso, mientras ordena los pagos de la deuda exigible (50% del total) a los acreedores, sobre todo droguerías, ortopedias, laboratorios y materiales descartables, la sociedad ya empezó a gestionar créditos tanto en el sector privado como en el público para apalancar el emprendimiento. De hecho, esta semana comenzaron los contactos con bancos y hasta con funcionarios nacionales en busca de alguna línea “blanda”.

“Hay que optimizar antes de invertir en un hospital que ha dado mucho para la salud en la provincia y nunca recibió ayuda de ningún tipo, a diferencia de otras instituciones. Todo fue genuino.Como decía Favaloro, uno se cansa de mendigar para cobrar por su trabajo.  Siendo médico y conociendo los índices, es mucho conveniente tercerizar servicios como forma de solventar prestaciones porque creo que hacia allí va la medicina”, enfatiza el médico especializado en Estados Unidos, con su experiencia a cuestas como administrador del área cardiovascular, donde ahora se apoya en su hijo Martín (“mi heredero”), como asistente.

Frente a las prepagas

De a poco, va dibujándose un nuevo mapa de la medicina privada en medio de la batalla entre OSDE y Swiss Medical para concentrar prestaciones con el control de hospitales y sanatorios, y el financiamiento de las mismas, del que el Italiano no es ajeno. Burgos lee el panorama y, aunque con el control asegurado, no descarta un acuerdo que a futuro beneficie a “su” hospital.

“Pese a las presiones como prestadores para cobrar, vamos a pararnos de igual a igual, lo que exige infraestructura para competir. Las prepagas tienen un margen económico que debe ser materia de análisis político, porque se necesita una ley que destine una parte de la recaudación a la práctica médica y otro a la administración. Así, éstas crecen y los hospitales no lo hacen. Algo está mal”, analiza Burgos.

Así y todo, el flamante hombre fuerte del Italiano lo proyecta en un nuevo escenario concentrado. “Si hay una oferta superadora, que me ayude a sumar y seguir adelante, estoy abierto a estudiarla. En esto no se puede ser necio por una cuestión de amor propio”, se sincera.

Las crisis en los últimos treinta años

Los problemas del Italiano se remontan a 1987, cuando de estar bajo el ala de la comunidad italiana de Mendoza los problemas financieros derivaron en su intervención por parte del Estado nacional por casi 15 años.

En 2003, evaluado inviable económicamente, fue a quiebra “en continuidad”, producto de la cantidad de pacientes trasplantados en el hospital.

Al borde del abismo, lo salvó una “vaquita” de 1 millón de pesos/dólares entre 4 de los entonces jefes de servicio para comprar la quiebra.

Eran tiempos en que la familia Vila y su socio, José Luis Manzano (tuvo 3%) dominaban el directorio, con Burgos como socio minoritario.

Pero la composición cambió con el tiempo: Vila acrecentó su cuota a instancias de Manzano y la mesa pasó a ser de médicos-accionistas.

“Con muchos directores, las decisiones no ayudaron a mejorar el rendimiento”, asevera Burgos, tras admitir “una convivencia difícil”. Así, habla de mejorar la rentabilidad en un contexto competitivo. “Hoy se paga el día-cama debajo de los costos frente al desfasaje inflacionario.

En algunos países la evolución de la medicina acompaña las prestaciones y acá están deprimidas:  por caso en Chile un parto cuesta U$S 10 mil y acá no más de $ 13 mil”, argumenta respecto de las correcciones necesarias.

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