Después de las primarias provinciales, el peronismo local no solo quedó unificado bajo el mando de Anabel Fernández Sagasti sino que el estilo que la candidata a gobernadora venía forjando desde que se lanzó a la carrera por al gobernación se impuso en los actos y encuentros del partido. El PJ pasó de las multitudes a los precintos e invitaciones con discursos sobrios y espacios circulares, formas que rozan los modales propios del Pro.
Es que los dirigentes del Frente Elegí no solo buscan dejar en el pasado el nombre de "La Cámpora" sino que tienen como objetivo llegar a la idea tradicional que los mendocinos tienen de la clase política. Un perfil moderado y formal que Fernández Sagasti busca encarnar.
El último acto multitudianario que presidió la senadora nacional fue el Plenario Provincial de la Militancia en el camping del Sindicato de Televisión (Satsaid) en Guaymallén hace un año. Allí se reunieron unas 1.500 personas para ratificar su apoyo a Cristina Kirchner.
Anabel fue la encargada de cerrar la actividad mientras de fondo se veía el humo de las churrasqueras donde se asaban los chorizos.
Estas actividades quedaron en el pasado, principalmente desde enero de este año cuando Fernández Sagasti se enfocó en su papel de aspirante a la gobernación.
Nuevo estilo
El acto que marcó el principio de un nuevo estilo fue el lanzamiento de los precandidatos a intendente en mayo para las PASO del 9 de junio. El escenario elegido fue el Espacio Cultural Julio Le Parc. En la sala circular, Anabel habló frente unas 200 de personas vestidas de sport-elegante, todas del círculo chico. No hubo banderas, ni comida, ni colectivos. Fernández Sagasti habló desde el centro del escenario, el modo 360 común en los actos del Pro, y fue presentado uno a uno a los elegidos para pelear en las primarias contra los ungidos del sector de los intendentes. Todo cerró con aplauso y fotos.
Para cerrar la campaña decidió ser fiel a sus orígenes pero de forma moderada, entonces antes de la veda recorrió varios barrios con militantes y se sacó una foto aérea en una plaza de Las Heras con los vecinos que la acompañaban: ella en el medio y todos formando círculos concéntricos.
La sobriedad volvió a imponerse en el cierre de campaña para las PASO nacionales. El acto se hizo en un salón de Guaymallén con capacidad para 200 personas sentadas.
Una vez más la tarima circular en el centro fue la elegida para que subieran los oradores, hablaron los precandidatos a diputado nacional (Marisa Uceda y Alejandro Bermejo), el candidato a vicegobernador Jorge Tanús y cerró Anabel.
El público también estaba compuestos por militantes comprometidos que se dispusieron en silencio sobre las inmaculadas sillas blancas. Tampoco hubo brindis ni comida ni micros ni banderas. El otro ausente fue el tradicional bombo peronista.
Cambio de ropa
Otro de los puntos llamativos de la carrera a la gobernación es el cambio de imagen de Anabel Fernández Sagasti. La candidata del debate no se parece en nada a la joven que llegó en 2011 a una banca del Congreso ungida por Cristina Fernández.
La última vez que los flashes la captaron con ropa informal fue hace un año en el camping de Satsaid. Ese día tenía puestos jeans, zapatillas, campera inflable y pañuelo al cuello.
Poco a poco fue cambiando las piezas de su guardarropa. Ahora, tiene el mismo modelo de abrigo de paño en tres colores (negro, blanco y rojo) que usó hasta para ir a votar a la escuela Tropero Sosa de Godoy Cruz.
Reemplazó las remeras básicas por las camisas al cuerpo y los zapatillas por los zapatos de taco alto.