El problema de las villas inestables y los asentamientos precarios en Mendoza se puso en evidencia en estos días con el fallo que dispuso el desalojo del barrio Valle Encantado, en el oeste de Chacras de Coria.
En el Gran Mendoza hay por lo menos 70 sectores de viviendas marginales, que representan más de 80.000 pobladores. Los conflictos originados por la permanencia durante largos años de villas y asentamientos sin que se hayan materializado acciones concretas para su regularización urbanística, engrosan una lista muy extensa. Hay familias que viven muy mal, y siempre la mayor preocupación son los chicos.
En Valle Encantado más de 270 familias modestas han ido construyendo viviendas de diversa calidad edilicia, algunas de material sólido.
El municipio de Luján ha mantenido contacto con los pobladores, registrándose también actuaciones del IPV con el propósito de obtener la expropiación. La sentencia de la Suprema Corte llega sin haberse logrado acciones concretas para urbanizar la villa o el traslado de sus ocupantes a otros terrenos.
Para las familias afectadas, la posibilidad del desarraigo no es un tema menor; ocupaciones laborales y el uso de los servicios de salud y educación cercanos a su localización. La dirigencia vecinal promueve quedarse en el sitio, acelerar la urbanización y convertirlo en un barrio ordenado y registrado, con servicios y la garantía de que sus integrantes contribuirán a la tranquilidad de la zona.
Algo parecido ocurre con el asentamiento Los Hornos, en El Bermejo, cerca del hospital El Sauce. Más de 300 familias gestionan desde hace 16 años la obtención del título de propiedad de 14 hectáreas que les fueran adjudicadas. En nota de Los Andes del 14 de febrero pasado se describe la situación por la que atraviesan los moradores, agrupados en 4 entidades comunitarias, ante los reclamos de terceros que invocan derechos de propiedad sobre esas tierras. La indefinición de la posesión legal del terreno para fines habitacionales ha dilatado el avance de la planificación de la urbanización, prolongándose en el tiempo una larga espera de las familias, carentes de techos adecuados.
También es conflictiva la realidad de asentamientos sobre la traza del metrotranvía Capital-Las Heras. La lentitud en la reubicación de esos habitantes ha provocado el retraso del cronograma de avance de los trabajos, con la consiguiente pérdida económica y demora en la inauguración de una prestación muy necesaria en el transporte público de pasajeros.
Del examen de los tres casos presentados, entre otros con problemáticas similares en otros puntos, puede inferirse un retraso en la gestión de la urbanización de villas y asentamientos, los que continúan incrementándose en número de localizaciones y cantidad de familias residentes de manera informal.
Entre 2004 y 2007 se propuso la ejecución del Plan Estratégico “Mendoza sin villas”, una vigorosa iniciativa política para resolver el problema de las radicaciones informales de manera definitiva en un determinado tiempo de ejecución.
La situación actual denota una paralización de la dinámica que impulsó ese programa, manifestándose sus efectos en problemas que afectan tanto a los habitantes villeros como al desarrollo de obras públicas y la integración armónica de los distintos barrios de las ciudades de la provincia.
Las políticas actuales para la regularización de villas y asentamientos en plazos previsibles y costos razonables, están basadas en facilitar el acceso a lotes urbanizados en los que las familias construyan en forma progresiva con la asistencia financiera, social y técnica del Estado y otros agentes habitacionales.