El Gorrión vuela hasta morir

Con 51 años, a una década de su retiro en el Deportivo Maipú, Walter Bernabé volvió a atajar para Montecaseros en la Liga Rivadaviense

El Gorrión vuela hasta morir
El Gorrión vuela hasta morir

Vuela, déjenlo volar. Una, dos, tres veces… como en los buenos viejos tiempos, como antes, como ahora, como siempre. El oscuro cielo esteño se ilumina de estrellas, fieles testigos de un momento que perdurará marcado a fuego en la retina y el corazón de un protagonista que muestra su espíritu de hierro y brinda un mensaje conmovedor a los más jóvenes. Se puede. Claro que se puede.

Es posible volver a calzarse la ropa de arquero con 51 años, ser figura, terminar con el arco invicto y demostrar que se está más vigente que nunca a pesar del paso del tiempo. Así como un vino gran reserva, mientras más añejo mejor es su sabor.

Walter Fabián Bernabé pasó a ser una leyenda viva, un ícono de la mitología del fútbol mendocino. Un día, una noche, un antes y un después. Un lunes, el del 9 de octubre de 2017. Una fecha que transformó su vida y la de su familia, especialmente la de su hijo Lautaro, quien a los 19 no sólo compartió vestuario con su padre sino que además se dio el gusto de observar cada volada o tapada del Gorrión desde el banco de suplentes de Montecaseros. Inolvidable.

-¿Cuál había sido tu último partido?

-Maipú-Desamparados por la reválida de 2007 (NdR: 8 de julio de 2007). Era ayudante de campo, entrenador de arqueros y arquero suplente al mismo tiempo. Carlos (Sperdutti) me mandó a la cancha y empatamos 0-0 acá y 2-2 allá. Fue el día que nevó en San Juan y que Adrián Benito se perdió el gol del ascenso en el último minuto, gambeteó a Guirado y la tiró afuera. Hacía más de un año que no jugaba. Desde que ascendimos con Maipú al Federal B en 2005, cuando le ganamos a Guaymallén por penales en el Estadio. Después jugué una parte del Federal B 2006, pero me lesioné el pubis y no atajé más. Fui a Gimnasia con Marcelo Vázquez como entrenador de arquero, ascendimos al Federal B y volví a Maipú para entrenar a Lavorante y Olguín, pero el Oso se fue, Osky no sé qué problema tuvo y me tocó jugar a mí la reválida.

"En San Martín empecé a los 13 o 14 años. Me llevó mi viejo y jugaba en Octava porque antes no existían las categorías más chicas. En esa categoría el técnico era Rodolfo Antulio."

Conclusión: esto de firmar las listas de buena fe y oficiar de piloto de tormentas no es nuevo para el Gorrión. En 2015 y 2016, integró las nóminas del Lobo del Norte en el Federal B. Pero este año, debido a diferentes situaciones, el plantel de Montecaseros se vio diezmado de arqueros. Primero,  en el Federal, con la prematura salida de Diego Antonio, quien había llegado como refuerzo. Mariano Rodríguez tomó su lugar y Damián Sáez quedó como suplente, pero se lesionó. Fue así que cuando fue expulsado Rodríguez, como arquero suplente tuvo que ir el volante Agustín Caligari.

No había más arqueros en la lista y lo lamentaban. En la Liga Rivadaviense no quisieron correr el mismo riesgo. Al tener a Rodríguez involucrado de lleno con el Federal B, Sáez quedaba para el torneo doméstico. Otras opciones eran Iván Rodríguez, Nicolás Quevedo, Walter Bernabé y su hijo Lautaro Bernabé. Y ante la lesión de Sáez, en un cruce duro contra La Libertad, Marcelo Gerardi le dio la confianza al Gorrión.

“Cuando el Gato (por Gerardi) me preguntó si me animaba a atajar porque no había otro arquero, para mí fue un desafío personal grande porque vi que con 51 años podía volver. Esa es la realidad. Atajé porque no había otro arquero. Damián Sáez tenía una fisura en el empeine y los otros son chicos. Mi hijo Lautaro todavía no debutó”, cuenta el eterno Gorrión Bernabé.

