Un joven nacido en cautiverio durante la dictadura descubrió su identidad y se convertirá en el sexto caso que un nieto apropiado se reencuentra con su madre, quien sobrevivió a su detención clandestina en Tucumán.
La mayoría de las mujeres que fueron secuestradas embarazadas o con niños pequeños que desaparecieron fueron asesinadas durante la dictadura.
Según reveló el propio joven, su madre estuvo detenida en Tucumán durante dos años y recién comenzó a buscarlo en el 2007 a través del banco nacional de datos genéticos donde él ya había dejado su ADN.
Pero no es el primer caso en el que la mamá está viva. Estos son otros:
Tamara Arze: nieta 6
Tamara nació el 22 de julio de 1974. Su madre Rosa Mary Riveros, una obrera de nacionalidad boliviana, fue secuestrada cuando su beba tenía un año y medio. La niña vivía al cuidado de una pareja, hasta que una patota irrumpió en la casa y las fuerzas de seguridad dejaron a Tamara con unos vecinos. Les dijeron que regresarían a buscarla. Ante la falta de noticias, los vecinos – una familia muy humilde- acudieron a la comisaría de la zona, donde fueron amenazados. Decidieron quedarse con la niña.
Mientras tanto, Rosa pasó por diversos centros clandestinos y finalmente fue legalizada como presa política. Llevaba tiempo tratando de conocer el paradero de su hija pero no conseguía que nadie le diera información. La liberaron en 1981 y fue expulsada del país. Consiguió asilo en Suiza, desde donde continuó su búsqueda en permanente contacto con Abuelas de Plaza de Mayo. “Tenía los dientes separados, con una especie de frenillo. Si es que se le cayeron, yo no sé. Nunca le puse aros ni usó chupete. Va una foto de cuando yo tuve cinco o seis años", escribió su madre en una carta a la institución.
En junio de 1983, las abuelas Mirta Baravalle y Rosa Roisinblit (hoy vicepresidenta) fueron hasta una casa en Guernica y tras una larga búsqueda, localizaron a Tamara. La madre envió un casette donde le contaba a su hija qué había pasado, cuánto la extrañaba y todo lo que la había buscado. Hubo varias conversaciones y debates acerca del futuro de la niña, que en esos días cumplía nueve años. Tamara habló con su madre por teléfono y dijo que quería estar con ella. Poco después viajó a Suiza, donde viven. Tamara es una de las primeras nietas restituidas, la número 6.
Hermanos Gatica Caracoche: nietos 24 y 28
En 1976 Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica tuvieron dos hijos. María Eugenia nació el 6 de febrero en Bahía Blanca y Felipe, el 23 de diciembre. En marzo de 1977, María Eugenia estaba temporalmente al cuidado de Susana Falabella y José Abdala, mientras su madre viajaba a Buenos Aires con su hermano menor, cuando un grupo de hombres vestidos de civil los secuestró en la ciudad de La Plata. A Ana María la secuestraron un mes después, mientras estaba con su bebé, refugiada en una casa de la localidad de Berisso. Estuvo en el centro clandestino La Cacha y en el Pozo de Banfield, y recuperó su libertad en mayo de 1977. “Me llevaron en un auto y me hicieron bajar en el barrio Los Hornos, que era donde yo vivía, donde había desaparecido (mi hija) María Eugenia", dijo en su declaración durante el juicio por los delitos en La Cacha.
Después de una búsqueda intensiva, Oscar y Ana María supieron que Felipe había sido entregado por los represores a una vecina. Ella le buscó otra familia que lo anotó como hijo propio hasta que pudieron localizarlo, en agosto de 1984. Habían pasado siete años desde su desaparición. En septiembre Felipe pudo reencontrarse con sus padres. Un mes después, el matrimonio consiguió algunos datos sobre María Eugenia, también inscripta como hija propia por el comisario Rodolfo Oscar Silva y su esposa Armanda Elisabeth Colard. Fue restituida por un juez penal casi un año después, el 18 de septiembre de 1985. La familia Gatica Caracoche vive en Brasil.
Simón Antonio Gatti Méndez: nieto 72
En 2002, después de 26 años de búsqueda Sara Méndez se reencontró con su hijo Simón Antonio Gatti Méndez. Las dictaduras argentina y uruguaya los habían separado en julio de 1976, cuando un grupo de tareas secuestró a la madre y se llevó al bebé, de veinte días de vida. Sara estuvo diez días en el centro clandestino Automotores Orletti. Después, la trasladaron a una cárcel uruguaya, donde se enteró que Simón no había sido entregado a sus abuelos como le prometieron los represores. Desde, entonces lo buscó.
El encuentro se produjo finalmente cuando Simón dudó sobre su origen. Un examen de ADN le confirmó que era hijo de Sara y de Mauricio Gatti. A su padre no llegó a conocerlo, había fallecido en 1991.
Nieta 107
María de las Mercedes Moreno tuvo a su hija en la maternidad adonde la habían trasladado desde el Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba -conocido como "D2"-, que funcionaba como centro clandestino. Encadenada, dio a luz a una niña. Se la sacaron inmediatamente. A María de las Mercedes la llevaron otra vez al centro clandestino, y permaneció allí hasta 1979.
A su hija la inscribió como propia una encargada del Servicio Social de la Casa Cuna cordobesa. En 2012, con la ayuda de la filial de Abuelas en Córdoba, logró que la justicia federal convocara a la joven, que accedió a realizarse el examen ADN y confirmó: era la hija de María Mercedes.