Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
Esta semana se demostró que el gobierno sigue cometiendo los mismos errores, aunque acude a herramientas distintas para solucionar los problemas que ellos mismos generan. El gobierno insiste en atacar por diversas formas la suba del dólar paralelo, mientras insiste en disimular las mediciones inflacionarias.
Desde que asumió Alejandro Vanoli la presidencia del Banco Central, en coordinación con la Comisión Nacional de Valores (CNV), comenzaron a abrir sumarios a bancos, sociedades inversoras y casas de cambio como una forma de evitar transacciones en el dólar paralelo y, de alguna manera, consiguieron frenarlo.
Pero esta acción se vio favorecida por una acción decidida del BCRA que se dedicó a esterilizar una gran cantidad de pesos mediante la emisión de Letras y apoyado por el Tesoro tomando préstamos en el mercado para absorber liquidez. Todo esto llevó a una suba de la tasa de interés, que fue una de las peleas entre el ministro Kicillof y el antiguo jefe del BCRA, Juan Carlos Fábrega.
Esta esterilización de circulante presionó sobre el nivel de actividad y facilitó una desaceleración de la tasa de inflación. Pero al comenzar el año, el BCRA decidió absorber menos circulante ya que el gobierno quiere reactivar el mercado interno. Además, ante el movimiento turístico, se entusiasmaron con esa posibilidad.
Pero se le juntaron dos problemas. El primero, una demanda estacional de dólares por vacaciones que presionó tanto sobre el mercado oficial como sobre el paralelo. Además. La mayor cantidad de circulante no sirvió para aumentar el crédito sino para reforzar la demanda sobre la divisa norteamericana.
El gobierno no quiere devaluar la moneda, pero tiene un escenario complejo donde se revalúa el dólar en el mundo y se devalúan las monedas de los demás países. Frente a esto, el dólar oficial se atrasa cada vez más y si se computa la inflación, el atraso es mayor. Por eso está muy comprometida la competitividad de la mayoría de los sectores económicos.
La lógica sería parar la inflación o tomar medidas idóneas que hagan perceptible la decisión del gobierno de comenzar a bajarla. No obstante, se recurre a los mismos errores con soluciones distintas. Ya no se persiguen cuevas, sino que se hacen sumarios a bancos y sociedades de inversión.
Es tan claro el proceso que cuando el gobierno intentó dejar más liquidez en el mercado, se comenzó a disparar nuevamente la cotización de la moneda norteamericana. Ahora, debieron absorber una mayor cantidad y deberán asumir un alza en la tasa de interés para conseguir sacar la mayor cantidad de circulante de la plaza pero a costa de una ralentización mayor del ritmo del nivel de actividad.
Mientras sigan subestimando la inflación y acrecentándola, los problemas serán cada vez mayores.