Por Lic. Eduardo Sosa. Consultor en Eco-eficiencia
Para "ecologizar" la vivienda, o simplemente ahorrar energía sin perder confort, la consultoría en ecoeficiencia comienza a imponerse en la argentina. aquí los tips principales.
La eco-eficiencia es un término del mundo empresarial surgido a inicios de los años noventa que se aplicó primero en las empresas, pero que gradualmente fue trasladándose a otros ámbitos. Hace unos diez años llegó a nuestro país con más fuerza y hace poco tiempo se ha instalado fuertemente en el rubro de la vivienda familiar con la llegada de nuevos materiales para la construcción, el aumento de las tarifas por servicios de energía eléctrica y gas, y una mayor conciencia ecológica.
Eco-eficiencia es “hacer más con menos”, es decir, mejorar el desempeño de una empresa y sus productos a partir de una menor utilización de materias primas e insumos. Es un concepto fuertemente ligado a la productividad pero también a la sustentabilidad ambiental. Aplicado a la vivienda implica hogares construidos con materiales más eficientes en el aspecto del ahorro energético, más amigables con el ambiente y cuya aplicación redunde en menores costos a mediano y largo plazo. Con los recientes aumentos tarifarios, muchas empresas consultoras – sobre todo en Buenos Aires- que se dedicaban a buscar clientes empresariales, vieron la oportunidad de acercarse a un mercado sumamente atractivo pero que hasta ahora no estaba interesado en invertir debido a los subsidios a la energía, el de las viviendas unifamiliares.
Una casa eco-eficiente puede ahorrar hasta el 65% de la energía que consume, e incluso existen viviendas autosuficientes que entregan energía al sistema eléctrico local, generando ingresos que compensan los gastos ocasionados por el consumo.
LAS CLAVES
El momento ideal para iniciar el proceso hacia una vivienda eco-eficiente comienza al diseñarla. Si el profesional conoce de materiales de bajo impacto ambiental, sistemas de calefacción pasiva, materiales aislantes termoacústicos y equipamiento para el ahorro energético, entonces estamos ante un buen comienzo. Pero si ya habitamos una vivienda que no fue pensada bajo los principios de la eco-eficiencia y la arquitectura bioclimática, igualmente se puede lograr grandes ahorros y mejorar o mantener el confort con algunas modificaciones. Y lo mejor de todo: hay posibilidades para todos los bolsillos, porque en cuestiones de eco-eficiencia hay dos componentes esenciales, el equipamiento (incluye artefactos electrodomésticos y materiales de construcción) y el comportamiento de la familia en relación al tema. De nada sirve vivir en una casa eco-eficiente si los miembros de la familia mantienen patrones de consumo que provocan derroches innecesarios, y al revés, si una familia no posee el suficiente dinero para invertir en una vivienda que alcance los estándares de eco-eficiencia, pero su conducta está orientada al consumo austero de la energía, seguramente logrará una disminución en los montos a pagar por la energía consumida. Lo que se busca en realidad es un equilibrio entre el nivel de confort que la familia ha elegido y las posibilidades de inversión y de cambio de hábitos para reorientarlos a un modo de vida sin derroches. Entonces ecología se transforma en una mejor calidad de vida, y a la vez en un retorno de la inversión y en un ahorro de dinero.
¿CÓMO EMPEZAR?
Si va a construir su vivienda debe contratar un profesional que conozca de arquitectura bioclimática y de eco-eficiencia. Si por el contrario ya tiene una vivienda y desea mejorar o mantener su calidad de vida pero aspirando al ahorro energético, puede contratar a un experto en eco-eficiencia, quien le recomendará las mejores opciones tanto en artefactos para el hogar como en intervenciones edilicias para eficientizar el consumo energético aprovechando los recursos disponibles. El primer paso es un análisis de la vivienda, particularmente de las corrientes de aire, de los materiales que la componen, del consumo energético de la familia, de sus patrones de comportamiento y otros elementos. Con todos los datos en la mano, se traza un plan o estrategia de intervención con acciones y cronograma de ejecución. Es fundamental el diálogo con la familia para obtener un plan realista que se adecue a las posibilidades financieras. Aquí puede terminar la labor del profesional, pero puede continuar si la contratación incluye la dirección de obra de las intervenciones, adquisición de materiales, equipamientos, etc.
El experto debe aconsejar sobre opciones en equipamiento, materiales, construcción y productos innovadores, pero fundamentalmente debe acompañar la transición de la familia hacia un estilo de vida más ecológico, consistente con el mantenimiento de la calidad de vida que se desea, pero también consciente de que sus acciones provocan impactos sobre el medio ambiente. De ese equilibrio que se busca, surgen las opciones que finalmente la familia tomará.
UN PLAN PARA TODO EL AÑO
Un hogar eco-eficiente ahorra y conserva la energía todo el año, por lo que hay que tener una estrategia para invierno y otra para verano. En nuestra provincia el sol es un aliado en invierno al ingresar a nuestra vivienda bajo diversas formas, lo que permite el ahorro en calefacción, pero es nuestro gran enemigo en verano, ya que calienta toda la estructura y puede ser muy difícil y muy caro climatizarla para estar confortables. Pero no solamente gastamos energía en calefacción, también lo hacemos en iluminación, en el agua caliente para higiene o lavado y cocción de alimentos, y también para recreación.
Se viene el verano y es urgente planificar para no sufrir los efectos del calor y no pagar fortunas por el uso del aire acondicionado, por lo que las medidas a tomar para enfrentar el invierno pueden esperar. Sin embargo, lograr un verdadero ahorro implica dedicarle tiempo y esfuerzo durante la primera etapa para luego disfrutar de veranos e inviernos confortables por un largo tiempo. Una casa eco-eficiente puede ahorrar hasta el 65% de la energía que consume, e incluso existen viviendas autosuficientes que entregan energía al sistema eléctrico local, generando ingresos que compensan los gastos ocasionados por el consumo.
El experto debe aconsejar sobre opciones en equipamiento, materiales, construcción y productos innovadores, pero fundamentalmente debe acompañar la transición de la familia hacia un estilo de vida más ecológico.
LAS OPCIONES
Las hay desde la adquisición de equipamiento solar (calefones solares, paneles fotovoltaicos, sistemas de climatización solar de piletas) hasta pinturas que logran enfriar ambientes, pisos aislantes, sistemas de calefacción y refrigeración pasivos (que aprovechan la luz solar, las corrientes de aire y el aire del subsuelo), pasando por pequeñas o medianas intervenciones edilicias para impedir el ingreso de luz solar directa al interior de la vivienda (colocación de filmes en ventanas, colocación de aleros, persianas externas, etc.) o evitar que el calor se pierda (como las ventanas de doble vidrio hermético), materiales aislantes en paredes, pisos y techos, inclusión de vegetación dentro y fuera de la vivienda con el fin de atemperar los ambientes, iluminación led y electrodomésticos que consumen menos que los artefactos convencionales (tecnologías “inverter”, etiquetado “A” o “+A”, etc.), que el profesional podrá aconsejar de acuerdo a la vivienda y las posibilidades financieras.
En resumen, una inversión en ahorro energético redunda en rápidos retornos y posteriores ahorros que benefician a la economía familiar, a la par de cuidar el planeta. En futuras notas avanzaremos sobre temas específicos que hacen al mundo de la eco-eficiencia y su aplicación a los hogares.
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