Varias semanas después de publicar explosivos informes sobre el juez Sergio Moro, el periodista estadounidense Glenn Greenwald debió responder a preguntas hostiles ante una comisión legislativa. "¡Quien debería ser juzgado, condenado y encarcelado es el periodista!", exclamó la legisladora Katia Sastre, aliada del presidente Jair Bolsonaro.
La amenaza tal vez no haya sido algo inocuo. Un portal conservador informó que la Policía federal había pedido a los reguladores que investiguen las finanzas de Greenwald. El periodista, ganador de un premio Pulitzer, y su marido, quien es brasileño, dicen que recibieron amenazas de muerte, que hay pedidos de que lo deporten y comentarios homofóbicos en medio de un ambiente político hostil.
Greenwald, un abogado que se dedicó al periodismo y que desde hace tiempo promueve la libertad de expresión, se encuentra en el centro de la primera prueba importante del estado de la libertad de prensa bajo el gobierno de Bolsonaro, quien asumió el 1 de enero y expresó abiertamente nostalgia por la dictadura militar de 1964-85, un período en el que los diarios estuvieron censurados y algunos periodistas fueron torturados.
"Es un momento muy preocupante para la libertad de prensa en Brasil. Hay un gobierno que critica de palabra a los periodistas con una abierta retórica contra la prensa", declaró Natalie Southwick, coordinadora del programa para América del Sur del Comité para Proteger Periodistas.
El portal The Intercept de Greenwald publicó el mes pasado mensajes de texto que supuestamente muestran que el juez Sergio Moro, hoy ministro de Justicia, había asesorado indebidamente a los fiscales en el juicio por corrupción del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
The Intercept también acusó de prejuicios políticos a Moro y los fiscales de una investigación de actos de corrupción que involucró a numerosos empresarios y políticos y convirtió a Moro en un héroe nacional para muchos. El portal dijo que recibió los mensajes de una fuente anónima y que cuenta con un "vasto archivo" de información que todavía no dio a conocer.
Moro dijo que los informes son cosas sensacionalistas y que una “agrupación delictiva” quiere invalidar las condenas emitidas cuando siendo juez libraba una batalla contra la corrupción. Posteriormente publicó un tuit en el que dijo que The Intercept era “un portal alineado con hackers delincuentes”.
Durante una audiencia del 25 de junio en la Comisión de Derechos Humanos y Minorías de la cámara de Diputados, la legisladora Carla Zambelli le dijo a Greenwald: "Si no tiene pruebas de esta información, es falsa y usted es un mentiroso. Si es cierta, entonces usted es un delincuente que interceptó el teléfono de alguien". Greenwald respondió: "El partido de gobierno evidentemente está muy confundido respecto al trabajo periodístico que hicimos".
Bolsonaro ha criticado a menudo a la prensa, acusándola de mentirosa, prejuiciada a favor de la izquierda, que publica "noticias falsas", aunque a veces dice que cree en la libertad de prensa.
Uno de los blancos principales de la ira de Bolsonaro ha sido el diario Folha de Sao Paulo. Una semana antes de las elecciones envió un mensaje por video en el que dijo que si ganaba, habrá un Brasil "sin mentiras, sin noticias falsas y sin Folha de Sao Paulo".
También describió a Globo, el conglomerado de medios más grande de Brasil, como “el enemigo” en mensajes de WhatsApp filtrados y publicados por la prensa.
"No sabemos hasta dónde están dispuestos a llegar para hacer realidad la visión autoritaria que promueve Bolsonaro", dijo Greenwald.
El periodista, quien vive en Río de Janeiro, se hace acompañar ahora por custodios privados y dice que él y otros empleados de The Intercept han recibido amenazas de muerte detalladas, sofisticadas, que a veces incluyen información personal privada.
Ganador de un Pulitzer y blanco del oficialismo
Greenwald ya estuvo en el ojo del huracán cuando fue parte de un equipo de periodistas de The Guardian que ganaron un Pulitzer por informes sobre programas de vigilancia del gobierno basados en documentos difundidos por Edward Snowden.
Partidarios de Bolsonaro y de Moro denunciaron repetidamente a Greenwald, enfocándose a menudo en su sexualidad y la de su marido, el legislador brasileño David Miranda. El propio Bolsonaro alguna vez dijo que preferiría tener un hijo muerto a un hijo gay.
Legisladores afines a Bolsonaro han pedido la detención y deportación de Greenwald.
"Soy un buen villano para esta campaña de la derecha", comentó Greenwald. "No soy ciudadano brasileño y por lo tanto me pueden decir extranjero. Además soy gay en un país donde ser anti-gay ha pasado a ser una parte importante del clima político y mi esposo es miembro del partido socialista".