En un abrir y cerrar de ojos, el sol le fue ganando a las nubes y el cielo se aclaró. Al igual que en el torneo de Transición 2014, cuando el cielo tombino se encapotaba de nubarrones amenazantes, apareció el Piloto de Tormentas de esta historia y el Expreso capeó el temporal.
Ya en los minutos del encuentro suspendido frente a Racing, el equipo fue otro. Ofreció otra imagen. Y a los pocos días, ante Temperley, el Tomba jugó su mejor partido en mucho tiempo: fue 3-0.
El equipo lució equilibrado y se dejaron atrás los errores de la era Heinze. La apuesta del Gato Oldrá por los mismos once que habían derrotado claramente a Temperley era un desafío mayúsculo. Sentar en el banco de suplentes a Jaime Ayoví también lo era.
Pero los 90 minutos que jugó el Expreso en Rafaela le dieron la razón al Gato. Godoy Cruz jugó el mejor partido de la temporada. Tuvo control de balón, equilibrio, profundidad, movilidad de tres cuartos hacia adelante. Y dos puntas contundentes que liquidaron la historia en una ráfaga mortal para Rafaela.
El equipo no perdió la paciencia nunca. Ni aún cuando Rafaela se puso en ventaja, dejó de tocar, intentó jugar siempre. Cambió el esquema y algunos intérpretes tomaron el protagonismo que se les reclamaba. El ingreso de Viera le dio firmeza en el fondo y se acopló perfecto con Galeano. Pol Fernández y Zuqui se hicieron dueños de la mitad de la cancha, Angileri y Díaz recorrieron las bandas en un ida y vuelta compensado.
Los laterales no van a lo loco, sino todo lo contrario. Saben cuando pasar. El equipo mejoró en el control de la pelota, en los relevos y en la predisposición para presionar. Entonces, si los interiores juegan y se mueven, los extremos van y vienen y los puntas no se quedan quietos nunca, los espacios aparecen por decantación.
Del resto se encargaron Juanfi Garro y Leandro Fernández. Una dupla mortal para batir a La Crema. Y para seguir alimentando otro sueño americano.
Ayoví y la ida de Mercado
Jaime Ayoví ingresó en el segundo tiempo y tuvo una producción deslucida. Se lo notó contrariado y bastante fastidioso. Los dos goles errados (uno de ellos imposible) terminaron de pintar la tarde del ecuatoriano, que no tuvo reparos en conocer su estado anímico apenas enfrentó los micrófonos: “Me tuve que quedar callado porque el problema no era conmigo, pero la salida de Mercado no fue justa. No tuve la posibilidad de hablar con el presidente Mansur, pero entiendo que la dirigencia se equivocó. Deberían haber sido equitativos con los dos jugadores”.
Sobre su actuación, dijo: “Por ahí uno no puede estar concentrado en lo que uno quiere. Ver a un compatriota que pasa por lo que pasó Kevin no me gusta”.
“El equipo está jugando de esa manera y esperamos que siga así. Tienen el respaldo de quienes estamos afuera. Podemos jugar los tres delanteros juntos, pero el técnico es el que decide”, finalizó.