-¿Habías tenido la posibilidad de jugar en todos estos años?

-En 2011. Era técnico de Tres Porteñas y en un partido contra San Carlos tuve que ir al banco porque no tenía arquero suplente. Atajó mi hermano Franco. Fue una de las últimas fechas del Torneo del Interior. No quería jugar más. ¡Y no porque no me dé el cuerpo! Al contrario: me mantengo todos los días entrenando a los arqueros.

El tema es que no quería asumir el compromiso de tener que ir a entrenar todos los días y no poder disfrutar el fin de semana, algo que profesionalmente me costó durante más de 20 años de carrera. Ahora voy a jugar con los veteranos los sábados y lo disfruto porque después te quedás a tomar algo o podés comer un asado con tu familia.

Fue como volver a vivir aquel 24 de agosto de 1986, nada menos que la tarde que le tocó tomar la posta de un tal Raúl Tamagnone en el arco de San Martín. El DT rosarino Gualberto Vidal Muggione le dio la chance de hacer su estreno frente a Tiro Club de Tunuyán por el torneo de la Liga Mendocina.

“Íbamos ganando 2-0 con goles del catamarqueño Herrera y en Tiro jugaba José Luis Galdame ¡Qué jugador el enano ese! Al partido siguiente enfrentamos a Gimnasia, que tenía un equipazo (NdR: Oscar Alfredo Rodríguez, Montiveros, Carlos Rojas, Daniel Sosa, ‘Cuta’ Morán, Avendaño, Solorza, Olguín; Díaz, Castellino y Maladot) y empatamos 0-0”. ¿La formación de Chacarero ese día? Walter Bernabé; Américo Valdez, Alfredo del Carmen Ávila, Carlos Horacio Bartolucci y Juan Andrés Torletti; Huber Armando Piozzi, Gustavo Alberto Guzmán y Jesús María Alegre; Raúl Ramón Oscar Herrera, Ricardo Walter González y Domingo Pascual Arce.

-¿Sentiste algo similar a aquel día del debut en San Martín?

-¿Querés que te cuente algo? ¡Parecía que iba a debutar! Tenía una ansiedad tremenda. En la semana el Gato me dice: ‘compadre, ¿querés jugar?’ Sí, le digo. Cuando pasó la semana, todo bien, normal. Pero cuando llegó la hora del partido, sentí ese cosquilleo interno que tuve el día que me tocó debutar. Aparte La Libertad tenía casi todos los chicos del Federal B, están en competencia y era un partido importante. Si andaba mal, me iban a matar, iban a decir este con 50 años se largó a atajar (risas). Por suerte me fue bien y, si bien ya no tengo la rapidez de cuando me caía y me tenía que levantar, la experiencia, la ubicación en el arco y la voz de mando para ordenar son cosas que no pierdo

-Para algunos colegas fuiste la figura…

-Sí, por suerte me tocó tapar un mano a mano y después otro remate cruzado. Me sentí bárbaro y después me tocó jugar de nuevo contra La Amistad y ganamos 1-0. Fue otro lindo partido y por suerte le pude dar una mano al club. El Gato (Gerardi) me necesitó en ese momento y le pude responder con mi experiencia.

-¿Vas a volver a jugar algunos otros partidos?

-No. A no ser que sea un caso extremo como sucedió la otra vez… Si bien el Gato me preguntó si quería atajar en la parte final, le dije que no. Damián (Sáez) y Mariano (Rodríguez) son chicos que yo traje al club y la vienen remando hace mucho.  Son muy buenos arqueros y se merecen jugar.

-¿Qué significó compartir cancha con tu hijo, que esa noche fue suplente tuyo?

-Significó muchísimo para mí. Volver a jugar con mi edad creo que es un ejemplo para él y para los chicos que vienen de abajo. El mensaje es que si hacen las cosas bien durante la carrera como deportistas y se cuidan, van a llegar lejos. Y, aunque no sea profesionalmente, van poder disfrutar los partidos con amigos.

-Salió hijo e'tigre.

-Sí, la verdad que está metido a full.

