El Gobierno de Macri acorralado por los déficits gemelos

La macroeconomía argentina arrastra algunos desajustes históricos. La reciente corrida cambiaria dejó expuestos problemas.

El Gobierno de Macri acorralado por los déficits gemelos
El Gobierno de Macri acorralado por los déficits gemelos

Ir a pedirle auxilio financiero al Fondo Monetario Internacional (FMI) fue una decisión forzada del gobierno de Mauricio Macri, acorralado por problemas estructurales del país, errores de diagnóstico, medidas equivocadas y alta vulnerabilidad a un frente externo que se volvió adverso.

Si bien la macroeconomía de la Argentina arrastra algunos desajustes históricos, como el dramático traslado a precios internos de la devaluación, la reciente corrida cambiaria dejó expuesto que algunos problemas se agravaron por errores propios de la gestión Cambiemos.

Con matices, economistas expresan opiniones sobre la profundidad de los déficits gemelos, es decir, el déficit fiscal y déficit de la cuenta corriente del balance de pagos, lo que le ha hecho ver al Gobierno que el financiamiento externo no es para siempre.

El economista liberal José Luis Espert es, quizás, el más tajante de todos: señala que la economía acumula 57 años de déficit fiscal de los últimos 61 y es primordial realizar un fuerte ajuste del gasto público, reduciendo la presión tributaria y achicando el Estado.

Los cuatro años en los que hubo superávit fiscal fueron los que gobernó Néstor Kirchner, apunta. Pero Espert indica que eso se dio porque no se pagaban los servicios de la deuda por el default que había decretado Adolfo Rodríguez Saá en 2001 y por las retenciones al agro impuestas durante la presidencia interina de Eduardo Duhalde.

“Yo me opongo a un acuerdo con el FMI porque al ajuste lo tenemos que hacer sí o sí nosotros. Meter al Fondo solo es para culparlo, otra vez, de nuestros errores”, opina Espert antes de indicar que el Estado argentino “siempre gastó de más”.

Espert sostiene que "no hay que tenerle miedo al ajuste" para acomodar la macroeconomía, porque las consecuencias del "desajuste" son "más altas". En esos 57 años, la Argentina pasó del puesto diez al 61 en entre los países en ingreso per cápita, apunta.

Así, el economista propone un drástico ajuste fiscal. “Es falso -explica- que tiene costo social bajar el déficit fiscal. Hoy pagás costos sociales: las crisis por gastar de más generan pobreza, desempleo, pérdida de ahorro, pérdida de ingreso, pérdidas de empresas”, afirma.

El "mayor esfuerzo" que viene haciendo Cambiemos está justamente en torno al rojo fiscal primario: el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunció en medio de la corrida cambiaria la aceleración del recorte del déficit primario del 3,2% al 2,7% del PBI para 2018.

Frente externo 

Unos días antes, el 17, Roberto Cardarelli, jefe de la División de América del Sur II del FMI y jefe de misión para el país recomendó a la Argentina reducir su déficit externo y mantener las tasas de interés real positivas para acomodar su macroeconomía bajando la inflación.

¿Déficit externo? Sí, la balanza de pagos viene con un derrotero para nada envidiable: el rojo fue de 13.124 millones de dólares en 2013; 9.179 millones en 2014; 17.622 millones en 2015; 14.693 millones en 2016; y 30.792 millones en 2017, según el INDEC. Son 85.410 millones de dólares en cinco años.

Para el ex jefe de investigaciones económicas del Banco Central, Jorge Carrera, el salto en el rojo de la cuenta corriente durante el gobierno de Macri se dio por la aplicación de medidas equivocadas, al menos para el momento histórico que atraviesa el país.

La fragilidad externa del país, dice Carrera, se agravó por el desmantelamiento de todos los controles de capitales y la estimulación para el ingreso de dinero especulativo de corto plazo que hizo que lleguen 10.000 millones de dólares por los que se pagan tasas récord.

Esos capitales ingresaron, pesificaron, compraron Lebac (con ganancias de hasta el 40% anual) y cuando el dólar se apreció en el mundo, vendieron una parte de los papeles, tomaron sus divisas y se fueron del país, obligando al Banco Central a vender 8.700 millones de dólares.

“Después de eso, o fue una muy mala praxis con la que las autoridades del Banco Central mostraron cierta inoperancia en el manejo de la corrida o el ala técnica le ganó al ala política del Gobierno para ir al Fondo Monetario”, expresó Carrera.

Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central, coincide con Carrera al sostener que "la desregulación financiera y la apertura de la cuenta capital son fuentes de fragilidad externa que pueden no depender de la sostenibilidad fiscal. La apertura financiera hace que los países sean más proclives a sufrir efectos 'contagio'", como le pasó a la Argentina este mes.

