El huracán Odile destruyó casas pobres y aisló a miles de turistas

En la zona de Baja California, el meteoro provocó serios daños y obligó a cancelar vuelos y clases. Saqueos en comercios.

El huracán Odile destruyó casas pobres y aisló a miles de turistas
El huracán Odile destruyó casas pobres y aisló a miles de turistas

El huracán Odile seguía debilitándose ayer después de haber destruido viviendas humildes y dañado hoteles en la turística Los Cabos (noroeste de México), donde miles de extranjeros permanecen varados y algunos comercios fueron saqueados.

Las autoridades no recibieron reportes de víctimas, pero se registró la llegada de militares para proteger a la población.

“Pasamos la noche parados, esperando a ver qué quedaba de nuestra casa. Pero mire, se llevó todo”, dijo Soledad Mayo, de 52 años, perpleja frente a su vivienda de láminas de madera completamente destruida por el huracán degradado a categoría 1 (de un máximo de 5) de la escala Saffir-Simpson.

Varios objetos domésticos quedaron esparcidos por el suelo del inmueble tras el paso de Odile, que sigue generando lluvias en Los Cabos (238.000 habitantes), donde impactó hacia las 4 de la madrugada del lunes.

En hoteles de la zona turística de Los Cabos se observan vidrios rotos, habitaciones inundadas y muros fisurados y derribados.

“Aquí no queda nadie”, señaló un empleado del hotel Hyatt, mientras barría los escombros tras evacuar a los huéspedes.

Algunos techos de tiendas de autos de lujo, como la marca Cadillac, se colapsaron sobre vehículos sin estrenar.

En las calles había postes de luz tirados, árboles bloqueando caminos, cables colgando que se arrastraban y palmeras flotando en las albercas de los hoteles.

“Estoy decepcionada por mis vacaciones, pero sobre todo me parte el corazón que la gente de aquí lo perdió todo”, dijo Tifani Brown, una ama de casa estadounidense de 34 años que llegó el domingo desde California.

Unos 30.000 turistas, 26.000 de ellos extranjeros y 4.000 nacionales, pasaron la noche resguardados en 18 hoteles de la zona que cuentan con refugios contra huracanes.

Por el momento los visitantes no pueden partir vía aérea ya que tanto el aeropuerto de Los Cabos como el de la cercana localidad de La Paz mantienen cerradas sus operaciones, informó la aerolínea mexicana Interjet.

En La Paz (252.000 habitantes), capital de la región de Baja California Sur, Odile no causó grandes daños materiales, dijo el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.

Pero para evitar accidentes, el suministro de luz y de agua potable fue cortado tanto en Los Cabos como en La Paz.

En zonas humildes de Los Cabos, pobladores han saqueado comida, pilas y bebidas alcohólicas de tiendas de autoservicio a donde han empezado a llegar militares para impedir las rapiñas.

“Llevo agua para los niños y comida para el bebé, uno nunca sabe lo que puede traer mañana”, dijo Osvaldo López, de 41 años, mientras se escabullía por debajo de una reja con productos de una tienda.

En los caminos de tierra del barrio Caribe se abrieron surcos por donde aún escurría el agua y de muchas casas de madera nada quedó en pie. Arroyos aledaños se desbordaron, arrastrando todo lo que se encontraron a su paso, desde un auto deportivo hasta una heladera.

Las autoridades habilitaron 164 albergues con capacidad para 30.000 personas para los residentes permanentes de Los Cabos y La Paz y en la madrugada del lunes entre 6.000 y 7.000 de esos residentes habían sido evacuados.

Debilitado pero aún peligroso

La noche del domingo a lunes Odile impactó como huracán categoría 3 y vientos sostenidos de 205 km/h a unos 10 km al este de Los Cabos.

Pero en su último reporte de las 19 de ayer (hora local) la oficial Comisión Nacional del Agua (Conagua) mexicana indicó que Odile se había degradado a categoría 1 y seguía avanzando a 20 km/h hacia el noroeste de la península de Baja California con vientos sostenidos de 150 km/h y rachas de 190 km/h.

De acuerdo con los meteorólogos, la intensidad de Odile debería continuar disminuyendo, pero autoridades advirtieron que mantiene su potencial de causar lluvias torrenciales y deslaves en esta región, donde abundan comunidades de bajos recursos y pesqueras.

El gobierno prohibió la navegación en todos los puertos del sur de la Península y ayer se suspendieron las clases.

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