-¿Le dijiste que es el puesto más ingrato?

-Sí, ¡no sabés cómo le hablo! Siempre le digo: ¡cómo no fuiste delantero! Aparte tiene una buena pegada y es alto. Mide 1,84 y tiene 19 años. Antes estuvo en Palmira y San Martín. Le falta jugar.

"Soy hincha de San Martín. Entrené a los arqueros y dirigí varios años pero los dirigentes que estuvieron de turno no me cumplieron. De los años que estuve sólo cobré uno".

-¿Tiene las condiciones del padre?

-Vamos a ver. Hoy en día progresás más porque tener un entrenador de arqueros en el plantel te va puliendo los errores. En mi época no había nadie para esa función. Ahora vas a Buenos Aires a hacer cursos especializados y por internet hay videos de arqueros que cada día sacan una técnica nueva. Hoy es más fácil jugar porque además hay muchas más categorías.

-¿Qué diferencias hay entre el fútbol de aquella época y el de ahora?

-Ahora todo es más laburo, más táctico y especulativo. Antes quizá no se trabajaba tanto en lo táctico, era más orden que otra cosa y el talento individual. Había jugadores de mucho nivel. Es muy distinto.

-¿Por qué el apodo Gorrión?

-Es un sobrenombre que viene de familia. Mi abuelo siempre se dedicó a llevar pibes a jugar. Un día llevaba la camioneta llena de chicos y un amigo le gritó: ‘¡eh, viejo, parecés los gorriones!’ ¿Viste que los gorriones tienen diez o doce pichones? Y bueno, le quedó. Mi abuelo vino de España muy chico, se radicó en Buen Orden y vivió toda la vida acá, que también es mi lugar en el mundo.

-¿Estás cómodo como entrenador de arqueros o tu idea es volver a ser DT?

-Montecaseros es mi segunda casa y ya hace cuatro años que estoy. El año pasado dirigí por una circunstancia que me pidió el presidente Pipo Álvarez. En la Liga me había ido bien y me pidió si podía dirigir el Federal B. No soy habitué a dirigir, siempre que lo hice fue para dar una mano. Si yo quisiera ser técnico hubiera hecho el curso. Mi laburo son los arqueros, que es lo que hice toda la vida.

-Con Montecaseros están a seis partidos del ascenso. ¿El objetivo es ascender?

-Sin dudas. El objetivo es pelear partido tras partido porque nada es imposible. Creo que estamos todos en el mismo nivel y nosotros tenemos muy buenos jugadores. Ojalá tengamos la suerte de terminar el año con un ascenso al Federal A. Sería maravilloso.

Ficha personal

Fecha de nacimiento: 4/4/1966. 
Lugar: Buen Orden, San Martín. 
Edad: 51 años. 
Puesto: arquero. 
Debut: 24/8/1986 en San Martín 2 vs. Tiro Club (Tunuyán) 2
Trayectoria: Atlético Club San Martín, San Martín (SJ),  Racing (Cba), Gimnasia y Esgrima, Independiente Rivadavia, Deportivo Guaymallén, Juventud Alianza (SJ), Juventud Unida Universitario (SL), Defensores del Oeste (SL), Sportivo Desamparados (SJ), Deportivo Maipú, Tres Porteñas y Club Social y Deportivo Montecaseros. 
3 títulos de LMF: San Martín (1987 y Transitorio 1994) y Guaymallén (2002). 
5 ascensos como futbolista: dos a la B Nacional con San Martín -SJ- (1990-1991 y 1994-1995), otro con Independiente Rivadavia (1997-1998), uno al Argentino A con Sportivo Desamparados (2004-2005), otro al Argentino B con Deportivo Maipú (2005). 
1 ascenso como ayudante de campo y entrenador de arqueros: al Federal A con Gimnasia y Esgrima (2005-2006).
2 títulos como entrenador: de Atlético San Martín -Liga Mendocina (1999)- y de Liga Rivadaviense con Montecaseros (2016). 
Familia: Miguel (padre), Ofelia (madre), Mónica (esposa), Lautaro y María Delfina (hijos).

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