Números en rojo

Los números, según Bocco, son “apabullantes”: déficit comercial 12.000 millones de dólares al año, por turismo se van 10.000 millones y la fuga proyectada para 2018 es de 30.000 millones, a lo que se le deben sumar unos 4.000 millones por remesas por ganancias, rentas y regalías.

La economista Carla Calá de la Fundación Mediterránea señala que el déficit de la balanza comercial sumó 2.500 millones de dólares sólo en el primer trimestre, pero hace la salvedad de que las exportaciones han comenzado repuntar.

Un análisis de la consultora Ecolatina señala que el agujero comercial "superará los 10.000 millones de dólares" este año y dejará en evidencia que, nuevamente en 2018, el sector externo será el "talón de Aquiles" del modelo económico de Cambiemos.

Emisión de deuda

Según un informe del Ministerio de Finanzas que preside Luis Caputo, la deuda total emitida por los gobiernos nacionales, provinciales y el sector privado en los mercados externos o locales desde que asumió Macri alcanza los 141.948 millones de dólares.

Bocco explicó que “para la historia reciente significa que hubo un crecimiento nominal de deuda de una cifra cercana a 100.000 millones de dólares en 24 meses”.

Argentina, agregó, se proyecta hasta 2020 como el primer colocador de deuda externa, duplicando las emisiones realizadas por China, Arabia Saudita, Egipto o Turquía, que son los que secundan el endeudamiento de nuestro país.

Para Bocco, “las cifras son más conmovedoras cuando se analiza la fuga de capitales ocurrida desde el inicio de la gestión presidencial de Macri.

Desde enero de 2016 a fines de marzo de 2018 la fuga total fue de 88.084 millones de dólares, pudiendo alcanzarse 32.257 millones el primer año, 40.873 millones en el segundo y 11.112 millones en lo que va de 2018”.

En medio de esa lista de números en rojo, desde otra “biblioteca”, Espert explicó en una reciente publicación su propuesta de bajar el gasto público “del 40% del PBI de hoy a poco más de la mitad”. Esa reducción supone, para Espert, “el despido gradual de empleados estatales, terminar con las jubilaciones y pensiones no sustentadas en aportes previos y eliminar el asistencialismo financiado con transferencias de dinero o tarifas políticas o sociales”.

Insiste Espert: “La disminución del gasto público es el único camino posible para una baja de la presión tributaria (eliminación del impuesto al cheque e Ingresos Brutos) y continuar con una baja sustantiva de la tasa de los impuestos de alta evasión como el IVA y las cargas sociales sobre el trabajo”.

También propone una baja en lo que llama "gastos del aparato político" que implica ajustes en las plantas de empleados del Congreso nacional, dependencias estatales y legislaturas provinciales y municipales. "Si hay provincias que no pueden financiarse, hay que terminar con el artificio, regionalizando grupos de provincias", propone Espert.

La tormenta reciente

A su vez, Carrera reconoce el impacto en la economía criolla de la suba de tasas de Estados Unidos que fortaleció el dólar contra las monedas de los emergentes, pero aclara: "ningún país fue al Fondo ni elevó su tasa de política monetaria al 40% como la Argentina".

“Eso nos indica que hubo, tal vez, un poco de ingenuidad en la percepción de los mercados. En el Banco Central pensaban que tenía el partido controlado jugando en el campo adversario y de pronto se dieron cuenta que no era así”, grafica.

En ese sentido, Carrera indica que las autoridades se dieron cuenta que no tenían grandes instrumentos para frenar una corrida. Y se pregunta: ¿Por qué el cambio de humor es tan intenso en la Argentina en comparación con otros países con situaciones similares como Turquía e Indonesia? Y responde: por la vulnerabilidad que generan los déficits gemelos.

Y postuló que "el error" está en la percepción que el Gobierno tiene sobre la "potencia de la tasa" de interés, porque en otras economías es potente, pero en la Argentina el crédito es de sólo 14% del PBI, por lo que la tasa no tiene un efecto importante sobre la actividad económica.

La solvencia fiscal no alcanza

Un reciente informe del Observatorio de la Deuda Externa (ODE) que lidera Bocco dice sobre la crisis de las cuentas públicas: "Tomando en cuenta el caso argentino, y en un contexto de marcados 'déficits gemelos', apuntar únicamente a la solvencia fiscal como medida para garantizar la solvencia externa parece insuficiente".

Aunque el sector público pueda reducir el déficit financiero -que resulta después del pago de los vencimientos de deuda externa-, si se mantiene el déficit de cuenta corriente deberá ser el sector privado el que sostenga, vía un mayor endeudamiento en el exterior, el equilibrio del balance de pagos, dice el trabajo.

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