La intención del intendente de Luján de Cuyo de trasladar las actividades que el INTA desarrolla en Mayor Drummond a los terrenos en los que funcionaba la ex Colonia 9 de Julio puede ser valorable, o no, según el cristal con que se mire.
No se puede cuestionar la buena intención del pope departamental en su objetivo de conformar un pulmón verde en una zona que se está cubriendo de emprendimientos inmobiliarios, pero tampoco se puede desconocer que las actividades que desarrolla el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria en esa zona de Luján cumple con amplitud los beneficios que otorga un pulmón verde. De allí que se trata de un tema que no debería ser descartado, pero que exige también un profundo estudio por parte de la dirigencia política municipal a los efectos de que sea debatido como corresponde y evitar errores que pudieran cometerse por actuar demasiado de prisa.
Dos aspectos deberían ser tenidos en cuenta para adoptar la decisión final. Por un lado, la intención del intendente de construir un parque en las 7 hectáreas que posee actualmente el INTA en Mayor Drummond y, por el otro, no se puede desconocer que el organismo nacional ha recibido en los dos últimos años una reducción importante en el presupuesto, según lo denunciado por representantes de los trabajadores, que podría poner en peligro las inversiones que serían necesarias para "recuperar" el predio que ocupaba la ex colonia 9 de Julio en Agrelo.
Como organismo nacional, el INTA nació en 1956, con la finalidad de "impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria y acelerar la tecnificación y el mejoramiento de la actividad agraria". En Mendoza, el organismo ha desarrollado su actividad a través de tres delegaciones: Luján, destinada casi con exclusividad a la actividad vitivinícola, que inclusive contó con una bodega experimental; Junín (para la actividad frutícola) y La Consulta, para la hortícola. Muchos de sus profesionales participaron activamente en la redacción del Plan Estratégico Vitivinícola 2020. También debe señalarse que uno de sus investigadores, el ingeniero Alberto Alcalde, mediante el estudio de las hojas de la vid, permitió diferenciar las variedades malbec, cabernet sauvignon y merlot, que durante años habían sido conocidas simplemente como "uvas francesas". Otro investigador, Pablo Cavagnaro, formó parte de un trabajo que permitió comprender el origen, el color y el valor nutricional de las zanahorias, una de las hortalizas más consumidas en el mundo.
También debe advertirse que la entidad ha trabajado junto a la comunidad, organizando a productores para que vendan lo que producen directamente al público, mientras en Colonia Molina, en Guaymallén, realizó un estudio sobre qué variedad de camote era la más comercializable y que se adaptara a la zona, hasta lograr que se conformara una cooperativa que trabaje desde la producción hasta la comercialización del producto.
Fue tal el resultado y los beneficios obtenidos que la comuna departamental suele organizar, en esa zona de Guaymallén, la Fiesta Provincial del Camote. Paralelamente, muchas variedades de frutales han surgido de estudios del organismo.
Esos aspectos no fueron analizados por las autoridades nacionales a la hora de considerar el presupuesto para el organismo y, por el contrario, hubo una reducción en las cifras respecto de años anteriores. Tampoco hubo respuestas -ninguna- cuando las entidades gremiales denunciaron la situación y tampoco surgió algún planteo de legisladores nacionales pidiendo explicaciones.
Frente a ese panorama es que resulta necesario considerar lo que pueda llegar a ocurrir con la delegación Luján si se decide su traslado a Agrelo. No ponemos en dudas las buenas intenciones del intendente en su afán de impulsar un pulmón verde en Drummond, pero hay que tratar el tema con mucho cuidado, especialmente por la forma en que se consideró al INTA a la hora de establecer su presupuesto anual.
