A sus 49 años y 11 meses de edad, Omar Martínez se consagró como el campeón más longevo en la historia del Turismo Carretera al imponerse en el autódromo Roberto Mouras de La Plata en la última cita del Play Off por la Copa de Oro.
Al comando del Ford Falcon que prepara su propio equipo, el Gurí repitió el título logrado en 2004 y quitó el récord a Dante Emiliozzi, que en la temporada 1965 obtuvo su cuarto campeonato consecutivo con 49 años y seis meses de vida.
El entrerriano, que alcanzó su 32ª victoria en la categoría más popular del automovilismo argentino ante 40.000 personas, ganó la segunda serie (fue la más veloz) y aguantó la primera posición frente a la embestida de Guillermo Ortelli (Chevy), que culminó segundo tras superar a Martín Ponte (Dodge) y Mariano Werner (Falcon).
Nacido en Rosario del Tala un 1 de enero de 1966, Martínez llegó a su cuarto triunfo del año tras los triunfos en Paraná, Rafaela y La Pampa. De esta manera, arrebató el primer lugar del torneo decisivo al campeón saliente Matías Rossi (Chevy), quien no tuvo un buen fin de semana con la Chevy del Donto Racing ya que quedó 22º en clasificación y llegó 16º en la final.
Al terminar la carrera, los fanáticos de Ford envolvieron el auto de Martínez tras la caída de la bandera de cuadros en la entrada a la verificación técnica. Extirpó el gentío al piloto del Falcon con el número 7 y levantó en andas de su ídolo antes de consagrarlo en el podio con la ansiada Copa de Oro.
Para eso habían llegado hasta el Mouras pese al calor abrasador, para vitorear al nuevo campeón, el que amagó varias veces con el retiro, el que finalmente no tomó esa decisión y el que quizás intuía que su destino le tenía preparado esta ¿última? consagración tras aquel éxito en Paraná. Así, llegó otra corona como las de Fórmula Renault, TC 2000, Top Race y TRV6.
Omar Martínez: "Tenía un auto bárbaro; deseaba esta posibilidad y hubo revancha"
Sobre su estrategia para alzarse con su segundo título de TC, el entrerriano declaró: “Hacía mucho que deseaba esta posibilidad.
Por suerte comenzó a darse en la clasificación cuando Rossi no tuvo un buen resultado. Sabía que tenía un auto bárbaro y no quería desconcentrarme; traté de cuidar todo el tiempo y aguanté hasta el último. Estoy muy feliz”.
A la hora de las dedicatorias, el Gurí expresó que “es para todo mi equipo, mi familia y especialmente para los entrerrianos. Hemos pasado momentos muy difíciles en cuanto a resultados, pero el automovilismo siempre de revancha. Mis hijos ya no se acordaban cuando fui campeón”.
“Ya llegará el momento de disfrutar bajando del auto”, apuntó como confirmación de que, en la próxima temporada, volverá a sentarse en la butaca del “Forcito” con los 50 años ya cumplidos.