Huracán y Atlético Nacional de Medellín no se sacaron ventajas en el primer partido de los octavos de final de la Copa Libertadores. El duelo de conocidos del grupo 4 de la fase de grupos terminó 0-0 en Parque de los Patricios y la definición quedó abierta para lo que será la revancha del próximo martes, en el estadio Atanasio Girardot de Colombia. El conjunto cafetero sigue invicto y sin goles en contra en el certamen.
El conjunto dirigido por Eduardo Domínguez salió a buscar el partido, pero se terminó conformando con un empate sin goles. El Globo tomó la iniciativa y fue a golpear a los colombianos, que sorprendentemente dejó en el banco a Marlos Moreno y Víctor Ibarbo, sus mejores jugadores.
El dueño de casa buscó desnivelar por las bandas, mediante las internveciones de sus laterales José San Román y Luciano Balbi bien adelantados, pero nunca logró tener durante ese primer tiempo una ocasión clara para abrir el marcador.
Con el correr de los minutos, el representativo colombiano se acomodó en el campo de juego y el partido se volvió mucho más a su gusto. Primero, para tratar de golpear de contra. Después, cuando recuperó la pelota y la manejó con Alejando Guerra, para buscar ese gol de visitante que podría haber marcado la serie para siempre.
Pero a ese imbatible equipo de la primera fase, que enamoró a todos y que incluso le ganó a Huracán en el Tomás Adolfo Ducó en el primer partido, le faltó ese peso en ataque que supo tener. Quizás la ausencia desde el arranque de sus mejores hombres fue la razón.
Lo cierto es que el Globo jugó el compromiso como una verdadera final y hasta tuvo las chances para ganarlo. La más clara, sobre la hora, con una mediavuelta de Federico Mancinelli, que el argentino Leandro Armani tapó en dos tiempos, primero dando un rebote corto y después manoteando la pelota cuando entraba Ezequiel Miralles para convertir. Así finalizó la ida. Sin diferencias entre dos que se conocen y mucho.