El histórico "Ciclón" de Maipú

San Lorenzo de Russell fue fundado en 1922. Es una escuela de hándbol única. Embajador mendocino en la década de los 70.

El histórico "Ciclón" de Maipú
El histórico "Ciclón" de Maipú

Todo fue azul y rojo en los años '70, cuando San Lorenzo de Russell, conocido como el “Ciclón” de Maipú, dejó su marca de nueve campeonatos consecutivos en el balonmano mendocino.

Dio testimonio de neta superioridad en aquellos tiempos; era un equipo que establecía diferencias por sus excelentes individualidades, su muy buen nivel de juego, entendimiento colectivo entre sus extremos, laterales y definidores, eficaz y rápido contragolpe y gran poder de gol.

Las crónicas de nuestro diario recuerdan además aquella celebrada conquista de la Primera Copa Nacional de Clubes Campeones que se desarrolló en 1977, con la presencia de los representativos más importantes del país: San Lorenzo de Russell (Mendoza), River Plate (Capital Federal), River Azuleño (Buenos Aires), General Paz Juniors (Córdoba), Villa Congreso (Río Negro), Estudiantes (La Pampa), Gimnasia de Guatambú (Misiones) y Sportivo Belgrano (Santa Fe).

El certamen se desarrolló entre agosto y noviembre de ese año; en la jornada decisiva que se jugó en Mendoza convocó a una verdadera multitud en el Estadio Municipal “Juan Domingo Ribosqui” de Maipú, con una recaudación de 22 millones de pesos viejos de esa época y un festejo que se prolongó hasta altas horas de la noche en la plaza departamental de Maipú, como si se hubiera ganado una contienda futbolística.

"Ciclón Histórico y Campeón" fue el llamativo título de Los Andes; "Lo ganó a lo Russell" dijo el vespertino El Andino, que se editaba en esos tiempos; "Pleito Definido" escribió la revista especializada en hándbol Siete Metros, que se publicaba en esos tiempos para graficar la importancia del logro alcanzado.

La campaña de los Azulgrana (por sus tradicionales colores) o los Indios (por su garra y espíritu de lucha, como también se identificaba a aquel poderoso San Lorenzo de Russell), arrojó los siguientes resultados: cuartos de final, vs. General Paz Juniors: 22-16 y 25-19: semifinal, vs. Villa Congreso: 28-17 y 28-14 y en la final, vs. River Plate, primero en Buenos Aires y después en Mendoza: 17-17 y 15-14.

Se recuerda que el primero de esos juegos se desarrolló en el gimnasio de Núñez, porque se habían iniciado las obras del Mundial del fútbol de 1978 en el Monumental, con la asistencia de 30 hinchas maipucinos que celebraron la igualdad como un verdadero triunfo.

La revancha llegó una semana después, con una multitud en las tribunas del “Juan Domingo Ribosqui” de Maipú, que se cerró con un emotivo 15-14, que quedó en la historia de las grandes hazañas del balonmano mendocino.

Los nombres de Edgardo Mercado, Néstor Manfredini, Ricardo Luminari, Armando Pereyra, Hugo Pereyra, Dante Bustos, Carlos Esteban, José Leiva, Pedro Gallardo, Ricardo Bustos, Ricardo Ortiz y Edgardo Bullaude, dirigidos por Alfredo Luminari, que entonces  tenía 29 años y que salía a la pista en silla de ruedas, a raíz de un accidente en YPF, integraron aquel Ciclón azul y rojo del '77, campeón de campeones.

“Los indios de Russell”, serán recordados por siempre en la historia del balonmano provincial y nacional. Dejaron su huella. Su marca. Su   nombre. La pasión, la entrega, la actitud, el coraje, la solidaridad y la humildad, fueron los valores fundamentales de un equipo histórico.

LA PRIMERA COPA DE CLUBES CAMPEONES

Apenas algunos años antes ni el más optimista hubiese pensando que fuese posible un torneo que nucleara a los clubes campeones de todas las asociaciones afiliadas en rondas eliminatorias sucesivas hasta consagrar al campeón.

Pero resultó que, mientras las asociaciones o federaciones carecían de ingresos genuinos y dependían de los subsidios; en cambio, los clubes, con la colaboración directa de sus socios, lograban reunión fondos suficientes para salir a defender su propio nombre y prestigio.

El triunfo mendocino

El primero de los juegos tuvo lugar en Núñez con el Monumental en pleno obra para el Mundial de Fútbol de 1978. El Gimnasio presentaba una iluminación escasa y poco público. No más de treinta personas, entre las cuales la treintena de mendocinos con banderas y cánticos se hacía notar y por momentos domina la escena. El partido fue parejo, sin un gran nivel técnico, afirman las crónicas de entonces.

Los 30 metros de la cancha neutralizaban el arma letal de San Lorenzo, su contragolpe. River dependía de la efectividad de sus goleadores Bono y Rodríguez. La segunda parte fue mejor, aparecieron los conductores de la Banda, Ledo y Bloise y sólo los cinco goles de Leiva mantuvieron a los Azulgranas cerca, ante el delirio de su gente. A diez segundos del final, el score era 17 a 17 y el local en poder del balón.

Hay falta defensiva. Bono preparado para recibir y tirar. Ante el estupor de todos, resuelve amagar y ceder para  para Rodríguez. Cuando el tiro de éste iba irremediablemente hacia el gol ¡Silbato de la mesa indica que termina el partido! La pelota ingresa en el arco y se desata la hecatombe.

El árbitro Valente señala de inmediato que el gol no vale, pero su compañero Cernuschi lo convalida. Hay empujones y gritos. Después de un rato de deliberaciones a puertas cerradas, se aplica el reglamento y Russell festeja. Un detalle más que importante: el cronometrista que había pitado el final era el delegado de River, Rafael Rossi. Aplausos para él.

La revancha en el estadio Municipal de Maipú no fue menos accidentado. Una multitud en las tribunas. Todos son de Russell, todos de Mendoza y sienten que la hazaña es posible.

El primer tiempo fue tenso, pero parejo y tranquilo. En el segundo todo seguía igual, pero desde los quince en adelante recrudecen los golpes y hay expulsiones. A 1’ 30’’ del final están 14 iguales y el público delira.

Un contragolpe de Rusell termina en gol, su autor y el porteño que lo perseguía chocan contra la pared del fondo del campo y caen enredados. Reaccionan y son excluidos. Hay empujones y golpes entre los jugadores, algunos espectadores invaden la cancha, ante ellos los delegados de River retiran el equipo.

Entonces todo estalla y es azul y rojo. Russell es el primer campeón nacional de clubes. De nada sirve un posterior intento de los millonarios por retornar a la cancha.

La planilla está cerrada en 15-14 y no hay nada más que hacer.

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