En estos momentos, el plantel de River Plate, está en pleno vuelo a Lima, ciudad, que el próximo sábado se vestirá de gala para recibir la gran final de la Copa Libertadores 2019 entre el actual campeón, el conjunto de Marcelo Gallardo y Flamengo. Partidazo.
Durante estas dos últimos semanas, por la cabeza de Marcelo Gallardo y sus jugadores, sólo pasó el partido de la gran final. Entre medio, hubo un encuentro por superliga contra Rosario Central y la semifinal de la Copa Argentina, instancia, en la cual River, le ganó a Estudiantes de Buenos Aires por 2-0 y definirá el próximo 4 de diciembre en Mendoza el título ante Central Córdoba de Santiago del Estero.
Recién en Perú, Gallardo definirá los once titulares. Tres equipos diferentes. Primero, el 11 que sale de memoria desde hace y que eliminó a Boca en la semi de la Copa, con la habitual línea de cuatro en el fondo, Enzo Pérez de volante central y el dinámico trío creativo Nacho Fernández-Palacios-De La Cruz detrás de los puntas Suárez y Borré. Sin embargo, minutos después, Marcelo Gallardo decidió hacer una prueba más compleja, una apuesta diferente que sólo ha utilizado en casos excepcionales y no aplica desde la final de ida de la Libertadores del año pasado, el 2-2 del 11 de noviembre en la Bombonera: sumó a Paulo Díaz como stopper para armar una defensa de cinco y sacó a un volante, primero al uruguayo y luego al tucumano.
Por ahora, se trató de un ensayo que el Muñeco suele utilizar para reforzar conceptos y movimientos. Aunque claramente fue también un indicio de que está evaluando la chance de poner este esquema en la final del sábado contra Flamengo. Porque el chileno Díaz brindaría una mayor protección en el área propia y alrededores, sumaría fortaleza en el juego áreo en ambas áreas y les daría más libertad para que se adelanten al mediocampo los laterales Montiel y Casco.
Así, el fondo se pararía con Martínez Cuarta de líbero, Paulo como stopper por derecha y Pinola por la izquierda, mientras que Montiel-Casco cumplirían el rol de volantes con la pelota en poder de River y formarían la línea de cinco cuando la tenga el equipo carioca. Esta disposición táctica le permitiría, por ejemplo, bloquear más adelante al temible Bruno Henrique (con Cachete), doblegar la marca de Gabigol (y a la vez tener un mayor control de las imprevisibles diagonales del lungo Henrique) de manera constante con los tres centrales, y evitar que Enzo Pérez retroceda hasta la zaga para hacer los relevos, ya que en la zona media se gestan los verticales y veloces ataques del Fla.
Claro que con este 5-3-2 ó 3-5-2, según la posición y posesión de la pelota de ambos equipos, el Muñeco tendría que resignar un volante. Y la primera prueba que hizo fue sin De La Cruz, precisamente el jugador más desequilibrante del equipo en el uno contra uno. Después, el uruguayo reemplazó a Palacios, un volante más valioso en la zona caliente del medio y menos decisivo que el charrúa en ofensiva.
Tal vez, los 11 titulares recién se conocerán minutos antes de la final de la Libertadores, pero al menos el Muñeco va dejando algunos indicios de la formación que tiene en la cabeza.
