Los últimos días no han sido fáciles para la gestión de Alberto Fernández. En medio de la pandemia y sus graves consecuencias en la economía, la batalla por la deuda externa entró en un tenso y decisivo tramo en el que el gobierno intenta maniobrar para alcanzar un empate en el round final, que permita a la Argentina evitar su tercer default en este siglo.
El riesgo de caer en cesación de pagos no es peor hoy que hace una semana o hace seis meses. La situación está muy complicada desde que Argentina dio cuenta que no podía pagar nada más allá por junio de 2019. Y la negociación, ahora, está en el terreno pantanoso que se sabía que iba a tener que atravesar.
Las diferencias entre el país y sus acreedores generan volatilidad en el mercado. Hay 21 bonos que van a canje. Entre ellos, ayer el Par en dólares subió 5,4%; el Discount cayó 0,1%; y el bono internacional a cien años bajó 1,8%. El riesgo país subió 1,9%, a 3.633 puntos. El S&P Merval perdió 1,09% y las acciones argentinas en Wall Street saltaron hasta 10,6%.
La situación hace rememorar lo sucedido entre el 12 de enero y fines de febrero de 2005, cuando los acreedores rechazaron varias veces la propuesta de Roberto Lavagna.
Hasta que el 3 de marzo de ese año se anunció el canje con una adhesión del 76%.
Hoy la negociación tiene dos frentes: el técnico, en el que disputa el ministro de Economía, Martín Guzmán; y el político, en el que opera Fernández, quien habló con el francés Emmanuel Macron el 18 de abril; la alemana Angela Merkel, el 29; y ayer con primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
Esos tres países tienen un peso decisivo en el Club de París, con el que la Argentina quiere renegociar 2.100 millones de dólares. Pero también en ellos residen bonistas que tendrían en sus manos entre un 15% y un 20% de todos los papeles que la Argentina busca canjear. "Italia confía, espera y apoya a la Argentina en su reestructuración de deuda", dijo Conte ayer.
Fernández también va juntando apoyo simbólico. Al de los gobernadores, quienes firmaron una solicitada publicada en medios nacionales ayer, incluido el mendocino Rodolfo Suárez, se sumó el de las principales cámaras empresariales del país, de la CGT y de unos 1.500 intendentes de distintos partidos políticos.
Argentina dio a conocer una oferta el 17 de abril. En los papeles, después, la propuesta resultó más benévola para los acreedores de lo que ellos mismos esperaban. Se les propone que pierdan el 5,4% del capital y una reducción del 62% en los intereses que se les había prometido, principalmente en 2016.
Se desarrollaron conversaciones. No hubo, al menos hasta ayer, diálogo con los comités sino con fondos de inversión y bonistas, uno por uno. Según pudo saber este diario de fuentes oficiales, todos pidieron acortar el período de gracia de tres años y achicar la poda de intereses. Ninguno hizo una propuesta formal a Guzmán.
Como parte de la pulseada, ayer tres grupo de acreedores ratificaron lo anticipado el 20 de abril: no aceptan la oferta por considerar que expone a los bonistas a "pérdidas desproporcionadas que no son justificadas ni necesarias".
El primero de esos grupos representa a fondos como Monarch, HBK Capital Management, Cyrus Capital Partners LP y VR Capital; en el segundo hay fondos grandes como Ashmore, BlackRock y Fidelity. Y el tercero es liderado por Greylock Capital. Entre todos tienen el 40% de la deuda canjeable.
A las 14, el Grupo Ad Hoc de Titulares de Bonos de Canje de Argentina (con deuda por 4.000 millones de dólares) hizo una webcast. Allí la oferta fue fustigada por "injusta y desequilibrada" a favor de los intereses del país. Se recomendó no aceptar el canje, pero llamativamente tampoco no alistar estrategias para litigar contra el país en lo inmediato.
El Gobierno había informado que la quita buscada es de 41.500 millones de dólares. Para estos bonistas, es mucho mayor: de entre 85.000 millones y 114.000 millones de dólares, ya que al alivio con el canje se debería sumar, dicen, lo que ocurrirá con el pasivo emitido en ley local. Y esos montos están en línea con lo que había anticipado el FMI que necesitaría la Argentina.
Tras conocer el nuevo rechazo, el Gobierno dijo estar "decepcionado" por la actitud de estos grupos. Y, casi en clave por no revelar más detalles, aseguró que "mucho puede cambiar en el transcurso de una semana". Agregó que tiene "la esperanza de que los acreedores reconozcan que, especialmente a raíz de la crisis del Covid-19, Argentina no puede pagar más".
"Publicamos nuestro análisis de sostenibilidad y está alineado con el FMI. Si los bonistas tienen un enfoque diferente que se adecúe a esas limitaciones, deberían presentar una propuesta específica. El Gobierno argentino permanece dispuesto a escuchar para hallar un acuerdo", dijo Guzmán.
Una foto con fuerte valor simbólico para Fernández
El presidente Alberto Fernández recibió el firme respaldo de representantes de los empresarios y de los trabajadores a la propuesta de renegociación de la deuda pública formulada por el Estado nacional a los bonistas internacionales, en una reunión que encabezó esta tarde en la residencia de Olivos.
El mandatario agradeció el apoyo a los empresarios y trabajadores. No es una novedad que sla CGT apoye a un gobierno peronista. El apoyo más relevante fue el de los empresarios, quienes posaron en una foto con el Presidente y el ministro de Economía Martín Guzmán.
Asistieron a la reunión, los presidentes de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo; de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina; de la Asociación de Bancos Argentinos, Javier Bolzico; de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi; de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge Di Fiori; y de la Cámara Argentina de la Construcción, Iván Szczech.
La delegación de la CGT, fue encabezada por el binomio de conducción Héctor Daer (FATSA) y Carlos Acuña, del Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio, Garages, Playas de Estacionamiento Y Lavaderos de Autos.