Luego que se encontraron los cuerpos de las dos hermanas israelíes intensamente buscadas en Mendoza y se que esclareció que fueron asesinadas por Gilad Perg -hijo y sobrino de ellas-, todavía hay algunos interrogantes acerca de cuál fue el motivo de tan drástico desenlace.
Una de las hipótesis que cobra más fuerza es la del móvil económico. Se sabe que Gilad Pereg creaba sociedades de empresas y luego las vendía.
Pero los fondos provendrían de lo que su madre le enviaba periódicamente. Según los registros del Banco Nacional y de publicaciones en el Boletín Oficial provincial, Pyrhia Sarusi (madre del presunto asesino) constituyó al menos cinco empresas de servicios como construcción, importación y comercio entre 2011 y 2015.
Ella figuraba como socia en esas compañías y su hijo como director titular. ¿Su madre llegó para poner fin a esa sociedad comercial entre ambos? ¿Se negó a enviarle más dinero y, sabiendo que se le “cortaría el chorro” Gilad las mató? ¿O quiso quedarse con los 10.000 dólares que los familiares de las mujeres aseguraron que traían a Mendoza?
Si el dinero no fue el motivo de los bestiales crímenes, ¿las mujeres vieron algo que no debían ver? ¿Le hicieron alguna observación sobre el retorcido modo de vida que llevaba el ingeniero electrónico en una habitación oscura, donde sólo tenía un colchón roído que compartía con su veintena de gatos y ello lo ofuscó?