Durante las últimas semanas, los amantes del deporte en general tuvieron la oportunidad de disfrutar de decenas de actividades que se desarrollaron en Canadá, durante los Juegos Panamericanos, y en Rusia, con el Mundial de natación. Y también millones de argentinos pudieron comprobar que en deporte no todo es fútbol, automovilismo (los dos potenciados desde la Televisión Pública), boxeo, tenis o básquetbol, en su gran mayoría profesionales, sino que hay centenares de miles de jóvenes que practican otras actividades, muchos de ellos con la suficiente calidad y capacidad como para obtener medallas en las competencias internacionales.
Con un hecho no menos importante: en el último de los casos se trata de gente que, por su calidad de amateurs, deben recurrir a aportes particulares para poder hacer frente a las exigencias.
A fuerza de ser sinceros, y tal como lo reconocen los mismos deportistas, en los últimos años el gobierno nacional ha modificado positivamente su política respecto de la actividad deportiva. El Cenard (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) cuenta con instalaciones de primerísimo nivel y con lugares de alojamiento adecuados como para que los deportistas puedan cumplir con las metas requeridas.
Se ha impuesto también un programa de becas a los efectos de que esos jóvenes puedan dedicarse pura y exclusivamente a desarrollar sus capacidades. Aspectos fundamentales que ya tuvieron su premio en los Panamericanos y que pueden repetirse -al menos así se espera- durante los Juegos Olímpicos del año próximo en Brasil.
Paralelamente se conformó hace seis años el Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), que cuenta con fondos para que los deportistas puedan cumplir con giras internacionales y el apoyo sostenido para los clasificados en las grandes competencias.
A nivel macro, entonces, es mucho lo que se ha hecho, aunque quedan sin dudas algunos aspectos para cumplir, como por ejemplo la necesidad, solicitada por muchos deportistas, de que se conformen Cenard regionales (se habla de sedes en Córdoba, para el centro del país; Tucumán, para el Noroeste; Mendoza, para Cuyo y otro importante para el sur del país), a los efectos de no obligar a que los jóvenes deban dejar los lugares donde viven y hasta sus estudios para residir en Buenos Aires, tal como ahora sucede. Y aquí cabe la pregunta: ¿no sería más importante derivar los millones de pesos que se destinan a Fútbol para Todos para construir esos complejos?
Pero, esos centros regionales deben nutrirse de deportistas que vayan surgiendo de polideportivos departamentales en los cuales los jóvenes puedan desarrollar sus capacidades. Está comprobado que aquellos que practican deportes se alejan de la droga y de otros vicios sociales, mientras los deportes de conjunto fortalecen la amistad.
Quizás el mejor ejemplo se observe en el barrio La Gloria, donde existe un polideportivo en el que se desarrollan numerosas actividades deportivas. Situaciones similares se viven en el resto de los departamentos y algunos de ellos, como San Martín, Junín o Maipú, cuentan con complejos de primerísimo nivel internacional.
El nadador santafesino Federico Grabich, medalla de bronce en el Mundial de natación en los exigentes 100 metros libres y con medallas de oro en los Panamericanos, hizo hincapié en falencias que aún persisten en los planos organizativos de la Argentina en lo que hace a los deportes de alta competencia. Y se trata de problemas fácilmente solucionables, que no demandan erogaciones dinerarias de importancia.
De lo que se deduce también que es necesario continuar y mejorar el camino que se ha trazado, que ha dado muy buenos resultados en los últimos tiempos.
