El impacto de la digitalización y la reconfiguración del mundo del trabajo - Por Podestá

La empleabilidad no se trata de lo que alguien ya sabe sino de lo que es capaz de aprender.

El impacto de la digitalización y la reconfiguración del mundo del trabajo - Por Podestá
El impacto de la digitalización y la reconfiguración del mundo del trabajo - Por Podestá

Con una velocidad y alcance sin precedentes, la tecnología está transformando cada vez más el mercado laboral actual. Si bien el impacto ya es notorio en algunos sectores, se trata del comienzo de un proceso veloz que seguirá afectando a las organizaciones, los empleadores y los empleados por igual. Es cierto que algunas tareas y funciones están siendo reemplazadas por máquinas (en especial aquellas que implican procesos repetitivos y estandarizados), pero también emergen otras nuevas que modifican rápidamente las habilidades que tienen las personas y el talento que necesitan las empresas y los países.

Es por eso que, a pesar de que existen perspectivas que connotan negativamente el proceso de digitalización o automatización, no debemos ser pesimistas ni pensar en términos excluyentes la relación máquina-humano. Por el contrario, la irrupción tecnológica no significa el fin del mundo del trabajo sino el comienzo de una nueva era, en la que el éxito dependerá en gran medida de la capacidad y el deseo de un continuo desarrollo, de alimentar la curiosidad y el aprendizaje para adaptarse a nuevas demandas y mantener el nivel de empleabilidad.

En efecto, a medida que las industrias migran a procesos automatizados más avanzados, se necesitan equipos capaces de impulsar esta transformación. La comunicación, la colaboración, la resolución de problemas, el servicio al cliente, el liderazgo y la gestión son solo algunas de las fortalezas que seguirán diferenciando al talento humano en este nuevo mundo digital. Avalando esta situación, el 86% de los empleadores consultados por ManpowerGroup en el marco de su más reciente investigación “La Revolución de las Habilidades 2.0”, sostuvo que su plantilla seguirá siendo la misma o incluso aumentará en los próximos dos o tres años como resultado de la automatización.

Se configura entonces una realidad distinta a la de la sustitución de seres humanos por robots: gracias a una adecuada combinación de competencias, las personas van a desarrollarse en el trabajo en lugar de competir con la tecnología. Una situación similar se dio tiempo atrás con el movimiento Ludita (1811-1816), en donde artesanos ingleses se manifestaron contra las nuevas máquinas de hilar y telares que –creían- destruirían empleos, cuando en realidad se generaron más puestos de trabajo que los que se perdieron. La diferencia hoy radica en la velocidad y capilaridad, ya que la Cuarta Revolución Industrial llegará rápidamente y a todos por igual, permitiendo a las personas alcanzar su potencial y volcarse a actividades de mayor valor agregado.

En este sentido, podemos identificar tres factores clave para que las organizaciones puedan lograr el éxito: en primer lugar, se deben contratar individuos que tengan las ganas y la voluntad de instruirse. Actualmente, la empleabilidad no se trata de lo que alguien ya sabe sino de lo que es capaz de aprender, por lo que debemos fomentar una cultura de desarrollo continuo para atraer y retener al mejor talento. Hay profesiones que históricamente requirieron de una actualización continua, como por ejemplo la medicina; esta necesidad de capacitarse permanentemente ahora llega a todos por igual, convirtiéndonos en eternos estudiantes. En segundo término, será importante que los empleadores detecten cercanías y similitudes entre las habilidades que se tienen y las que se necesitan, y así poder formar grupos que se complementen para alcanzar su máximo potencial. Y, finalmente, se debe trabajar en el desarrollo de líderes digitales: estamos comenzando una era en donde imperará un nuevo estilo de liderazgo capaz de inspirar a más personas sin importar en dónde se encuentren localizadas, de adaptarse -e incluso equivocarse- rápidamente.

En resumen, la tecnología y la digitalización no son por si solas la respuesta; las destrezas humanas siguen siendo determinantes en el contexto actual y futuro. Lograr un correcto equilibrio entre las competencias y las herramientas digitales que disponemos es la mejor manera de abordar los negocios y el desarrollo de las organizaciones. Nuestro desafío como líderes es ayudar a crear las condiciones para que el talento pueda superarse y prepararse para el futuro. Identificar las habilidades con mayor demanda y proporcionar acceso al empleo con una sólida plataforma de capacitación y formación continua será la solución a esta revolución.

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