Hace 60 años, el 16 de setiembre de 1955, se produjo un golpe de estado cívico- militar al que también se llamó “Revolución Libertadora”, la que puso fin a nueve años de gobierno del entonces presidente Juan Domingo Perón.
Los últimos meses del general
Desde hacía meses, el gobierno nacional presidido por Juan Domingo Perón se encontraba en una crítica situación política y social.
Se había producido un gran malestar de algunos sectores de las fuerzas armadas y de la Iglesia Católica, sobre todo después de junio de 1955, cuando se produjo un alzamiento que atacó la Casa Rosada y la plaza de Mayo, matando a cientos de civiles. Horas más tarde, en represalia, cientos de simpatizantes peronistas quemaron la Curia y varios templos católicos.
En la primera quincena de setiembre de ese año, un grupo de rebeldes comandados por el general Eduardo Lonardi ejecutó un golpe de estado que se inició en la provincia de Córdoba y que se ramificó en otras partes del país.
Leales al gobierno nacional
En Mendoza, la autodenominada “Revolución Libertadora”, que derrocó a Juan Domingo Perón, se vivió de manera muy intensa.
El levantamiento armado de Lonardi en Córdoba exigía una intervención urgente y fue entonces que, por orden del gobierno nacional, los efectivos de la Agrupación Montaña de Cuyo partieron para intentar sofocar esta rebelión.
Partieron varias unidades a la provincia mediterránea, al mismo tiempo que se ordenó no descuidar las fronteras mendocinas. Con tal fin, se colocó un vallado de vehículos militares sobre la ruta 7, en la localidad de Palmira, con el objetivo de impedir la llegada de posibles rebeldes a la ciudad.
En la madrugada del domingo 18 de setiembre, el gobernador Carlos Evans se reunió en la Casa de Gobierno con miembros de su gabinete, legisladores, funcionarios de la administración pública y de la Universidad Nacional de Cuyo. Desde allí mantenía una permanente comunicación con la Jefatura de Policía, el ministerio del Interior y la Base Aérea de la IV Brigada.
De pronto, una mala noticia caldeó aún más los ánimos de los líderes locales: las tropas que iban a Córdoba a sofocar la revuelta decidieron plegarse al levantamiento en contra del gobierno nacional, comandado por el general Lonardi y regresaron a nuestra provincia.
Las tropas se dan vuelta
Al regreso, los soldados desfilaron por la calle José V. Zapata bajo banderas argentinas y aplausos que aprobaban la revolución.
Minutos después de las 10, las tropas del Regimiento de Infantería 16 llegaron al Palacio de Gobierno y tomaron posición en los jardines y en la explanada.
A las 13, los manifestantes que estaban en contra del gobierno coparon las calles en apoyo del levantamiento armado en diferentes puntos del país. Y los daños no tardaron en llegar: el diario oficialista La Libertad (ubicado en Lavalle 45) sufrió destrozos en las oficinas de administración, dirección y redacción. También hubo ataques a varios edificios vinculados al peronismo y, en la plaza que en aquel tiempo se llamaba Eva Perón (Independencia), fue destruido el busto de la extinta primera dama.
La última resistencia peronista
Por la tarde del lunes 19, en el centro mendocino, una gran cantidad de personas salieron a festejar el acontecimiento de la revolución. Algunos civiles leales a Perón comenzaron a disparar a las tropas que estaban en la ciudad. El hecho ocurrió en las inmediaciones del
Plaza Hotel y el teatro Independencia. El sorpresivo ataque se originó desde una casa, con armas de fuego, que dejó el saldo de un soldado muerto y un oficial herido.
Las tropas que estaban en ese lugar tomaron posición defensiva, mientras los atacantes se atrincheraron en una parte del edificio y un pequeño jardín que daba al Casino por la calle Sarmiento.
El tiroteo siguió y las tropas se concentraron, repeliendo el ataque. Después de unas horas los atrincherados se escaparon.
La caída
En las primeras horas del día 21, el gobierno de Perón se desmoronó. Sólo cuatro días después de que los buques de guerra salieran de Puerto Belgrano, Perón pidió asilo, reconoció su derrota y Mario Amadeo, canciller en el nuevo gobierno, lo ayudó personalmente embarcándolo en una cañonera.
El ex presidente Juan Domingo Perón se asiló en la embajada del Paraguay. El general Lonardi asumió como nuevo presidente. Para un sector de la sociedad, había caído el dictador. Para otros, el pueblo perdía a su ídolo.