Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar Twitter: @maxisalgado
Llegó la hora de la revolución. Parece ser el momento para que los clubes del Interior digan basta, hasta acá llegamos. Basta a reírse de nosotros. Basta a tratarnos como gente de segunda. En una sociedad en la que la palabra igualdad está cada día más instalada, una sociedad que lucha contra la discriminación y que choca contra el accionar de los violentos, el fútbol se encolumna del lado equivocado.
Ayer, en cancha de Lanús, San Lorenzo debía enfrentar a Cipolletti por la Copa Argentina. Sin embargo, la AFA suspendió ese encuentro como así también los que debían disputar Racing e Independiente. A raíz de esto, el club rionegrino utilizó su cuenta de Twitter para lanzarle un mensaje a su par de Boedo: “Donde quieras, cuando quieras. Vos poné la fecha, nosotros ponemos la ciudad”.
La situación no es nueva, desde hace años que el Interior es relegado por la casa del fútbol argentino, que como siempre pasa en este país, atiende en Buenos Aires más allá de estar en todos lados.
De hecho hay tantos ascensos para 22 provincias en el Federal A, como para los equipos de la B Metropolitana. Equipos que viajan menos, que tienen una infinidad menor de gastos con los mismos beneficios. Así se deja de lado el espíritu del deporte que es hacer primar la equidad ante la competencia y toma protagonismo el poder económico.
Pero lo más llamativo está pasando con la Copa Argentina, una competencia que se vende con integradora y termina siendo más de lo mismo. Es verdad que es el único torneo que le da las chances a todos, pero no se los trata a todos de la misma manera.
Lo que pasó con Cipolletti es un eslabón más de una serie de desaguisados. Este fin de semana se debería haber jugado el primer partido de los cuartos de final del Federal A, pero como jugó la Selección y no hubo fecha de AFA, todo se suspendió para que varios de los equipos clasificados en el Federal cumplieran su compromiso de Copa Argentina. Claro que los grandes pusieron el grito en el cielo y todo se hace a su antojo. No se actúa igual cuando son los equipos del interior quienes plantean verdaderos inconvenientes.
Gimnasia usó una semana de fecha libre, que en teoría viene bien para recuperar jugadores golpeados, para jugar con Unión de Villa Krause y hasta tuvo que viajar a Temperley para enfrentar a Quilmes en el medio de la definición del Pentagonal final. Si leyó bien con Quilmes se jugó en Temperley, a metros de la casa del Cervecero, es que hay que jugar en cancha neutral, aseguran. Neutral es Córdoba, San Luis o Formosa.
Parecida situación vivió Independiente Rivadavia, quien tuvo que ir a jugar con Colón en Quilmes y le pasará a Pacífico de Alvear frente a Estudiantes de La Plata. Para este partido, los alvearenses tuvieron que armar un plantel, ya que recordemos que no compiten oficialmente desde hace varios meses. El Lobo llega con 20 días de trabajo y sin amistosos.
Uno cree o quiere entender que los equipos de Primera tienen una ventaja, pero resulta que después se entera que Godoy Cruz, hoy uno de los pocos argentinos, clasificados a Octavos de final de la Libertadores un lugar que no ocupa Boca, Racing o Independiente, debe ir a Buenos Aires a jugar con Santamarina de Tandil (Federal A) y a puertas cerradas porque va a ir poco público. Una joda.
Es hora que nos plantemos. Lo que le hicieron a los hinchas de Cipolletti que tenían sus viajes programados para Buenos Aires, lo que le hacen a todos los planteles que juegan en categorías de ascenso, es una falta de respeto. Cómo el certamen está tercerizado, la AFA quizás diga que el problema es de la empresa organizadora, pero eso no debería importar mucho.
Hay que unirse y hasta quizás renunciar a este certamen que seduce por los premios económicos que ofrece, pero que deportivamente trae un nulo aporte. Porque la clasificación que ofrece a la Libertadores está "privada" para algún club de los mal llamados chicos. Cada institución tiene una historia atrás, por más chiquita que sea. Tiene además a hinchas que viven y respiran por sus colores. Es, para muchos jugadores, la cuna y el lugar en donde se desarrollan como persona. Por lo tanto, debe ser respetada.
Hay 3.500 clubes afiliados al Consejo Federal y además hay 218 ligas que reclaman su espacio.
Eso sí, en el medio de tanta decepción, esta semana se aprobó la afiliación de Real Pilar, el primer club que recibe el visto bueno para sumarse a la AFA desde 1977, en donde Alfredo Cantilo aprobó la incorporación de cinco clubes a la Primera D para después congelar dicho proceso.
De todas maneras, esta AFA que se parece y mucho a la de Grondona, debe entender alguna vez que el fútbol tiene vida más allá de la General Paz. De hecho, gran parte de los futbolistas de la Selección son nacidos en el Interior.
“A mí no me importa un carajo si ustedes juegan o no el torneo Argentino A, yo ya eché a Diego Maradona y no tendría ningún problema en hacerlo con ustedes”, dijo alguna vez Don Julio Grondona y parece que su fantasma sigue dando vueltas por calle Viamonte.