Quienes nos sentimos involucrados desde siempre con la docencia, no podemos estar ausentes a la hora de rendir homenaje a los 100 años de aquella histórica Reforma del 18, gestada en la rebelde Universidad de Córdoba.
Deodoro Roca, fue uno de los máximos representantes de la libertad y la democracia de los pueblos de América y redactor de aquél maravilloso Manifiesto, que comenzaba diciendo:
"Estamos pisando los terrenos de una verdadera revolución".
Su pensamiento y su talento, alumbraron esa época singular del siglo pasado y los tiempos venideros.
Su intelecto y sus acciones siempre estuvieron al servicio de las reivindicaciones educativas.
Éste, es un simple testimonio testimonio de sus ideas progresistas, en materia educativa, "Los exámenes":
"¡Exámenes a la vista! Bolilleros, más bolilleros... ¡Con sus inconfundibles dispositivos de juego! Como todos los años, vuelve a las sienes juveniles el presuroso latir de los días de examen, sobrecogidos, azarosos.
Días de palideces, fiebres y matrículas con números impersonales. Tiempo implacable, que apremia. Se ahoga en ellos la risa. Tardes de marzo, julio y diciembre. Exámenes: ¡Lotería, lotería! El alumno acude con su registro. No siempre saca premio. Hay que pasar de alumno a médico, abogado, ingeniero...
Los exámenes son como llevar al alumno al filo de una roca y -como Satán a Cristo- decirle: ‘Toda la gloria será tuya, si me respondes a estas preguntas, si tenés suerte con estas bolillas, desde donde te miro’. El alumno entrega, por esa fantasía, sus deseos y su indefensión.
"Lo humano, lo verdaderamente humano y pedagógico, sería ir apuntalándolo, durante su vida de aprendizaje. Qué cosas y qué ideas no ‘parecen’ convenirle; qué cosas y qué ideas le serían de fácil adquisición... El problema del adiestramiento, la elección del trabajo fértil, el de la educación ‘total’, en suma, es el que debiera mantener alerta la mente de los maestros… .
Estoy absolutamente de acuerdo, en que el examen -tal cual lo conocemos- debería quedar catalogado para siempre, entre los ‘juegos prohibidos’, en defensa de la inteligencia".
En tiempos en que "La sociedad del conocimiento", pone en crisis los sistemas educativos tradicionales, es imperioso superar el pensamiento lineal y avanzar en planes de estudios y sistemas de evaluación que se adecuen a los nuevos requerimientos de la época. Las profesiones debemos dar respuestas eficaces, pero también éticas, a los cambiantes y probablemente caóticos desafíos, con los que el futuro, enfrentará a nuestros jóvenes estudiantes.
Vivimos una realidad compleja y diversa, donde emergen paradigmas de conocimientos interdisciplinarios. Se promueven pluralidad de métodos y también, una nueva racionalidad, que termina cuestionando la objetividad de las ciencias.
El principio de incertidumbre derrumba la consistencia de los sistemas exclusivamente objetivos y cerrados, dando paso a la fuerza de la subjetividad.
La obsolescencia, nos rodea.
Sigamos con el pensamiento de Roca:
"El aprendizaje -expresado en el examen- está pensado, apuntando al ‘éxito efímero’.
Hace depender de un resultado, de una buena jugada, a veces toda una vida. Y nada debería depender del azar en la educación.
El examen se presenta como ‘premio o recompensa’, a una prueba donde intervienen factores tan extraños al conocimiento, como la audacia, la inequitativa memoria, la seducción verbal, de la que suelen carecer muchos espíritus profundos. Y lo grave es que esos factores siguen guiando más tarde la mente y la acción de sus beneficiarios. Y así, terminan siendo jugadores toda la vida."
La verdadera educación -muchas veces lo leímos, pero pocas lo vemos practicado- debe enamorar, desarrollar la atención, el deseo de comprender, la coherencia con lo aprehendido. La verdadera educación, la formación que anhelamos, debe ser siempre abierta. No debe fomentar la fe, sino la duda; no la credulidad, sino la oportuna y desnuda pregunta. La falsa educación, la educación juego, azar, "lance", que denunciaba Roca, se nutre necesariamente de respuestas oficiales a preguntas más "oficiales" todavía.
Como observaba Bertrand Russell, hay que desterrar la idea de muchos educadores, que ven en el examen, "un medio de adquirir poder sobre el alumno y no de favorecer su futuro desarrollo".
Cualquier aprendiz, puede hacer repetir de memoria un texto.
A la mayoría de nuestros jóvenes, no se les enseña a "pensar" ni se los educa en capacidades y competencias. La tarea es enamorar, hacer que prevalezcan los mejores argumentos.
Hay habilidades, que dan medios para subsistir.
Sin embargo, son los ideales, los valores y la pasión, las que dan razones para vivir.